Laicos Misioneros Combonianos

Con Jesús en Mazarronquiari (nuestro lugar de misión)

LMC Peru

LMC PeruLlegamos a Pangoa con las maletas llenas de esperanza y preguntas sin respuesta. ¿Dónde sería ahora nuestro lugar de misión? En realidad el Señor ha respondido de varias maneras y una fue la respuesta de Rosa para ser parte de este campo misionero. Pedimos en oración que envíe misioneros y Rosa a pesar de sus dificultades dijo sí. Por mi parte también se presentaron algunos inconvenientes pero que al final se resolvieron y allí estaba la voluntad del Señor.

Encontrarnos en la Comunidad de Pangoa en pleno inicio del Triduo Pascual ha sido también una respuesta de la voluntad del Señor. Nos hicimos parte de las celebraciones en la parroquia. Primero acompañando al padre Oscar en la celebración de jueves Santo en San Pablo de Mazarronquiari y luego el viernes Santo en el Vía Crucis en Pangoa. Por la tarde llegamos a Santa Teresita, lugar de misión de años anteriores del cual se nos había hablado tanto. Nos quedamos una noche, fue hermoso celebrar con los hermanos en la fe en un lugar tan apartado. Cayó la noche, cenamos en un pequeño restaurante y luego compartimos una cama que nos ofreció un vecino. Antes se divirtieron viendo una película que poco entendieron pero que les hizo reír.

El sábado de Pascua lo celebramos otra vez en la parroquia y nos preparamos para salir a nuestro lugar final: San Pablo de Mazarronquiari. Me dio alegría saber que iríamos a un lugar muy pobre y apartado. Otra respuesta, el Señor elige a sus preferidos. A pesar de saber que no estaríamos muy cómodas lo aceptamos con fe.

Llegamos el lunes muy temprano porque a las 7 am cerraban el camino por obras en la carretera. Al llegar no tenían claro donde ubicarnos. En realidad era un espacio grande como una cancha deportiva y alrededor solo hay 7 a 8 casitas. Había poco donde escoger. Sin embargo el coordinador decidió darnos un cuarto de madera y techo de calaminas. Lo mejor que había. Agradecimos el gesto y nos instalamos. En realidad nos instalaron. Dos vecinos trajeron seis troncos y varias tablas con las que nos hicieron una tarima para dormir. A un lado colocaron dos troncos más y una tabla. Ya estaba lista la cocina, así de simple. Traíamos poco en realidad así que no fue difícil hacer las camas y ordenar nuestro menaje.

Llegaron los niños en la tarde y nos sacaron de nuestras cavilaciones porque ya querían empezar la catequesis, así que manos a la obra iniciamos presentando a Dios padre creador. Ellos son el motor de nuestros días y quienes nos arrancan muchas sonrisas. Están siempre atentos a lo que necesitemos y prestos a darnos una mano. El señor Pablo, fundador de la comunidad por quien lleva su nombre no deja de visitarnos trayéndonos algunos comestibles como yuca o zapallo de la zona. Es muy gentil. Las madres también envían con sus hijos alguna fruta o yuca cocida. El problema es comerlo todo.

A parte de la catequesis estamos realizando celebraciones y el rosario. En realidad aquí es poco lo que se puede teorizar es mejor la práctica, así que el saludo, una conversación, jugar con los chicos o ver una película es el mejor testimonio de amor cristiano que podemos dar. También hacer de nuestra catequesis un lugar para aprender las cosas de Dios y desarrollar la creatividad. Cada día nos dejan sorprendidas.

San Pablo de Mazarronquiari

LMC PeruEs un anexo de la Comunidad Nativa de Mazarronquiari. Está formada por unas tres familias que luego crecieron y llegaron actualmente a 20. En su mayoría son mujeres y niños que visten con la habitual cushma. Los varones jóvenes ya no la usan. Ellos salen a trabajar en las mañanas, los niños van a la escuela muy temprano y las mujeres a cosechar o cocinar. Varias familias no viven en el centro sino a 10 o 15 minutos caminando. A la escuela se llega en 30 minutos a paso rápido.

