Laicos Misioneros Combonianos

El rey cuyo trono es la cruz

Un comentario a Lc 23, 35-43 (Solemnidad de Cristo Rey, 20 de noviembre de 2016)

resucitados-he-qiLlegamos al último domingo del año litúrgico (el próximo domingo ya es el primero de Adviento, de preparación a la Navidad). Y, como es lógico, el Año termina con un tema que recorre toda la Biblia, incluido el Nuevo Testamento: el Reino de Dios.

Lucas, después de los primeros capítulos sobre la infancia de Jesús y sobre Juan Bautista, nos dice que Jesús fue a Nazaret y en la sinagoga hizo una gran declaración sobre su misión:

“EL Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva,
me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos
proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19; Is 61, 1-2).

A esa “buena nueva”, a la liberación de los oprimidos, a dar vista a los ciegos, a iluminar a los que estaban confundidos, a perdonar a los que se sentían aplastados por su pecado, a los que eran despreciados por pequeños y marginados, dedicó su tiempo, su afecto, su luminosa palabra y el poder del Espíritu que le acompañaba. Algunos, los sencillos y limpios de corazón, lo acogieron y se llenaron de esperanza y de alegría. Pero otros, los arrogantes y poderosos, se negaron a aceptarlo, prefiriendo un reino basado en el poder, la arrogancia y la mentira.

Hoy contemplamos una de las últimas escenas del evangelio de Lucas: sobre el monte Calvario aparecen, en síntesis, los tres protagonistas de la vida y la muerte de Jesús:

-Jesús, humilde, fiel y confiado, que transforma la cruz en un Trono de amor, de generosidad y de entrega. La cruz, símbolo de la capacidad de entrega total y de confianza en Dios pase lo que pase, es el trono sobre el que se asienta su reinado de paz y amor, de verdad y de justicia. El Reino de Dios no se impone con ejércitos o astucias. El Reino de Dios se ofrece como una gran oportunidad de amor que hay que acoger libremente.

-El “mal ladrón” y las “autoridades” que “hacen muecas”, se burlan de la limpieza y de la generosidad de Jesús, se ríen de su “debilidad” ante las fuerzas del mal. También hoy muchos se ríen de la propuesta de Jesús y de sus discípulos. Les parecen cosas despreciables. Prefieren fiarse de su dinero, de su astucia, de su “viveza”.

-El “buen ladrón”, que reconoce su pecado, es decir, su connivencia con el mal de este mundo, pero, que, al final, se da cuenta de su error y se confía a Jesús, deseando “estar” con él en su Reino. Y Jesús no le rechaza, como no rechazó a Pedro después de la traición, ni a la pecadora condenada a muerte, ni a Zaqueo, el publicano.

La pregunta es: En esa escena del calvario, ¿dónde me sitúo yo? ¿Soy como los burlones que se ríen de Jesús y de sus discípulos o soy como el buen ladrón, que no es perfecto, pero sabe distinguir el mal del bien, sabe reconocer en Jesús al Ungido del Padre, desea y pide estar en el Reino de Jesús?

