¡Fuego que en lava fluye y brota en lo más escondido de mi ser…!
¡Él nos ha dado a comer Su Pan y a beber Su Vino…!
¡Y en esta sencillez nos ha hecho Sus Hijos más amados y deseados por todos los que buscan Vivir…!
Vivir de, con y para Su Amor…
Él está en mí, y yo en Él.
Mi corazón es el Tabernáculo, el Templo de la Resurrección.
Renace en las heridas más profundas de este Pueblo Hermano.
Pueblo que sufre de un Sagrario abierto a Todos.
Pueblo que clama en silencio a los oídos enfermos de ambición.
Pueblo de pies descalzos, de pies agrietados por la tierra seca y embarrada.
Cuerpos delgados, secos, fuertes, bien definidos, cubiertos por venas palpitantes cargadas de la misma lava que me sostiene.
La diferencia entre nosotros es ninguna, las lágrimas, las sonrisas, los dolores, los suspiros ahogados en las manos llenas de esperanza y deseo de Amor. Son iguales, los mismos, auténticamente los mismos…
Son muchas las veces que te veo en la carne roja y caliente de las heridas que intento cuidar con el tacto de mis manos.
Con ternura y dulzura arropo tu dolor en mi pecho y dejo que llore mi corazón, porque eres Tú quien te presentas ante mí en el rostro del papá, de la mamá, de los niños…
¡¡¡La desigualdad, la indiferencia, el egoísmo, los derechos humanos mutilados me dejan completamente desintegrada…!!!
El peso de mi realidad aumenta mi capacidad de discernimiento y resiliencia.
¡Con mucho cariño envuelvo con tela blanca impregnada de tu bálsamo de amor, tus heridas que también son mías…!
Muchas son las veces que en mi conciencia tengo presente el “No” a tu llamada.
Pero aquí estoy, Señor, a tu disposición, dame las herramientas para trabajar en la cosecha de tu vasto y gran Amor…”.
¡La misión se hace en “Cada” Lugar donde “Tú” estás…!
Cristina Sousa, Laica Misionera Comboniana en Mongoumba
Os dejamos aquí una entrevista muy interesante a Valdeci Ferreira, LMC brasileño y que lleva 39 años dedicados a recuperar personas que han fallado en su vida y han ingresado en prisión.
Nos explica el método APAC donde los propios recuperandos (prisioneros) tienen las llaves de la prisión, se ayudan entre ellos y donde se recupera la persona para la sociedad. “Nadie es irrecuperable” es uno de los lemas de las APACs y que hacen posible este sueño de dar una nueva posibilidad a aquellos que algún día se equivocaron.
PD. Está en portugués, pero se pueden colocar subtítulos
En septiembre de 2021, llegamos a Camarate, más concretamente al barrio de Fetais, llenos de expectativas sobre el trabajo que íbamos a desarrollar con la comunidad local. Sabíamos que había mucho que hacer, pero no conocíamos las necesidades. No todo salió como esperábamos, sino como Dios quería y, a pesar de las dificultades encontradas, “sentimos” que debíamos continuar en esta misión.
Con la salida de Pedro Nascimento, se plantean nuevos retos, ya que sólo quedamos dos, Maria Augusta y Élia, y seguimos soñando que es posible hacer de Fetais un campo de misión donde la presencia LMC sea una realidad y no sólo un lugar de paso. Pedimos al Señor de la mies que guíe nuestros pasos para que, con humildad y sabiduría, seamos mensajeros del Evangelio para estas personas que vienen de lugares tan lejanos y diferentes, en busca de un mundo mejor que les cuesta encontrar.
Soñar con más misión en la parroquia de Camarate es la experiencia que hemos tenido a lo largo de este tiempo, lo que hemos recibido sin dar nada, lo que nos anima a seguir en este camino, a veces nada fácil. Queremos implicarnos más en esta misión porque
… nos calienta el corazón el abrazo apretado de un niño; los buenos días sonrientes de una persona mayor, escuchar nuestro nombre gritado desde el patio de un colegio; una madre que le dice a su hija de tres años que le dé un beso a su “tía” (a la que conoció en el autobús) …
… nos calientan el corazón los vecinos de la “cuesta” que ya nos llaman para charlar; las granadas que nos ofrecen con sabor a amistad; el gato de la puerta de al lado que se deja acariciar y el dueño del gato que ya nos da las buenas noches cuando nos cruzamos en la calle…
… Nos calienta el corazón la gente que pregunta por Pedro y habla de él con gratitud y cariño por los momentos que les dedicó.
… y también nos calienta el corazón las pequeñas/grandes victorias que conseguimos con los niños que acuden a “Jovem Despertar”, donde ya hemos pasado “días fríos”, pero donde hay calor y alegría y, porque “lo mejor del mundo son los niños”, todo lo que hagamos por ellos y con ellos siempre será poco.
Si Dios nos llama a marcar la diferencia, a estar presentes en las diferentes comunidades, con sencillez sólo podemos decir: “Señor, estamos aquí para servirte, ilumina nuestro camino”.
Con la certeza de que no estamos solos en esta misión.
Como cristianos, como misioneros, no podemos mirar tranquilamente desde nuestra ventana cómo evoluciona el sistema económico global, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y los derechos efectivos de cada vez más poblaciones. Ante la complejidad de este terreno, necesitamos formarnos mínimamente en estas cuestiones.
El misionero comboniano Giulio Albanese, periodista especializado en el ámbito de economía, impulsó la reflexión sobre Economía: Tierra de Misión, en el encuentro del movimiento Laico Comboniano de Europa, que contó el pasado sábado con participantes de Polonia, Alemania, Portugal, Italia y España, además del coordinador LMC de Brasil, Flavio Schmidt. El aniversario del atentado de las Torres Gemelas, que reconfiguró la geopolítica, y el Tiempo de la Creación, en el que las confesiones cristianas nos unimos cada año para orar, celebrar y actuar por la Casa Común, fueron el marco de esta iniciativa.
