En este tiempo de Adviento rezamos como comunidades unidas en todo el mundo, que el Espíritu Santo nos inspire a transformar nuestro mundo; nos dé poder para buscar el bien común para todas las personas; y nos dé el espíritu de solidaridad que nos hace uno con todos aquellos que sufren injusticia y viven en la necesidad. Textos adjuntos de la oración para el Adviento 2013 en Inglés (text) y Español (texto 1, texto 2, texto 3 y texto 4).
África
Proyecto ZO KWE ZO (toda persona es persona)
PROGRAMA DE ATENCIÓN SANITARIA A LA POBLACIÓN PIGMEA EN MONGOUMBA
República Centro Africana
Familia Comboniana unida por una causa común
Contexto:
Este año, la familia comboniana en Portugal tendrá como tema central del año la esclavitud. Por lo tanto, dadas las circunstancias en que se encuentran los países en los que trabajamos, la familia comboniana se une en apoyo de un proyecto para los pigmeos de Mongoumba – RCA (donde tenemos nuestra LMC Elia Gomes como responsable de los temas de salud).
El pueblo de Mongoumba está situado en un bosque ecuatorial en Lobaye, Prefectura de la República Centroafricana, y hace frontera con la República Democrática del Congo y la República del Congo, en plena selva ecuatorial.
La población estimada es de 21.235 habitantes, con más del 50 % de jóvenes (menores de 20 años).
Aquí existen una treintena de aldeas situadas principalmente en las orillas de los ríos Ubangi y Lobaye. La población tiene gran diversidad étnica, los grupos étnicos más numerosos son los Ngbaka y la etnia Mondzombo, del grupo bantú. Existe todavía un grupo de pigmeos Aka, según el último censo realizado por CARITAS, en 2004, el número de habitantes que pertenecen a este grupo étnico era de 3089, estando distribuidos en más de 80 campamentos dispersos en el bosque.
A pesar de ser los pigmeos los primeros habitantes de esta región, sufren la discriminación del resto de la población que los utiliza como mano de obra barata y los excluyen de las organizaciones sociales.
Las actividades económicas pertenecen al sector primario: café, banano, yuca, caza, pesca y recolección de frutas. En esta zona existen todavía empresas madereras y mineras que explotan los recursos naturales provocando la ruptura del equilibrio del ecosistema y destruyendo el hábitat natural de los pigmeos.
Introducción:
Para apoyar a nivel sanitario a la población pigmea, la misión – y más específicamente la comunidad de Laicos Misioneros Combonianos (LMC) presentes allí – procuran servir de puente entre esta población y el centro local de salud pública, así como facilitar el acceso de los pigmeos a los medicamentos, programas de desnutrición, epilepsia, así como a las campañas de vacunación y acceso al agua potable (a través de la construcción de pozos en la selva).
La población pigmea no consiguen ir más allá de una colaboración del 2 % en el gasto total en temas de salud.
Actividades:
1. Donación de medicamentos necesarios para los pigmeos habiendo una contribución financiera por parte de ellos.
2. Educación sanitaria individual y de grupo durante las consultas y en diferentes campamentos pigmeos en temas de vacunación y de las enfermedades con mayor incidencia.
3. Acompañamiento, medicación y capacitación en casos de epilepsia y desnutrición (muy comunes en esta región).
4. Creación de 2 pozos en la selva para satisfacer las necesidades de agua potable .
Presupuesto (en Euros) para el desarrollo de actividades (para un año):
Concepto |
Financiamiento necesario |
Gastos en medicamentos |
3 700,00 € |
Mal nutrición |
550,00 € |
Epilepsia |
630,00 € |
Campañas de vacunación / sensibilización |
150,00 € |
Construcción de 2 pozos de agua |
250,00 € |
Total |
5 280,00 € |
Este proyecto tiene por objeto asegurar un nivel mínimo de salud para los pigmeos de esta región (ya que estos son los más pobres entre los pobres).
Junto a estas actividades, la Misión Católica de Mongoumba se dedica a otras actividades tanto en educación como en términos de Pastoral. Así, este proyecto es sólo una parte del trabajo integral que se realiza en la misión.
Desde ahora la comunidad LMC presente en Mongoumba, les agradece la colaboración de todos y, especialmente, la atención prestada a la realidad de los pigmeos. Es, de hecho, en constante colaboración que la Misión continua y que, poco a poco, todos juntos, somos capaces de construir un mundo mejor, “para que muchos tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).
Nota: En la actualidad, en esta misión está presente la LMC Elia Gomes, enfermera, que cuida de los asuntos referentes a los temas de Salud.
Los LMC de Portugal están disponibles para proporcionar cualquier información adicional, apoyar y aclarar cualquier duda que les puedan surgir:
Puede descargar el folleto del proyecto ZO KWE ZO aqui.
Página del proyecto en Facebook aqui.