P. Antonio Villarino
Quito

Tiempo de tristeza – tiempo de alegría

LMC UgandaLos últimos días pasaron entre estos dos sentimientos ambivalentes. Momentos de tristeza entremezclados con momentos de gran alegría, todo esto por nuestros hijos.
En el Día de Todas las Almas asistimos a la Misa que se celebró en el cementerio local, situado cerca de nuestra Catedral de San José en Gulu. Después de la Misa, fuimos con nuestros niños a orar en la tumba de nuestro pequeño Ángel, como solíamos llamar a Moisés, quien murió hace 6 meses. Después de la oración, cubrimos la tumba con flores que habíamos recogido del árbol que crece en el Hogar de Niños de St. Jude.
Aquí el Día de Todos los Santos es un día de gran alegría – en este día especial los niños reciben los sacramentos del bautismo, la Primera Comunión e incluso la Confirmación. La Misa en la Catedral es bastante larga, unas 4 o 5 horas, porque hay por ejemplo unos 150 niños para bautizar. De todos modos estamos en África, así que la duración de la Misa es normal, y lo bueno es que nuestra Catedral es grande y larga para que toda la gente pueda entrar. Después de recibir todos los sacramentos, todas las personas se reúnen en la iglesia, levantan la mano y las velas y gritan en voz alta para mostrar su felicidad. Al principio, me sorprendió mucho que este día, que en Polonia es un día tranquilo de reflexión y oración, aquí en Gulu es uno de los días más felices. Pero cuando durante la Confirmación cada candidato lee el nombre del Patrón, tienes la sensación de que Todos los Santos se reúnen en un solo lugar, una experiencia hermosa, inolvidable.
Los niños de nuestro orfanato recibieron los sacramentos del Bautismo y de la Primera Comunión el 28 de octubre, día de San Judas, patrón de nuestro orfanato. Los niños de ambas escuelas -Infantil y Primaria, todos los trabajadores, huérfanos y amigos de nuestro Orfanato nos reunimos bajo el gran árbol para celebrar la Misa. Siete de nuestros niños fueron bautizados y ocho niños recibieron por primera vez la Santa Comunión. Fue un día muy alegre para todos nosotros. Los niños que recibieron su Primera Comunión tenían diferentes edades, entre los 10 y los 16 años. Ninguno de ellos preguntó acerca de juguetes o súper regalos. Todos estuvieron bien preparados por nuestro catequista.
Volví a Uganda hace 5 meses- ya vivo con mi rutina, que es diferente de la que tenía hace dos años. Ahora, la mayor parte de mi tiempo lo paso con los niños. Por la mañana con los bebés y discapacitados, por la tarde con los niños de 1º, 2º, 3º de Primaria y los niños de la guardería. Pero muchas personas diferentes que vienen a nuestra casa rompen nuestra rutina diaria, por lo que estamos muy agradecidas. Algunos de ellos vienen por corto tiempo -como Peter- nuestro Laico Misionero Comboniano de Polonia o por más tiempo como David- laico misionero Comboniano de España, que vino por más de un mes. También reuniones con la Familia Comboniana, durante la fiesta del 10 de octubre – Fiesta de Comboni – o simplemente reuniones de improviso en la calle, en la ciudad o en la iglesia. Todas estas reuniones nos dan mucha alegría y gran energía positiva. Así que si alguien planea venir a Uganda por unos días o quizás por más tiempo, recuerde que nuestra casa está siempre abierta y son todos bienvenidos.
¡¡¡Saludos para todos !!!!
Ewa, LMC en Gulu (Uganda)

En tiempos de crisis, perseverancia

Un comentario a Lc 21, 5-19 (XXXIIII Domingo Ordinario, 13 de noviembre del 2016)
Estamos prshutterstock_120558928-420x281ácticamente en el penúltimo domingo del año litúrgico y los textos bíblicos nos llevan a reflexionar sobre lo que se conoce como tiempos “escatológicos”, es decir, los “últimos tiempos”. La expresión puede referirse a los últimos tiempos de la historia, pero también a los “últimos tiempos” de una determinada época o de un determinado ciclo en nuestra vida personal o social. El texto de Lucas que leemos hoy me suscita, entre otras las siguientes reflexiones:

1. “Un mundo se derrumba”
Se anuncia hoy que el maravilloso Templo de Jerusalén, tan admirable y tan significativo para los judíos, será destruido. “¡Impensable! ¡No puede ser!” -pensarían los habitantes de aquella ciudad. Y, sin embargo, sucedió. No quedó piedra sobre piedra de aquella maravilla arquitectónica ni de la civilización que representaba. Esta profecía evangélica me recuerda una famosa novela nigeriana, que, con el significativo título (en español) de “Todo se derrumba”, habla de la crisis de las culturas africanas cuando llegó el colonialismo europeo en el siglo XIX. Algo parecido se podría decir de la llegada de los colonizadores a América: el impacto fue brutal, todo un mundo se derrumbó y otro mundo empezó a nacer en medio de convulsiones y “dolores de parto”… Pongo el ejemplo de estas dos grandes crisis históricas para ayudar a entender el alcance de aquella gran crisis del siglo I de nuestra Era, cuando el Templo fue destruido, acabando con muchas certezas.
Por otra parte, me parece que esas “convulsiones” se repiten regularmente en diversas épocas de la historia. Muchos dicen que ahora estamos viviendo una de esas grandes crisis epocales, en la que parece que muchas cosas “se derrumban” y lo nuevo no acaba de nacer. Al mismo tiempo, crisis similares se pueden producir a nivel personal o comunitario. Pasamos por momentos en los que parece que todo se nos viene abajo, que los valores se nos quiebran, que la familia nos falla, que “Dios está muerto” y que nosotros mismos no sabemos dónde estamos ni qué hacer.

2. Falsos profetas y falsas esperanzas
Jesús nos previene que en circunstancias como las descritas arriba tenemos la tentación de agarrarnos a cualquier falsa esperanza; aparecen muchos falsos profetas y líderes “carismáticos”, que aparentemente tienen la solución mágica y definitiva para nuestros problemas, con actitudes “radicales”, “fanáticas” y “milagrosas”. Jesús nos dice simplemente: “No se dejen engañar”, son usurpadores, como los falsos pastores que entran en el redil para aprovecharse de las ovejas, no para servirlas. No corramos detrás de los múltiples “magos” que aparecen en épocas de crisis. Más bien confiemos en el Espíritu de Jesús que nos dará “una sabiduría a la que no podrán resistir los adversarios”.

3. La inevitable lucha
Los tiempos de crisis y de cambio histórico (en la sociedad o en nuestra vida personal) son tiempos de sufrimiento, de conflicto y de lucha. No hay que asustarse por ello; es parte de la vida y del crecimiento, como el dolor es parte del proceso de dar a luz una nueva vida. Dolor habrá, pero no será el fin, más bien tenemos la esperanza que, como le sucede a la mujer que da a luz, también nosotros veremos una nueva vida. Atravesamos las tinieblas y la oscuridad, pero veremos de nuevo la luz.

4. La perseverancia
El texto de hoy termina precisamente con una inyección de esperanza y confianza, que es propia del discípulo de Jesús en los momentos de zozobra y conflicto: “No perecerá ni un cabello de su cabeza. Con su perseverancia salvarán sus almas”. Esa es la última palabra en los “últimos tiempos”, en tiempos de crisis: Confianza y perseverancia. No desesperar, saber resistir y ser fieles.