Me cuenta el fundador que están allí hace 30 años aproximadamente y que él fue uno de los primeros. En su honor le pusieron el nombre, él sonríe orgulloso. Una característica es que dan apertura a la iglesia católica. Otras comunidades tienen iglesias evangélicas y ya no reciben bien al sacerdote. Aquí hay dos catequistas y varios de ellos se han casado por religioso. Es un signo de que la voluntad de Dios era traernos por aquí para atenderlos.

Luces y sombras

Esta comunidad es muy joven, los padres no pasan de 35 años y los niños están por todas partes. Muy sonrientes y con ganas de aprender a pesar de las necesidades. Ellos no lo notan. Su principal fuente de ingresos es el café. Lo siembran y cosechan. La yuca es su sustento y fuente de alimentación. Las frutas también son parte de su dieta diaria.

Los niños tienen relativamente cerca centros educativos desde inicial hasta la secundaria. Allí reciben desayuno y almuerzo lo que alivia los gastos familiares y garantiza una adecuada alimentación para el logro de aprendizajes. Todos asisten temprano y vuelven a las 2pm o 3pm. Sus padres hacen un gran esfuerzo para enviarlos y comprar los útiles.

Sin embargo, no es suficiente. Aquí constato que no se puede lograr el desarrollo de un lugar si solo se atienden necesidades parciales y no se considera un desarrollo integral. Las chicas cuando acaban la secundaria solo tiene un camino si se quedan en el lugar: ser madres jóvenes y formar un hogar, repitiendo la historia de pobreza y sobrevivencia. Vi dos chicas de no más de 18 gestantes y una de 17 con un niño en brazos. Me sobrecoge palpar esta realidad. Más aún cuando una de las que acabó el año pasado la secundaria me pide trabajo y me cuestioné qué alternativa podría tener aquí. Ella quiere trabajar pero no en el café, ¿para qué acabó la secundaria?

Es triste ver las pocas oportunidades que hay y la gran pregunta es, ¿para qué estudió hasta secundaria? ¿Es un saludo a la bandera para decir que la educación es obligatoria? Finalmente la joven escapó y la hallaron en un bar de poca reputación. ¿Allí la lanzamos cuando no hay más respuesta a su inquietud de buscar algo mejor? Rezo por ella, no hay alternativa. La espera el novio para casarse, ya no puede aspirar a algo más.

Hoy pregunté porque no tuestan y muelen el café. Es más rentable. Me explica un joven padre: nadie lo compra, los intermediarios lo quieren sin tostar…y a bajo precio. ¡Qué explotación! El café sale de aquí a 5.80 el kilo, para exportar el kilo no baja de 20 soles. Y en Miraflores la taza está 15 soles. Saca tu cuenta. ¿Quiénes se benefician con el esfuerzo del campesino? Aunque tienen la máquina para hacer café no lo puede vender. Y por cierto el único café que tomo es el de sobre de una marca transnacional. Contradicciones.

Se acaba el día pero no deja de dar vueltas en mi cabeza las ideas para mejorar la vida de estas personas. Sé que hay proyectos y millonarias inversiones, pero poco o nada llega hasta aquí. Y los niños siguen con un futuro incierto solo los alegra saber que no están solos y que Dios Padre vela por ellos.

Espero que la experiencia de convivir y ver de cerca sus esperanzas y sufrimientos me comprometa a dar con alegría mi tiempo para anunciar que tenemos un Dios vivo que conoce sus penas y los ha elegido porque el ama la justicia y levanta al pobre. Que el Señor nos dé un corazón de carne para responder a su llamado.