Susana Vilas Boas: (00351) 960 145 875 susanavilasboas@gmail.com (hizo parte de esta comunidad durante 5 años)
Sandra Fagundes: (00351) 966 592 658 sandrafagundes@gmail.com (tesorera de los LMC)
Las donaciones pueden depositarse en la cuenta:
IBAN: PT50 0036 0131 99100030116 60
SWIFT: MPIOPTPL
Misión desde la fragilidad
Es la primera vez que llego a la misión de Boda. Decidimos celebrar la fiesta de Comboni con nuestros hermanos de Boda que han pasado un momento difícil con el conflicto Seleka, pues les saquearon varias veces la casa y les robaron casi todo. En Boda viven estos tres hermanos combonianos probados por la misión: Adelino con 70 años tiene una salud muy deteriorada, Berti con 74 sigue siendo un todo terreno en la parroquia de Boganangone, y Claude, un centroafricano de 45 años.
La hermana Margarithe, de La Martinica, me cuenta el sufrimiento de su gente. Trabaja en el hospital de la ciudad, pero en agosto el médico y las matronas huyeron ante la violencia de los soldados y ahora muchas mujeres dan a luz en la selva y no pocos niños y madres mueren. Cada día en el hospital se tiene que enfrentar a las condiciones inhumanas en que vive este pueblo.
Es en este contexto de precariedad y sufrimiento que, para celebrar la fiesta de Comboni, Adelino nos ha invitado a meditar esta mañana sobre la “Misión desde la fragilidad”. Partiendo de la experiencia de la Iglesia de Argel probada hace unos veinte años con no pocos mártires como su obispo Pierre Claverie, los siete monjes de Tiberine o los cuatro padres blancos y tantos otros misioneros y cristianos… hemos reflexionado qué quiere decir vivir la misión en nuestra situación concreta de dolor y sufrimiento; una Misión desde la fragilidad.
En estos momentos estamos llamados a vivir la misión con las manos desnudas. No hemos sido nosotros quienes hemos elegido este momento de prueba, ha sido nuestro Señor, el Siervo sufriente, quien nos ha conducido hasta aquí.
Cuando hacemos cábalas mentales preguntándonos “¿Cuál sería el momento ideal para la misión?”, nos equivocamos con futuribles utópicos lejos del corazón de Dios. Ese momento ideal de la misión no existe; el momento ideal es el hoy, el presente… Los cuatro padres blancos asesinados en Argelia eran conscientes de su vulnerabilidad y por eso habían escogido “la fragilidad como lenguaje del amor…”. Este tiempo nos invita a una segunda elección decían ellos; pasar “de una espiritualidad de desarrollo a una espiritualidad de la presencia y del diálogo”. En definitiva no es otra cosa que seguir el modelo de Jesús hecho carne para vivir la vida de los hombres. “Aprender nuestra impotencia y tomar conciencia de nuestra pobreza radical de nuestro ser desnudo radical delante de Dios no puede ser más que una llamada urgente a crear ante el otro relaciones de no poder; habiendo reconocido mi propia debilidad puedo no solamente aceptar la debilidad de los otros, sino también puedo vivir la invitación a hacer mía esa debilidad imitando así a Cristo pobre” (Cristel, padre Blanco).
El auténtico dialogo se sitúa en el no poder; hunde sus raíces en la debilidad y la fragilidad, Sólo hay verdadero dialogo cuando cada uno está enfrentado a su propia vulnerabilidad y fragilidad. Esto exige un cambio de óptica al estilo de san Pablo (1 Cor 2, 1-5) que se vanagloria de su propia fragilidad para así acercarse al otro con la fuerza de la debilidad…
Cierto, la debilidad no es una virtud, sino la expresión de una realidad fundamental de nuestro ser que tiene que ser constantemente moldeada por la fe la esperanza y la caridad para conformarse a la debilidad y la pobreza de Cristo. Jesús no ha elegido medios fuertes; la Iglesia no puede apoyarse ni en su poder ni en su fuerza. En estos momentos de crisis y prueba estamos invitados a huir de una Iglesia autorreferencial, una Iglesia que sea fin en ella misma; cuando la Iglesia toca la debilidad y la fragilidad de los hombres, entonces, desde su propia flaqueza puede convertirse en misterio de salvación.
En toda esta pedagogía de la fragilidad, siguiendo los pasos de Comboni, hemos visto cómo la oración es nuestra única fuerza, por ello hemos meditado sobre tres tentaciones de nuestra oración en estos momentos de crisis:
1ª) El miedo ante el futuro… pensar que no hay futuro. Tenemos miedo a que Dios nos abra los ojos y nos desnude; tenemos miedo porque sabemos que Dios cuando pide la mano se toma el brazo entero…
2ª) La evasión… Vivir en un futuro hipotético que no existe; “si hubiera vivido en otro momento, en otras circunstancias, con otras personas…” La evasión es el miedo y la negación del presente de Dios en mi vida.
3ª) La impaciencia… Quererlo todo ahora, inmediatamente… La lógica de la paciencia de Dios va en otro sentido… la lógica de la cruz, del grano de trigo.
No, no hemos elegido nosotros este tiempo de dolor y prueba, ha sido el Señor Jesús quien nos ha conducido amorosamente hasta aquí para que desde nuestra propia fragilidad y vulnerabilidad, quizás, podamos entrar en verdadero contacto con este pueblo humillado y ultrajado.