P. Antonio Villarino
Quito

Comunidad Trindade

LMC BrasilEstoy cerca del final de mis tres años de compromiso misionero en esta hermosa tierra brasileña que me ha dado y enseñado tanto.
Ya siento un vacío triste por lo que va a pasar, un sentimiento que me trae a la memoria caras, situaciones, historias, momentos importantes que dejaron huella en mi experiencia misionera y que me han cambiado. Yo les permití cambiarme y ayudarme a crecer un poco más.
Es bueno cambiar cuando la Vida te muestra senderos que sólo pueden ser saludables para tu corazón, para bien o para mal.
Misión también significa crecimiento, encuentro con el Otro, el encuentro entre ustedes y Ellos, con Dios que nos hace ser Nosotros, y un Tú.
Terminas encontrando a un Dios itinerante, que nunca deja de moverse y te asombra. Un Dios que camina descalzo con nosotros: “¡Saquen sus sandalias de sus pies, porque el lugar que están pisando es terreno sagrado!”.
Y eso es lo que hice, caminando descalza en la maravilla del descubrimiento y el auto-descubrimiento, sabiendo que Dios estaba caminando conmigo.
Elegí terminar mis tres años de compromiso misionero en Salvador de Bahía en una comunidad que da la bienvenida a la gente de la calle. La comunidad se llama Trindade.
Ha sido una experiencia totalmente diferente a las anteriores. Dejé el trabajo penitenciario, que espero seguir en Italia, para conocer otra realidad social muy dura e hiriente, la vida de la gente de la calle.
La Comunidad Trindade tiene diez años y está situada en un barrio cercano al puerto y a un viaducto donde se reúnen muchas personas de la calle. La casa es un antiguo templo, ahora sin uso, que se ha convertido en un hogar temporal para aquellos que están tratando de cambiar sus vidas o al menos intentarlo.
LMC BrasilTodo sucede gradualmente. Siguen durmiendo en el suelo dentro de la iglesia y comienzan una recuperación que viene desde dentro, a través de la autoestima y la búsqueda de la propia identidad.
Cuando vives en la calle, lo pierdes todo, no sólo cosas materiales, sino que te abajas hasta el punto en que ya no te reconoces, perdido en un vacío que te devora, donde el alcohol y las drogas te consumen a diario. Donde ya no sabes quién eres y no tienes sueños por construir.
El hambre, el frío, la búsqueda de un lugar seguro para dormir se convierten en las prioridades del día a día.
La dependencia del alcohol y las drogas te llevan a arriesgarte, robando o prostituyéndote hasta que perder tu dignidad.
Esta comunidad nació de la reunión del Hno. Henrique, un francés, y una persona de la calle que, en busca de un lugar seguro para dormir, se cruzaron en esta iglesia abandonada.
El hno. Henrique es un monje itinerante que hace años eligió vivir en la calle para conocer de primera mano la situación dramática de la gente de la calle, haciéndose vecino y viviendo con ellos.
Él escogió esta iglesia como refugio nocturno y con el tiempo se convirtió en una comunidad, un hogar para aquellos que no tienen hogar y un faro de esperanza.
Hoy reúne a 35 hombres y mujeres.
La Comunidad Trindade no es un fin en sí mismo, sino un lugar de paso, de transición.
Es un lugar donde uno puede alejarse de la dependencia del alcohol y las drogas, encontrar un trabajo, ser capaz de mantenerse en pie después de años pasados en la calle.

