Laicos Misioneros Combonianos

“Romper el cordón umbilical”

Un comentario a Mt 10, 37-42 (XIII Domingo ordinario, 2 de julio de 2017)

Este domingo leemos cinco versículos del capítulo décimo de Mateo en el que se nos habla de la misión que Jesús encomienda a sus discípulos. Jesús les advierte que las cosas se pueden poner duras y difíciles y que deben preparase para una fidelidad a toda prueba, libres incluso ante la propia familia o la propia vida. Por otra parte, Jesús afirma que quien hace un pequeño gesto de acogida a sus misioneros, se hace a sí mismo parte de esa misión.
Veamos con un poquito más de detalle.

1. Antes de proseguir, aclaremos una expresión que puede resultarnos falsamente escandalosa. Se trata de la expresión que en algunas biblias dice: “Si alguno no odia a su padre y a su madre…”. A este propósito la Biblia de Jerusalén, una de las principales ediciones de la Biblia, afirma que se trata de un “hebraísmo”, es decir, un dicho coloquial propio de la cultura hebrea que, como otros tantos que hay en español, no hay que entender literalmente, sino buscar su fuerza expresiva. Y la Biblia de Jerusalén explica; “Jesús no pide odio, sino desprendimiento completo e inmediato”.

2. El desprendimiento de la familia, por el contrario, es una actitud necesaria, no sólo para seguir a Jesús, sino también para madurar como personas. Se sabe que algunos hijos nunca abandonan la protección de las “faldas de la mamá” y eso les impide crecer y desarrollar su propia vocación; por ejemplo, les impide realizarse en el matrimonio o en una vocación religiosa… La familia es algo muy valioso, que nos da la vida, nos sostiene y nos abraza con un amor gratuito y hermoso. Pero no podemos quedarnos en eso. Cada uno de nosotros tiene que “romper el cordón umbilical” y construir su propia historia. Y parte importantísima de esta historia es nuestro seguimiento de Jesús, para lo cual necesitamos ser libres y desprendidos incluso de afectos muy queridos. Los misioneros, que parten a tierras lejanas, conocen bien esta experiencia.

3. Pero Jesús dice más: A veces hay que saber renunciar incluso a la propia vida, porque sólo quien pierde la vida la ganará. De hecho, las personas que tienen miedo de arriesgar la propia vida terminan por no vivirla de manera completa. También para seguir a Jesús hay que saber arriesgar. Un misionero, por ejemplo, puede exponerse a enfermedades, como la malaria, o a peligros de conflictos y guerras, pero eso mismo le permite vivir plenamente una historia de amor y entrega que le da “más vida”. Lo mismo se puede decir de una madre que se “desvive” por sus hijos: pierde la vida, pero la recupera más plena de amor.

4. En esa misma línea, hay que entender el gesto de acoger generosamente a los apóstoles de Jesús, con “un vaso de agua”. El que se encierra en sí mismo nunca será capaz de acoger la riqueza que supone otra persona. Sin embargo el que sabe salir al encuentro del otro, no sólo ayuda al otro, sino que se enriquece él mismo. Por eso “el que recibe a un profeta”, él mismo participa de la condición de profeta; el que recibe a un “enviado de Jesús”, él mismo participa de la misión de Jesús.
Todo lo que leemos en los evangelios nos presenta a un Jesús que ama la vida, que sabe gozar de la vida y de los bienes de este mundo. Jesús no es un anacoreta que desprecia la vida o los bienes de este mundo. Pero Jesús es libre y se muestra disponible a renunciar a todo con tal de cumplir la voluntad del Padre.

Ojalá el Espíritu nos haga comprender esto y hacer de nosotros personas libres, capaces de desprendernos de cualquier cosa que nos impida seguir a Jesús y amar plenamente.

P. Antonio Villarino
Bogotá

“Va al encuentro del amor”

LMC Portugal y BrasilHoy, 15 de junio, partieron para la Misión en Brasil, en Piquiá, nuestros LMC Flávio y Liliana. Nuestra familia LMC y algunos de los familiares de ambos estuvieron presentes en este momento, compartiendo con la pareja la alegría de aceptar la invitación de Salvar África con África.
Van al encuentro del amor. Siguen los pasos de quien los invita. (…) Aceptan la invitación a partir.
Que Dios os ilumine en vuestro camino y en el compartir la vida con otros pueblos.

Gracias por la presencia y el compartir, personalmente o en la oración.

Bejinhos

(palabras de nuestros amigos ya en el avión)

Con amor, Carolina Fiúza

Compartir la vida y los saberes

saberes¿Qué tiene en común una señora rusa con formación universitaria, de más de 70 años, y una señora de Guinea-Bissau, con cerca de 50 años, sin ninguna formación escolar? Pues en este caso que ambas se encuentran en Portugal, viven en un barrio periférico de la gran Lisboa y desean aprender portugués.
Y es que en la Quinta das Mós, en un espacio cedido por el Ayuntamiento para uso de la Parroquia de Camarate, y a partir de la necesidad concreta de estas dos personas, nace el proyecto de alfabetización de adultos.
Basado en el método de Paulo Freire, adaptándolo a esta realidad específica, iniciamos las clases en las tardes. Los niveles de aprendizaje y las necesidades son muy diferentes. Pero en este método, que busca el aprendizaje a partir de la realidad, y permite a la persona tener una mirada crítica sobre sí misma, posibilita esa interacción, y más que eso, la solidaridad entre las personas involucradas.