LMC Peru

Rocío y Rosa. LMC Perú

Revista “El Camino” – entrevista a Márcia Costa

LMC

LMCEn abril los LMC estuvieron presentes en la Parroquia de Cristo Rey de la Vergada. Como tal, su revista “El Camino” del mes de abril, estuvo especialmente dedicado al Movimiento de los LMC. En esta edición especial, podemos leer una entrevista a nuestra LMC Márcia Costa, un testimonio del matrimonio LMC formado por Carlos y Sandra y noticias de Perú sobre nuestra LMC Neuza Francisco.

La entrevista a Márcia Costa, por Sofia Coelho

Márcia Costa, Laica Misionera Comboniana, natural de Aveiro, nació el 18 de julio de 1982. Conocí a Márcia, en Mozambique, en agosto de 2015 y allí es donde tuve el privilegio y conseguí realizar este trabajo, un nuevo testimonio misionero. Ya pasaron más de dos años y llegó la hora de publicar estas páginas de Misión. ¡Un rostro más de la misión!

Sofía Coelho: ¿Cómo encontraste a Comboni? Cuéntame un poco de tu recorrido.

Marcia Costa: Bueno, yo digo que encontré a Comboni, un poco por casualidad, yo estaba en la universidad en Viseu y en ese momento era animadora de la Juventud Obrera Católica (JOC).Y unas amigas me hablaron de Comboni y del grupo Fe y Misión, me invitaron a participar en una semana de animación misionera y recuerdo que en aquel momento coincidía con el campamento anual de las JOC. Con esfuerzo conseguí conciliarlos y pude participar de esta semana, pero no conocía a Comboni, lo que sabía de él era todavía era muy poco. Cuando estás caminando, estás en tu camino, respetas naturalmente el camino de los demás, pero vas pasando al lado.  Y como decía, participé, me gustó mucho la experiencia, pasamos una semana trabajando en un hogar de ancianos y con otros jóvenes y ahí fue donde empecé a conocer un poco a Comboni.

SC: Y ¿entonces…?

MC: Entonces decidí hacer el camino de “fe y misión” para aprender más, un poco más de Comboni. Porque yo siempre quise partir a otros países, pero yo pensaba… partir a través de la Cruz Roja, o de alguna otra institución. Siempre quise esta parte social, trabajo social, ayudar a las personas.  Pero al ir caminando y avanzando en la espiritualidad comenzó a tener sentido hacerlo desde un servicio a Cristo. Como una vocación…

SC: ¿Marcia y Comboni tenían sentido?

MC:   Sí. A medida que fui conociendo un poquito mejor, tuvo sentido, su carisma. Su lema de “Salvar con África”,   es en lo que creo, creo que debemos trabajar para formar líderes, debe ser el propio pueblo a proclamar su autonomía, su desarrollo y su reino de justicia y paz. Ayudar a las personas a creer en sí mismas, a creer que Dios está en medio de ellos.  Entendí que era por aquí mi camino.

SC:   ¿Y ese camino? ¿Preguntas? ¿Cómo llegaste a los LMC’S (Laicos Misioneros Combonianos)?

MC:   Claro que tuve muchas dudas. Sabe que Comboni decía que, “para las misiones, debemos ser Santos y Capaces…” Y pensé a menudo que yo no era Santa, ni Capaz, y si eso es lo que quieren, entonces no es para mí… (risas …)

SC: entiendo bien (risas…)

MC: Pero yo estaba queriendo conocer mejor y más a Comboni. Y después del camino del grupo Fe y Misión fui que conocí a los LMC.

SC: Marcia nuestros lectores, en su mayoría, es posible que nunca hayan oído hablar de los Laicos, tendrás que explicar un poco para que todo el mundo entienda.

MC: Un laico, es una persona común… un cristiano común que decide dedicar su vida a una Vocación. En nuestro caso, hemos compartido la espiritualidad Comboniana… este Salvar África con África, estar disponible a partir al encuentro de otras personas, de otras culturas y aprender el camino de la salvación / conversión, tenemos la certeza de no caminar para salvar, sino que nos salvamos con el pueblo. Porque es Dios quien nos salva.  Ser Laica es hacer este camino de Cristo.