Albanese partió del proceso histórico reciente que ha configurado el actual panorama del sistema económico global, iniciado en la conferencia de Breton Woods al concluir la Segunda Guerra Mundial. En este camino, la economía financiera ha ido creciendo y distanciándose progresivamente de la economía real. Esta se fundamenta en que el trabajo de la persona crea riqueza, mientras que la financiera se basa en que el propio dinero genera riqueza. La crisis iniciada en 2008 puso de manifiesto las consecuencias de un sistema económico en el que productos financieros especulativos, como los derivados, representan un flujo económico de entre 10 y 15 veces el PIB global. Otro elemento inquietante es que la deuda de los estados, que lastra las economías especialmente de las comunidades del sur, esté financiarizada y por tanto sometida a las incertidumbres del mercado. La deuda de los estados ha llegado a ser un producto financiero que se compra y se vende, lo que genera beneficios a otros inversores.
Como propuesta para combatir la cuestión flagrante de la deuda internacional, desde Italia se lanzó a finales del siglo pasado, en el marco del Jubileo 2000, un documento jurídico, apoyado por la Comisión de DDHH de la ONU, para argumentar que el mecanismo de la deuda internacional es contrario a los DDHH, por lo que sus acuerdos podrían ser denunciados ante la Corte de la Haya.
El ponente compartía desde su experiencia misionera en Etiopía como, mientras la hambruna amenaza a la población, el estado acumula grano en los depósitos para ofrecerlo a los agronegocios globales (que fijan su precio en la Bolsa de Chicago) y pagar así los intereses de su deuda. En otro ejemplo, denunciaba el riesgo que supone que los bienes comunes, como la salud, estén controlados solo por el mercado, lo que genera que mientras en el norte avancemos hacia la tercera dosis de vacuna COVID19, en África solo un 1% de la población tiene colocada la segunda.
La Iglesia ha generado abundante reflexión recogida en las diversas encíclicas sociales, desde Rerum Novarum al final del siglo XIX, y el magisterio del papa Francisco destaca por colocar a la persona pobre y descartada en el centro, no como objeto pastoral, sino como sujeto teológico: Dios se encarna en el pobre. El concepto de desarrollo, vinculado a la tecnología y al beneficio, debe sustituirse por el de progreso, que remite a la persona y su aspecto social. Ante una cuestión compleja, como el sistema económico, no es posible una respuesta mágica sino, como insiste Francisco, participar e iniciar procesos transformadores.
En este contexto, Albanese proponía no demonizar al mercado, sino convivir con él y promover desde dentro economías alternativas, como viene impulsando la iniciativa vaticana de la Economía de Francisco y Clara. No fomentar una mística de la miseria, que solo promueve compartir el sufrimiento de las comunidades sin dar otro paso. La Economía Social es un campo con gran desarrollo, en el que surgen empresas cuyo objetivo no es generar beneficios, sino resolver problemas de las personas. Los microcréditos impulsados por el premio Nobel M. Yunus son una herramienta, así como la Banca Ética (Fiare, Coop 57, Triodos…). Igualmente debemos promover leyes que puedan reconducir las acciones empresariales, pues la desregulación que promueve el liberalismo deja a las comunidades en manos de las empresas sin escrúpulos. La alianza europea de entidades eclesiales CIDSE trabaja en esta regulación corporativa.
Para las congregaciones religiosas está la tarea de revisar responsablemente en qué iniciativas invierte sus recursos. Actualmente tenemos dos campañas de desinversión en curso. El movimiento Laudato Si‘ promueve desinvertir en empresas que favorecen los combustibles fósiles, mientras que la red Iglesias y Minería, en la que participan los LMC y los Misioneros Combonianos de Brasil, busca la desinversión en compañías de megaminería, que amenzan a las poblaciones y el medio ambiente. Y apostar por una evangelización integral en la que la promoción de la transformación social esté presente. El reciente Mapa de los ministerios sociales combonianos presenta ejemplos de este tipo.
Para el movimiento laico comboniano estaría la tarea de profundizar en cómo nuestros estilos de vida contribuyen a apuntalar el sistema financiero global o a platear alternativas. El LMC de Italia viene trabajando esta vía con un importante componente profético. En España, la plataforma Enlázate por la Justicia, en la que participa la ong comboniana AMANI, ha propuesto reflexionar también en este sentido. También es necesario que sintamos que podemos incidir en las políticas que pueden controlar al sistema económico-financiero, desde nuestros entornos más cercanos de familia y parroquias, hasta los órganos decisores, participando en acciones junto a plataformas organizadas. En este sentido, el año pasado varios LMC participamos en una formación sobre incidencia política impulsada por la plataforma REDES.
El encuentro concluyó con el diálogo de las personas participantes para avanzar en nuestra formación como LMC y estrechar lazos con el resto de la Familia Comboniana en este ámbito.
En el XX aniversario del atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, el misionero y periodista comboniano P. Giulio Albanese MCCJ aborda el tema de la economía civil en el webinar “Economía, tierra de misión”, promovido por la Coordinadora Europea de los Laicos Misioneros Combonianos. El encuentro, en línea con el proyecto “La Economía de Francisco”, realiza un análisis geopolítico del continente europeo, P. Albanese revela los mecanismos del sistema bancario en la sombra, el llamado “Shadow Banking”, uno de los principales culpables de la brecha cada vez más infranqueable entre el Norte y el Sur del mundo, agravado aún más por la pandemia de Covid-19.
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