Querida familia, amigos y compañeros,
Espero que este e-mail os encuentre bien. Espero que toda la familia esté bien.
Gracias a Dios que estoy bien.
Estoy empezando a sentir el fuerte calor que tenemos, casi siempre 40 grados por aquí. Un calor que no se compara con el calor que siento cuando visito a las familias, juego con los niños o trabajo con esta gente maravillosa. Como dijo San Pedro, “qué bueno es estar aquí” (Mt 17, 4).
Aquí continúo involucrado en la Biblioteca. Gracias a Dios y a la generosidad de algunas personas, fue posible comprar algunos libros más para la Biblioteca. De esta manera los estudiantes que se presentan pueden tener acceso a los libros escolares básicos. Dos señoras portuguesas, que vinieron aquí, trajeron calculadoras y otro material. A menudo intento tener libros y bolígrafos escolares y ofrecerlos a aquellos que no tienen posibilidades económicas, pero muestran gran interés. Siempre que piden un libro específico intentamos comprarlo. Su tiempo no es como el mío y puedo tener días en solo 2 o 3 me parecen como otros días que me encuentro con 20. Pero, yo los entiendo. Son jóvenes, con trabajo en el campo, que estudian, con familia y algunos con 2 o 3 hijos, ya. ¿Cómo pueden tener tiempo para la Biblioteca? La verdad es que lo consiguen sacar y cuando vienen a estudiar, hay silencio y eso me hace muy feliz.
Continuo con un grupo fiel en las clases de inglés y de informática. Les gusta, quieren aprender y yo, no siendo un experto, estoy muy contento de poder enseñarles.
Tengo un grupo de estudio de Biblia, en inglés, con 4 catequistas. Leemos la Biblia, explico las palabras en inglés, meditamos los textos, a veces vemos películas religiosas en inglés. Me siento muy feliz con ellos.
Continúo jugando en la escuela que aún alberga a familias de refugiados. Compramos una pelota y eso es suficiente para reunir a los jóvenes y disfrutar de buenos momentos.
Dos veces por semana, al menos, acompañamos a los catequistas en las aldeas, visitamos a las familias, jugamos con los niños. Son momentos que llenan nuestros corazones. Estar con la gente es fundamental en nuestra vocación misionera.
Con los Misioneros Combonianos con los que vivimos, todos los días tenemos la misa a las 6.30 y todos los sábados una hora de adoración eucarística. Los jueves vamos a casa de las Hermanas Misioneras Combonianas, también con ellas, tenemos una hora de adoración eucarística y cenamos juntos. Los miércoles David y yo tenemos una oración comunitaria.
A pesar de todo este trabajo, es el deseo de los Laicos Misioneros Combonianos, yo mismo y de David (mi compañero de comunidad) incluido, de iniciar una nueva presencia misionera entre el pueblo Gumuz. No somos los primeros LMC de Etiopía, pero somos los primeros en trabajar y vivir entre los Gumuz.
Por lo tanto, estamos visitando las comunidades, hablando con la gente, analizando la situación concreta de cada pueblo y de las familias.
Desafortunadamente el coche que tenemos no nos permite este trabajo continuo. Las carreteras son terribles y requieren un coche que esté en unas condiciones razonables. Después de un mes, acabamos de reanudar los juegos con los niños de los pueblos porque nuestro coche estaba en el mecánico, lo que ocurre muy a menudo. Además de que estamos continuamente pagando estos gastos. Será necesario comprar un nuevo coche que nos permita continuar nuestro trabajo.
Además, tenemos la intención de construir una casa en uno de los pueblos, cerca de la gente, y vivir con ellos. Junto con la casa comenzaremos los proyectos. Seguimos trabajando en los proyectos, como la construcción de una guardería para los niños que pasan el día solos, sin adultos, y una residencia de Estudiantes, que permite a los estudiantes ir a la escuela, cuando muchos no pueden ir o deben hacer más de 30 kilómetros al día para ir a la escuela, son los proyectos que consideramos más viables, teniendo en cuenta lo que ya hemos analizado y escuchado de los jóvenes y los adultos.
Desafortunadamente, se necesitará dinero para llevar a cabo estos proyectos. Por eso pido sus oraciones para que podamos cumplir la voluntad de Dios con este hermoso pueblo. Si saben de alguna ONGs que financie este tipo de proyectos, por favor háganoslo saber. Toda ayuda, por mínima que sea, es preciosa para Dios. Y como sé que no estoy solo aquí, ¡estoy seguro de que estás conmigo!
A veces aparecen adversidades, como el tifus o la fiebre tifoidea, pero me alegro de haber sido enviado a este lugar donde Dios ya estaba entre esta gente.
¡Llevo casi un año en este hermoso país! No lo dudo. ¡Es un país maravilloso! ¡Estoy feliz! ¡Estoy feliz! ¡Vivo feliz! Eso no significa que no haya sufrimiento. Significa que, a pesar de todos los contratiempos que aparecen, vale la pena estar aquí, ¡significa que Dios nos fortalece y nos da las herramientas necesarias para llevar a cabo su voluntad!
Os tengo presentes en mi oración, siento vuestra amistad muy cerca de mí, continúo aprendiendo que la distancia no rompe los lazos sino que los fortalece, recordándome diariamente lo importante que es vuestra amistad y vuestro amor para mí.
Besos y abrazos de este amigo que os quiere tanto,
Pedro Nascimento, LMC Etiopía