SC: ¿Qué edad tenías cuando asumiste este camino?

MC: Ups… dos años de formación… estaba a punto de cumplir los 26 años, cuando hice mi compromiso. En seguida a Francia para aprender el francés y sólo después fui a la República Centro África.

SC:   Muy bien. Antes de contar tu experiencia misionera en la República Centro África e incluso antes de hablar de esta que hoy vives aquí en Carapira, Mozambique, dime qué es la Misión?

MC: Oh… (vacila…) ¿Qué es la misión?  (Risas…)   No es una respuesta fácil, porque la Misión tiene varios aspectos en la Misión. Tiene la dimensión del yo; la dimensión de los Otros y la dimensión de Cristo. ¡La Misión es Cristo! Y dentro de la dimensión que es Cristo, tiene el encuentro con el Otro. Y dentro del encuentro con el Otro, tienes el camino de conversión personal. Sofía, digo esto porque a veces cuando pensamos en la Misión, pensamos sólo en lo que vamos a dar, porque queremos dar. Nosotros somos así, gente que le gusta dar, y cuando llegamos a la Misión encontramos a otros pueblos que viven de otra manera, que viven de forma diferente, que viven con diversas dificultades pero que son felices y viven Cristo, no a tu manera, sino a la manera de ellos. Es complicado porque cuando ves a Cristo piensas en la manera “correcta”, la manera que te transmitieron, que lo ves desde pequeñita y por eso es correcto. Y es difícil a veces aprender esta abertura. Es todo un camino que hay que hacer, parece fácil cuando hacemos el curso de misionología, cuando hablamos de la inculturación, estamos “súper disponibles”, somos “súper tolerantes”, “capaces de un amor incondicional”, y aquí hablo por mí misma, pero de la teoría a la práctica, llegar y verte confrontada con toda la realidad es diferente y, naturalmente, tienes reservas … no es tan sencillo, por eso hablo de la conversión personal, porque vas aprendiendo de tus limitaciones y en la medida en que estás a “lavar los pies a los demás” ellos están lavando los tuyos también y así te muestran que también tienen a Dios.  Y entiendes que Dios es mucho más que aquel Dios que has conocido desde pequeñita, Dios es mucho mayor. Y nosotros ¡somos la imagen de Dios! No sé si me estoy haciendo entender, no te puedo hablar de misión con una palabra, o en una frase.

SC: Sí, entendí, y creo que fuiste clara, creo que el lector también lo entenderá, aprecio la manera sincera responder a la pregunta sin clichés, contando de hecho una realidad. Marcia tengo aquí algunas preguntas más, pero primero dame algunos ejemplos donde ves a Dios, dónde ves esta imagen de Dios de la que hablas, ¿puedes darme ejemplos concretos? ¿A partir de tu experiencia personal?