“¿Por qué os quedáis?” les preguntaban a los de Argelia. Este es el lugar de la Iglesia, la cruz de su Señor.
Por Jesús Ruiz (MCCJ en Mongoumba).
Ha pasado más de un año desde que llegué a África
A veces la gente me pregunta si echo de menos Polonia, la familia o los amigos. Bueno, reconozco que es absolutamente normal tener nostalgia. Algunos días me gustaría poder ver a mi familia y amigos y hablar con ellos, pero luego viene la idea de que me gustaría que fuera sólo por un momento, después del cual me gustaría volver aquí, a África. Esos pensamientos no aparecen muy a menudo, rara vez tengo tiempo para sentarme y pensar; siempre es mejor vivir aquí y ahora, porque el tiempo vuela sin piedad. Estoy escribiendo sobre las añoranzas porque hace unos días celebré el primer aniversario de mi llegada a África, por lo que un montón de recuerdos vinieron a mi cabeza.
En resumen, este año ha sido rico en nuevas experiencias, nuevas personas, lugares y culturas. Fueron hermosas e imposibles de describir al máximo todas las situaciones, sentimientos y recuerdos. De todas maneras la mayoría de ellos los podéis encontrar en mi blog. ¡Gracias a Dios por este tiempo!
He pasado las últimas dos semanas trabajando como de costumbre. El área de la fisioterapia ha mejorado mucho. Durante mi tiempo aquí todo el mundo se ha ido acostumbrando y ahora la cooperación con los médicos y las enfermeras es más fluida. Me ayudó mucho el recibir el equipamiento desde Polonia, por lo que les doy las gracias una vez más.
LMC en Etiopía: Maggie, Mark y Emebet Banga
¡Saludos desde Etiopía! Somos Mark, Maggie y nuestra hija Emebet. Somos LMC de Canadá y trabajamos en Awassa, Etiopía, desde hace 4 años. Los Padres, Hermanos y Hermanas Combonianas de Etiopía nos han acogido con mucho cariño y realmente nos sentimos parte de la Familia Comboniana.
Nosotros nos unimos a los LMC motivados por nuestra fe y nuestro deseo de dejar más sitio en nuestros corazones a Dios. Nos sentimos llamados a darnos más en esta manera concreta en una misión multicultural. Sentimos esta invitación como un joven matrimonio, y así sencillamente, dijimos “Sí” con mucha emoción e ilusión. Nuestra vida misionera ha sido plena y estamos agradecidos a Dios por todas las bendiciones que nos ha dado. Nuestra mayor bendición ha sido nuestra hija Emebet, a quien hemos adoptado aquí en Etiopía. Ahora tiene 2 años y cada día somos conscientes del gran regalo que Emebet ha supuesto en nuestras vidas, y nosotros en la suya.
Maggie trabajó durante nuestros primeros años aquí en el Centro de Salud Católico Bushulo, a unos 7 km al sur de Awassa, aprovechando su formación en medicina natural (Naturopatía), práctica clínica y actividades de salud pública. Ahora Maggie es mamá a jornada completa cuidando a Emebet (¡el más noble y divertido de los ministerios!). Mark trabaja en la Secretaría Católica de Awassa, la principal oficina de coordinación de la Diócesis de Awasa, que cubre el sur de Etiopía. Es el responsable de los programas sociales y de desarrollo de la Iglesia Católica en esta diócesis, incluyendo educación, salud, agua, promoción de la mujer, emergencias y otros servicios sociales para los más pobres. Juntos, como marido y mujer, tenemos además otros ministerios como trabajar como orientadores en el Colegio Católico y en la Asociación de Estudiantes de la Universidad de Awassa, facilitando la organización de encuentros y retiros en el Centro de retiros Getsemani, dando clases de arte en un orfanato local y enseñando Teología del Cuerpo.
Es difícil precisar dónde empieza nuestro trabajo y dónde acaba nuestro tiempo personal, y damos gracias por ello. Esta es una consecuencia de la vida misionera, dónde nuestro trabajo es nuestra vida y dónde nuestra vida es nuestro trabajo, y en ambos intentamos darnos a Dios.
La situación a nuestro alrededor es de pobreza severa y miseria con necesidades aparentemente sin fin. Las demandas que hacen y los rostros de las personas que viven aquí son reales, y nos desafían porque no siempre podemos tenemos respuestas. A veces reímos y a veces lloramos, y otras veces nos miramos con los ojos muy abiertos sin saber qué hacer. Pero a través de todos estos encuentros estamos creciendo y cambiando, intentando vivir “codo con codo” con nuestros hermanos y hermanas etíopes. Esta es nuestra alegre lucha de cada día. Los posts y reflexiones que compartiremos con vosotros son la historia de nuestra experiencia LMC. Rezamos para que Dios continúe transformándonos, tanto a vosotros como a nosotros, en las personas que fuimos creados para ser.
Maggie, Mark y Emebet
Laicos Misioneros Combonianos
Awassa, Etiopía