Es como tratar de volver a pegar partes de uno mismo que han sido desconectadas, para ver de nuevo la forma original que se había perdido.
Es una comunidad sencilla donde todo el mundo ayuda y coopera para su mantenimiento y el bienestar de todos.
Todos cooperan y se hacen útiles, desde la cocina hasta la limpieza, el jardín y algunas actividades artesanales, cada uno según sus talentos y limitaciones.
LMC BrasilYo también tengo mi cartón donde duermo en el suelo y ayudo en todo.
Estoy aprendiendo lo que significa hacer esto: guardar cuidadosamente mi cartón que es mi colchón, enrollarlo para poder extenderlo de nuevo la noche siguiente. Cuando camino por la calle ahora y veo un pedazo de cartón me siento como si dijera: “¡Mira, eso es una cama!” Porque para un número de personas es exactamente lo que es, una casa en la calle.
La Misión te ayuda a ver las cosas desde diferentes puntos de vista, especialmente desde puntos donde a la gente no le gusta sumergirse o mirar.
Se aprende que se puede vivir con poco, lo que significa dormir en el suelo, tener hambre, no poder lavarse, lo que significa estar en la periferia de la existencia.
Un poco cada vez, con amabilidad y por estar disponible, estoy empezando a conocer las historias de las personas que viven en la comunidad: son historias de calle, de drogas, alcohol, pérdidas y violencia.
Las palabras usadas son ásperas y llenas de heridas y de cicatrices.
En esta experiencia, al igual que en mi pastoral en la prisión, aprendo la lección más hermosa e interesante: necesitas aprender a escuchar sin juzgar y hacerte prójimo.
En la comunidad también tenemos un pequeño periódico, Aurora de Rua, escrito por la propia gente de la calle. Se trata de su situación, sus vidas, sus historias y la importancia del reciclaje. Sí, porque muchos de sus productos artesanales están hechos de material desechado y de basura.
Detrás de todo esto hay una gran pedagogía: ser capaz de construir cosas bellas y útiles a partir de lo que otros consideran basura inútil.
Así es como la gente de la calle o los prisioneros, refiriéndome al ministerio en la prisión, se consideran a sí mismos como los rechazados de la sociedad.
Pero todo renace a la vida, a una nueva Vida.
El periódico ayuda a difundir las noticias y las realidades de la gente de la calle, que a menudo son discriminados, excluidos, abandonados y juzgados. Hay historias que tocan tu corazón y te ayudan a entender las profundidades de algunas situaciones humanas, tan duras y dolorosas.
El jueves por la noche la comunidad abre sus puertas a la gente de la calle del proyecto “Get up and Walk”, creado por la propia comunidad en cooperación con la diócesis de Salvador.
Desafortunadamente, la Iglesia no puede albergar demasiadas personas y el problema de las calles es enorme.
LMC BrasilEl proyecto es un lugar donde la gente de la calle puede encontrar ayuda psicológica y ayuda para rellenar los formularios para tarjetas de identificación, documentos de trabajo, o también para actividades recreativas, un lugar donde ducharse, encontrar ropa.
Para los que lo deseen, los jueves por la noche son una manera de conocer la comunidad, tener un momento de oración, una comida común y un lugar para dormir. Estos son pequeños pasos que ayudan a crear conciencia, socialización, compartir una comida, estar en un lugar tranquilo y orar juntos…
Los jueves por la noche están abiertos a todos, incluso a visitantes, personas de fuera que quieren compartir esta experiencia.
Es un momento muy emotivo, ya que vivimos de una manera concreta lo que significa el Evangelio de Jesús que invita a todos a la misma mesa, a compartir el pan con todos, donde nadie es excluido.
Es un Evangelio que se materializa en la Vida y por la Vida, el Evangelio en el que creo, donde encuentro a Dios y al rostro de Dios. Este Rostro de Dios tiene muchas historias, muchas heridas y mucha belleza. Por eso me gusta la idea de un Dios peregrino siempre caminando, dentro de cada uno de nosotros, viviendo en nuestras historias. Estoy agradecida por esta elección y por este último mes y medio que voy a pasar en esta hermosa e importante Comunidad de Vida.
No me despediré de Brasil, sino simplemente un “hasta que nos encontremos de nuevo”, porque nunca abandonaré las relaciones que creé, las personas que caminaron conmigo y que me enseñaron a caminar. Para todos ellos siempre será un “¡hasta pronto!”
Dios respira a través de nuestros corazones.
Emma, LMC

¿Dios quiere visitar a ESTE hombre? – Reunión de los LMC en Núremberg

LMC AlemaniaEn la reunión de los LMC se trabajó, además del tiempo compartido juntos, fundamentalmente en dos cosas: ¿Cuáles son los puntos principales para el plan de trabajo de grupo para el próximo año y qué nos dice hoy el Evangelio del domingo de Zaqueo desde el punto de visa misionero?
El punto de partida que usamos para planificar el trabajo fue el documento con las conclusiones de la asamblea europea de Viseu, en agosto de este año, en la que habíamos participado 4 LMC y el hermano Friedbert.
Como resultado, en 2017, el grupo quiere dedicarse con fuerza al simposio de los MCCJ sobre la “Misión en Europa” y quiere fomentar el trabajo en red con los MAZ (misioneros por un tiempo determinado). También queremos mejorar la comunicación entre los miembros del grupo.

El resultado del trabajo bíblico fue presentado en la misa dominical de la comunidad de “Santa Kunigunde” durante la homilía.

Además del trabajo, la oración y el intercambio personal nos reímos mucho este fin de semana y hasta pudimos probar una bebida peruana.

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