MC: Me acuerdo de esta imagen que tenemos de Dios, de la creación del mundo, mira por ejemplo en la RCA, que tenía un pigmeo, Gabriel, que al que quiero mucho, muy sonriente, siempre con una sonrisa era fantástico. Iba muchas veces por casa. Nosotros teníamos un árbol de mango que estaba seco delante de nuestra casa, y pensábamos cortarla para luego plantar otro árbol. Así que hablé con Gabriel, “Gabriel puedes cortar el árbol, nosotros te pagamos”, dijo que sí. Se tomó días para cortar el árbol y me fascinó su respeto por la creación de Dios. Como te comentaba el árbol estaba seco, pero a menudo se detenía y hablaba con el árbol, con respeto, para disculparse y agradecerle por todo lo que ella ya nos había dado. Ahí está la imagen de Dios, cuando estás allí (en tu país) luchando con el mundo porque estás enojada con unas cuantas cosas y porque tienes tu manera de pensar… tú tienes allí una persona a hablarte de Dios, no aquel “tu” Dios tradicional, de la Iglesia, del bautismo, sino aquel Dios que nos creó a todos, aquel Dios que creó toda esta naturaleza fantástica para nosotros. Por ejemplo cuando el hombre iba a coger la miel, mientras el hombre subía al árbol, las mamás hacían una danza de agradecimiento abajo, para agradecer al árbol que acogió la colmena, para agradecer a las abejas que produjeron la miel.  Allí con los pigmeos, aprendí esta sencillez, vi la Laudato Si, en vivo y a todo color.  Porque nosotros cuando partimos, a veces decimos que vamos a ayudar a los “pobrecitos”, a ayudar la “miseria humana” y aquí de nuevo os digo que hablo por mí misma, cuando llegué a la misión entendido que “la miseria humana” existe realmente, pero muchas veces ella vive dentro de mí, con mis limitaciones, con mis dificultades de saber amar a los demás, o de saber escuchar al Otro con el respeto que él merece. O de promover más su dignidad.  Muchas veces parece que estamos con un pie arriba, porque estamos con una actitud de quien llegó para enseñar, cuando debemos estar en actitud de aprender. Y esto a veces es difícil, sobre todo cuando partes por primera vez, y nosotros vamos por dos años, tu primer pensamiento es a menudo querer “salvar el mundo”, todos somos muy capaces … (risas …) muy soñadores (más risas …).  Entonces tú quieres llegar y “hacer” y ante todo hay que escuchar. Dar tiempo de entender la cultura. Y tiempo para no enojarse.  Yo en la RCA al principio me enfadaba mucho. No fue fácil, nosotros vivíamos en una situación muy pesada a nivel social. El Pueblo Pigmeo era esclavo, existía un sentimiento de posesión. El niño Pigmeo, no nace libre. También está todo el tema de la brujería, es casi imposible no enfadarse. Pero necesitas aprender que más que hablar es mejor escuchar.  Y es necesario caminar juntos. Después es cierto, son “tus católicos” que están matando a la persona que fue acusada de brujería, es cierto, pero la pregunta es, “¿Qué pasaría si yo hubiera nacido aquí?”.”¿Cuál sería mi actitud?” Es necesario este camino. Y no es más que un camino de amor. Y Dios es amor. Pero el amor tiene diferentes maneras de ser interpretado. Entonces la manera como experimento el amor es diferente, será diferente en el Pueblo Macúa, diferente en el Pueblo Pigmeo… Hay que aprender cómo se vive el amor.

SC: Bueno, en la RCA, tu primer destino misionero, ¿tenías portugueses? ¿Cuéntanos un poco?

MC: Fui sola. Pero fui a conocer y hacer comunidad con Susana Vilas Boas y María Augusta, ambas portuguesas y LMC. Después fui a casa de las Hermanas, para aprender la lengua local, y me quedé allí unos tres meses, cuando regresé, ya no estaba María Augusta, y me quedé en comunidad con Susana. Después Susana regresó y llegó Élia también portuguesa y LMC. No nos conocíamos antes, pero éramos de la misma cultura.

SC: ¿Cuáles eran tus funciones en la RCA? En la actualidad, en Mozambique ya he visto que existe una mezcla, auxilias en la escuela, trabajas en la cocina, realizas tareas de enfermería, en la pastoral, trabajas con grupos de Infancia Misionera, en la concienciación y evangelización y en la República Centro África como era, porque ya sentí que son realidades diferentes y si me permites sentí una cierta pasión por tu parte por la Misión en RCA?

MC: Allá no teníamos funciones específicas, nos ocupábamos entre todas de todo. Existían escuelas de integración para los Niños Pigmeos, una en el centro de la misión y las otras quedaban en medio del Bosque. Mi trabajo era acompañar un poquito el trabajo realizado en las escuelas y acompañar a los padres, pues intentábamos incluir a los padres en el proceso de la educación, mostrar la importancia de aprender a leer y a escribir hasta por una cuestión de defensa del propio pueblo.

SC: ¿Cómo vives la espiritualidad comboniana, tienes alguna frase con la que te identifiques?