Poco a poco otras personas se van uniendo al grupo, y se abre una nueva clase por la mañana, ya que algunas de las interesadas trabajan por la tarde. El movimiento es constante. Hay abandonos por cuestiones de trabajo, de salud, de casa.
Las dos clases están formadas por mujeres. Un grupo termina, continúan tres. Las dos del principio y otra chica, más joven, que estudió sólo hasta segundo de primaria.
Las clases son más que letras y palabras. Son conversaciones, compartir dificultades, apoyos, ayuda en la gestión de documentos, encontrar pisos para alquilar, traducir conversaciones, aclarar dudas del día a día, mejorar la pronunciación… Una precisa salir de donde está, la otra tiene una habitación para alquilar; Una quiere aprender costura, la otra sabe y se dispone a enseñar; Una recibe alimentos, comparte con la otra que no tiene ningún salario… ¡Y así seguimos, compartiendo la vida y los saberes, promoviendo el aprendizaje y la valorización de la persona, el compartir y la solidaridad! “Salvar África con África”!

LMC Flávio Schmidt

Animación Misionera – San Mamede Infesta

Animacion Misionera PortugalEl pasado fin de semana, 11 de junio, tuvimos una actividad de animación misionera en la Iglesia Parroquial de S. Mamede Infesta, municipio de Matosinhos. El día se presentó bien soleado y sobre las 10h comenzamos el programa. Confieso que me sentía un poco preocupada porque el 70% de los parroquianos era de edad avanzada. ¿Las palabras de Carlos y de Sandra harían eco en estos corazones? Pero el Señor toca a todos y en realidad, entre las dos celebraciones en que estuvimos presentes y el rosario misionero que pudimos rezar, el resultado fue muy positivo.

La misa de las 19h fue celebrada por el Padre Dario, que imprimió un estilo diferente a las habituales celebraciones.
Identificarme ante mi comunidad parroquial, como parte de la Familia Comboniana me hizo estar feliz. Es la sensación de encontrarme en el camino correcto, en el camino que el Señor me indicó.
Gracias Familia Comboniana por haberme recibido en vuestro seno con tanto cariño y amor fraternal.

Animacion Misionera Portugal
Maria José Martins

No tengan miedo

Un comentario a Mt 10, 26-33 (XII Domingo ordinario, 25 de junio de 2017)

Tres veces repite Jesús la expresión “no tengan miedo” ante sus discípulos misioneros que previsiblemente se van a enfrentar a grandes obstáculos y persecuciones en el curso de su testimonio misionero en el mundo.

Todos sabemos por experiencia que el miedo puede ser una experiencia paralizante que no nos deja vivir la vida con libertad y en plenitud. Sabemos también que el miedo es un mal consejero que no nos permite tomar las decisiones más adecuadas; por eso alguien ha dicho que “sólo hay que tener miedo al miedo”. Pero también se ha dicho que el “miedo es libre”, es decir, que no es fácil de controlar. La confianza en Dios, a la que nos invita Jesús hoy, puede ser la base para lograr esa actitud libre y liberadora.

Siguiendo el discurso de Jesús, confrontado con nuestra propia experiencia, podemos decir que tenemos tres tipos fundamentales de miedo: a perder la fama, a perder la vida, a no valer lo suficiente. A esos tres miedos Jesús responde con tres afirmaciones:

a) “Lo que escuchen al oído, proclámenlo desde las terrazas”. Yo entiendo esta frase de esta manera: no sean indebidamente vergonzosos, no escondan su fe ni sus valores, no escondan lo que consideran verdad, confíen en su corazón y exprésense con libertad, aunque haya gente que se ría, aunque algunos se les opongan, aunque parezca que hacen el ridículo. Quien es sincero y auténtico no tiene nada que temer. La vedad terminará triunfando.

b) “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden quitar la vida”. Todos defendemos esta única vida que tenemos y tratamos de evitar los sufrimientos, los riesgos y las amenazas. Pero uno no puede vivir esclavizado a estos temores. Más importante que conservar la vida física es conservar la propia dignidad, el sentido de nuestro vivir, el amor a Dios y a nuestros semejantes. Si para eso nos toca sufrir o arriesgar algo, hay que hacerlo con valentía, sin echarnos atrás cobardemente; si no lo hacemos. nos perdemos a nosotros mismos como personas libres.

c) “Ustedes valen más que todos los pájaros”. Todos nosotros somos bastante frágiles física y psicológicamente. Tenemos miedo al hambre, a la enfermedad, a la falta de un techo bajo el que cobijarnos. También tenemos miedo a la falta de estima, a que los demás nos desprecien, no nos consideren en lo que valemos… Ante ese miedo Jesús nos invita a contemplar los pájaros del cielo y a tomar conciencia de que valemos más que ellos… a no preocuparnos demasiado por nuestra seguridad o por el aprecio de los demás. Si confiamos en Dios, todo esto “se nos dará por añadidura”.

Hoy, escuchando este pasaje del discurso misionero en el capítulo diez de Mateo, podemos preguntarnos: ¿De qué tengo miedo yo? Y escuchar la voz de Jesús: “No tengas miedo, tú vales mucho a mis ojos, ánimo, se valiente y confiado”.

P. Antonio Villarino
Bogotá