Laicos Misioneros Combonianos

Fue así como llegó la Navidad…

Mozambique

En medio de muchas luchas, manifestaciones y muerte, Jesús nace en Mozambique. El pueblo lucha por salir de la opresión. El dolor de ver a los amigos sufriendo, llorando la pérdida de sus seres queridos también duele como una espada afilada. Mientras unos lloran, otros ríen. No es bueno sentir este dolor, no es bueno ver morir a la gente por la ambición de otros.

Él es nuestra esperanza, el niño Dios que nace es la esperanza de un pueblo cansado de sufrir, de ser oprimido.

Celebramos la Navidad, nos alegramos de la noticia de la llegada del Salvador. Pero no olvidemos nuestra responsabilidad hacia los que sufren.

Esta es una Navidad diferente, con un sentimiento extraño que mezcla la alegría de la llegada con el dolor de una población marcada por el sufrimiento.

Mozambique.  Ahí está mi Mozambique, una tierra que he aprendido a amar, personas que me hacen sentir mozambiqueño, cómo deseo que todo esto termine y llegue la paz.

Ha nacido el Salvador, que venga a salvar al pueblo mozambiqueño y a tantos otros que sufren.

¡Feliz Navidad!

Ecos de la Asamblea internacional LMC en Maia

Asamblea Maia 2024

Con un renovado espíritu misionero, concluimos la Asamblea de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) celebrada en Maia, Portugal. Este encuentro ha sido una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta nuestra comunidad y para renovar nuestro compromiso con la misión que San Daniel Comboni nos encomendó. Durante estos días, hemos abordado, entre otros temas, los desafíos económicos que como comunidad tenemos, nuestra metodología misionera, la revisión de nuestra estructura de gobierno y nuestra responsabilidad hacia las misiones internacionales.

En un mundo con grandes desigualdades, es crucial gestionar los recursos de manera responsable, garantizando la sostenibilidad de nuestras actividades misioneras. En este sentido, la Asamblea subrayó la necesidad de ser transparentes y rendir cuentas en el uso de los fondos. También se destacó la importancia de diversificar nuestras fuentes de financiamiento y explorar nuevas estrategias que nos permitan mejorar nuestras finanzas para ponerlas al servicio de la misión.

La sostenibilidad económica no solo depende de los recursos externos, sino también de la creatividad y el compromiso de los miembros de los LMC. Nos comprometemos a involucrarnos activamente en la planificación y ejecución de iniciativas que aseguren la estabilidad financiera de nuestra misión a largo plazo.

La misión no debe limitarse a la evangelización, sino que debe ser un proceso integral que promueva el bienestar espiritual y humano. En un mundo cada vez más diverso, debemos trabajar estrechamente con las comunidades locales, empoderándolas para que sean protagonistas de su propio proceso de cambio.

Se hizo hincapié en que nuestra misión debe abordar no solo las necesidades espirituales, sino también las cuestiones sociales, económicas y de justicia. Como Laicos Misioneros Combonianos, nuestro compromiso es ser testigos activos del Evangelio y a partir de nuestro ejemplo de vida, trabajar por la dignidad humana y la justicia social.

La revisión de la estructura de gobierno también fue un tema central. En un contexto globalizado, necesitamos una organización flexible que permita una buena coordinación y que fomente la participación activa de todos los miembros en la toma de decisiones. Se propuso tener un organigrama de pirámide inversa, que contemple a la asamblea general como órgano máximo de dirección, de esa misma forma, a partir de esta asamblea general, se conforman los comités por países, los cuales se unifican continentalmente en un solo comité para que se agrupan en un solo comité central; a este comité central lo acompaña, como consejero un integrante de los MCCJ.

Los LMC debemos ser corresponsables con las misiones internacionales, donde la pobreza y las injusticias sociales son más evidentes. Este compromiso no solo implica apoyo material, sino también espiritual y formativo. La colaboración con otras organizaciones y redes de apoyo es esencial para maximizar el impacto de nuestra misión.

Al concluir esta Asamblea, renovamos nuestro compromiso con la misión de los Laicos Misioneros Combonianos. Nos sentimos más unidos y fortalecidos en nuestra vocación, guiados por el ejemplo de San Daniel Comboni. Continuamos adelante con esperanza, valentía y unos fuertes sentidos de solidaridad y justicia, comprometidos con los más pobres y necesitados.

Como en todos los encuentros por países, nuestra asamblea concluyo con una reunión de integración en la cual, cada país compartió lo mejor de su alegría, con bailes, comidas típicas y bebidas de la región, intercambiamos con alegría parte de nosotros y de lo que nos caracteriza como una sola familia; el más respetuoso, alegre y delicioso cierre de una asamblea que nos une.

Que el Espíritu Santo siga iluminando nuestro camino y que nuestra misión continúe siendo fiel al carisma de San Daniel Comboni.

¡Todos juntos por la misión!

Felipe Mora, LMC Colombia

Familia en misión

Tobiasz Adela 2024

Yo, Tobiasz, junto con mi mujer, Adela, hemos pasado ya unos cuantos años en misión: dos años en Sudáfrica y más de dos años en Etiopía. Volvimos a Polonia cuando nuestro hijo estaba a punto de nacer. Han pasado cinco años desde entonces y han aparecido tres hijos. Con nuestra familia aumentada por Leo (5 años), Jeremi (casi 4 años) y Beniamin (1 año y medio), decidimos refrescar nuestra vocación misionera y volvimos a África, esta vez por cinco semanas.

Visitamos la comunidad internacional LMC en Kitelakapel, Kenia, donde fuimos acogidos por Pius, Linda y Marzenka. Fue estupendo ver una comunidad tan hermosa, que mantiene buenas relaciones con la población local y entre ellos mismos. Nos acogieron calurosamente y nos hicieron formar parte de su comunidad durante ese tiempo.

Empezaban las vacaciones escolares y organizamos actividades para los niños del barrio. Estaban ansiosos por pasar el tiempo jugando y les entusiasmaba ver a gente blanca del mismo tamaño que ellos, es decir, nuestros hijos. Participamos en las jumuias, reuniones de pequeñas comunidades en las que se lee la Biblia y se habla de ella. Después de las misas dominicales teníamos reuniones con los feligreses, donde compartíamos nuestra forma de entender a Dios, el matrimonio y la educación de los hijos. Las palabras siempre significan menos que el ejemplo de vida, y esperamos que estar allí aunque sólo sea unas semanas inspire a algunos de ellos a perseguir la visión cristiana de la familia.

Las realidades de la región de West Pokot son muy diferentes de las que conocemos de Europa. Los hombres no participan en la vida familiar: la gente se escandalizaba de que llevara a Beniamin en un portabebés y jugara con mis hijos. La mayoría de ellos no acuden a la iglesia, y a veces no permiten que sus esposas vengan, sabiendo que la iglesia no aprueba la poligamia que ellos practican. Los niños pequeños a menudo se quedan solos, con el único cuidado de sus hermanas no mucho mayores. Por otro lado, la vida allí es hermosa en su sencillez. La gente es alegre y muy hospitalaria. Seguramente hay mucho que inspirarse en ellos y ellos también pueden aprender mucho de nosotros.

Volvemos a Polonia no sólo con buenos recuerdos de un viaje excepcional, sino con nuestra vocación misionera renovada. Es posible ser misionero quedándose en tu ciudad natal. Pero permaneciendo en tu ciudad natal es muy fácil no ser misionero. Estamos muy contentos de haber podido vivir de nuevo la experiencia de la misión.

Tobiasz Lemański, LMC