MC: Tengo varios pensamientos de Comboni que hacen mucho sentido para mí, pero como he dicho antes estoy muy de acuerdo con el lema “¡Salvar África con África!”

SC: Marcia agradezco tu buena disposición para responder a estas preguntas, tengo muchas otras, por supuesto, pero quedarán para una próxima oportunidad. Y quién sabe tal vez en Portugal o en otro país de Misión. ¡Gracias! Y en nombre de mi equipo joven, agradezco el testimonio.

Gracias Márcia.

Por: Sofía Coelho

Experiencia misionera en Mazaronquiari

LMC Peru

LMC PeruDamos gracias a Dios por permitir nuestra llegada a San Pablo de Mazaronquiari. Con alegría pascual muy temprano estamos aquí para compartir la vida con los hermanos de esta comunidad. Ellos aún nos miran con desconfianza aunque con esperanza también de que algo bueno recibirán. El coordinador de este poblado nos recibe en su casa y con diligencia nos habilitaron una cama con algunos troncos y una mesa para la cocina. No necesitamos más, estamos cómodas a pesar de las limitaciones.

El padre Oscar, MCCJ tiene ya 10 años recorriendo estos caminos y acompañando a las comunidades de esta parte de Pangoa. Él nos ha encargado una labor especial, la catequesis de niños. Él ya había preparado y administrado los sacramentos a los adultos, los niños quedarán bajo nuestra responsabilidad. Será un mes de catequesis intensiva.

Los niños son pura energía, animosos y con deseos de aprender asistieron hoy a nuestro primer día de catequesis. En sus miradas la inocencia nos alienta, no hay mejor lugar para llevar la Palabra. Reflexionar sobre la creación y leer el génesis con el hermoso panorama del lugar fue incomparable. No se necesitaban imágenes para admirar la obra de Dios. Hemos cantado, jugado y los que más gustó, demostraron su arte dibujando la creación.

Hoy aprendí dos palabras shinana y sarara que significan mujeres y varones. Cantamos y agregamos las palabras en nomatsiguenga. El trabajo como en otras comunidades es tranquilo y se suelen comportar dentro de lo normal. Algunos niños colonos sí hacen desorden.

He visto cooperación, interés y confianza para realizar la tarea.

Luego agradecimos al Señor con una oración.

LMC Peru

Rocío y Rosa. LMC Perú

Mi escuela

CLM Ethiopia

CLM EthiopiaEstoy a punto de regresar a Polonia desde mi misión en Etiopía. Una gran parte de mi servicio fue enseñar a niños en dos escuelas infantiles. Les enseñé inglés. Las escuelas pertenecen a las Misioneras de la Caridad (Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta). Mi primer año como profesora me enfoqué más en aprender que en enseñar. Observé lo que otros profesores estaban haciendo. Simplemente solía ir a la escuela y les enseñaba a los niños lo que se me ocurría o lo que encontraba en Internet.

Durante el primer año, a veces, estaba realmente frustrada con la situación en la escuela, especialmente con la actitud de los profesores. Algunos de los maestros prefieren sentarse sin hacer nada, mientras que los estudiantes repiten el alfabeto 100 veces e incluso si no reconocen las letras. Podría dar muchos ejemplos como este. Traté de hablar con el coordinador de las escuelas y luego también con las Hermanas. Sin embargo, ninguno de ellos esperaba cambiar nada. Sabían cómo funcionan, intentaron hablar con ellos, organizar una formación con un psicólogo, pero nada ha cambiado.

CLM EthiopiaSin embargo, todavía quería trabajar con ellos. El año pasado comencé a organizar la formación de profesores cada dos semanas (un viernes en una escuela, la semana siguiente en la otra escuela). Antes de cada formación tenía que preparar algunos materiales. Aprendí mucho para poder compartir este conocimiento con otros. Todavía seguía trabajando con los niños, sin embargo, al principio preparé el programa de inglés para todo el año. Incluí muchos juegos, canciones, diversas técnicas y actividades para que los niños se divirtieran más y estuvieran motivados para estudiar. Incluso cuando no tenemos clase, los profesores todavía debemos seguir el programa e informar de lo que hacemos. Cambié mi horario para poder tener una cantidad similar de lecciones por semana con cada grupo en ambas escuelas.

Desearía poder cambiar algo, especialmente la actitud de los profesores. Aprendí una cosa muy importante sobre la motivación. Aquellos que luchan diariamente para satisfacer las necesidades básicas de ellos y sus familias generalmente no están motivados para servir a los demás, para hacer un buen trabajo para la sociedad. De alguna manera, está psicológicamente justificado. Solo Dios puede dar la motivación más allá de eso. Algunos de los maestros realmente se preocupan por los niños y su futuro, por la eficacia de su enseñanza. Estoy seguro de que es la influencia de Dios.

CLM EthiopiaSi los profesores no tienen ninguna motivación que venga de dentro, entonces habrá que motivarles desde afuera. Es por eso que estoy luchando ahora para organizar la puesta en marcha del nuevo sistema de evaluación. Hasta ahora, todos los trabajadores son muy libres de hacer lo que quieren porque no hay muchas consecuencias. Si trabajan duro o son flojos, nada cambia. Por ello, antes que nada, estoy tratando de animar al coordinador y a la Hermana Superior para que preparen el nuevo sistema y lo implementen.

Mi trabajo en la escuela ha estado evolucionando mientras también desarrollaba mis conocimientos, habilidades y comprensión. Sé que lo más importante no fue el conocimiento que compartí con los estudiantes o los profesores, sino mi presencia. Soy consciente de que los niños son demasiado pequeños para recordar el vocabulario de inglés en el futuro cercano. Pero seguramente me recordarán como alguien que les dio alegría y amor. Si logré enseñarles algo útil a los maestros, será para el bien de los niños. La actitud es lo más difícil de cambiar. Si hay un poco de mejora, doy la gloria a Dios, porque solo Él puede renovar el corazón de la gente.
Mi presencia en las escuelas fue una gran lección para mí. Aprendí mucho, no solo sobre la profesión docente y la metodología, sino también sobre la cultura, las personas, sus necesidades y sus pensamientos. Ahora puedo entenderlos mejor. Sé que mi perspectiva es diferente. Ya no estoy frustrada. Yo no los juzgo. Hice lo mejor que pude. El resto del trabajo lo dejo a Dios.
Entonces… ¿Quién ha aprendido más: los estudiantes, los profesores o yo? Yo diría que yo… Pero Dios sabrá… Creo que todos hemos aprendido algo.

CLM Ethiopia

Magda Fiec, LMC Etiopía

Una entrañable declaración de amistad

Comentario a Jn 15, 9-17: VI Domingo de Pascua, 6 de mayo de 2018

Seguimos leyendo el evangelio de Juan, como en los domingos anteriores, pero esta vez pasamos de las alegorías (el Buen Pastor, la Vid y los sarmientos) a una directa y conmovedora declaración de amistad en un círculo del que forman parte Jesús, el Padre y los discípulos. Les invito a leer este texto, como si nosotros mismos estuviéramos en aquella habitación del “piso superior” de una casa de Jerusalén, en la que el Maestro estaba con sus amigos, antes de enfrentarse a la hora decisiva de su vida. Vayamos por partes:

1.- La hora decisiva, la hora de la verdad

Desde el capítulo 13 hasta el 17, Juan nos cuenta gestos, sentimientos y palabras de Jesús en aquellas últimas horas de su vida, cuando él ya percibía la gravedad del enfrentamiento que estaba viviendo con las autoridades de su pueblo y cuando parecía que todo su proyecto de renovación profunda, el proyecto del Reino de su Padre, se venía abajo. El texto respira una especial fuerza emotiva, porque está en juego mucho más que una idea o un proyecto, están en juego las relaciones profundas entre Jesús, sus amigos y el Padre.

En efecto, aquella tarde del Jueves Santo era uno de esos momentos cruciales, en los que podemos volvernos cobardes y traidores (escapando para salvar nuestra piel) o llegar al máximo de la generosidad, reafirmando nuestra fidelidad sin condiciones y nuestra capacidad de dar incluso la vida en un acto supremo de confianza en Dios y en el proyecto de vida al que nos Él llama. En ese momento supremo y sublime, Jesús celebra con sus amigos el rito más importante de su tradición religiosa, la Pascua, actualizándolo y haciéndolo suyo, y, como el pueblo en Egipto, se prepara a “pasar”, en su caso, “pasar de este mundo al Padre”. En un momento así la vida se juega en su valor más auténtico y uno se centra en lo más fundamental, en lo que más le importa.

2.- Al final, sólo queda el amor

Jesús ha compartido tres años muy intensos con sus discípulos y discípulas; juntos hicieron largos viajes, juntos realizaron extraordinarias acciones de sanación de enfermos, anuncio del perdón a los pecadores, banquetes fraternos, disputas con los fariseos, propuestas de renovación moral…  Ahora, cuando el final está cerca, todo eso parece hasta cierto punto secundario. En efecto, lo que más le importa a Jesús en estos momentos aparece bien claro en este texto que leemos hoy: “Como el Padre me ama a mí, así os amo yo. Permaneced en mi amor”. Esto es la clave de todo. Lo demás “vendrá por añadidura”.

Este es el secreto de su vida: Jesús no duda, ni siquiera en los momentos más trágicos en los que experimenta el fracaso, de ser una persona amada por el Padre. Esa es la fuente de su serenidad profunda, de una alegría que le permite gozar de la belleza de los lirios y los cantos de los gorriones, proclamar su alegría porque los sencillos encuentran a Dios y los corazones rotos son recompuestos. Esa es la fuente segura de su libertad frente a moralismos fanáticos de derechas o de izquierdas.  Y esa experiencia de ser amado por el Padre, él la extiende con toda naturalidad y fidelidad al pequeño grupo de sus amigos, aquellos que le han seguido desde Galilea y que, aunque no lo entienden del todo, le permanecen fieles. No necesita que sean perfectos, ni que entiendan siempre sus palabras o el proyecto en el que ha querido embarcarlos. Todo eso importa, pero lo que más le importa es que tangan clara una cosa: que  Él les ama por encima de todo. No son sus “siervos”, no son funcionarios de un proyecto o de una causa; son sus “amigos”, sus “hermanos” y con ellos lo comparte todo: las tristezas y las alegrías, los sueños y los fracasos y, sobre todo, el amor del Padre.

3.- Permanecer

A sus amigos sólo les pide eso: que se amen los unos a los otros, que permanezcan en su amor. Pero el amor que corre entre Jesús y sus discípulos no es un sentimiento “barato” para personas de poco calado personal o superficiales, sin raíces (como una planta en tierra arenosa). Es más bien una amistad sólida, enraizada en la conciencia de ser hijos del mismo Padre y en compartir el sueño de una humanidad nueva.  No se trata de una amistad de conveniencia (que dura mientras duran los beneficios), sino una amistad que va más allá de los fracasos  y los  éxitos, una amistad que permanece en el tiempo y que se abre a todos aquellos y aquellas que aceptan el camino de Jesús. Una amistad que implica “aceptar los mandamientos”, seguir la enseñanza del Maestro, no tanto porque “está mandado”, sino porque vienen de Él y a Él queremos ser siempre fieles. Una amistad que se traduce en cercanía afectiva, concreta ayuda mutua, capacidad de perdón y comprensión, fidelidad gratuita y tantas otras cosas que cada uno de nosotros está llamado a nombrar en su experiencia concreta de vida.

En cada Eucaristía que celebramos, sellamos esta amistad, la hacemos crecer y esperamos que se vuelva fecunda, haciendo que nuestra alegría sea plena, como Jesús nos prometió

P. Antonio Villarino

Bogotá