Laicos Misioneros Combonianos

Muchos saludos desde Alenga en Uganda

Queridos amigos, Espero que estén todos bien. Yo estoy muy bien aquí. Mientras tanto me siento en casa y estoy muy feliz de ayudar a los alumnos mediante la enseñanza de clases de informática. A través de una ayuda de Alemania conseguí diez ordenadores portátiles. Durante el día estoy en el aula y en las tardes doy clases a las hermanas y a la gente de la aldea cercana sobre cómo trabajar con un ordenador. Cada día estoy muy ocupada y feliz de darle a la gente de aquí algunas perspectivas para su futuro.

¡FELICES PASCUAS y muchos saludos desde Alenga en Uganda, Elena!

El Plan de Comboni y la ministerialidad

ComboniHaciendo una lectura actualizada del Plan de Daniel Comboni – a partir de los desafíos misioneros de hoy – descubrimos dos intuiciones proféticas cuyo valor que el paso del tiempo no ha hecho sino acrecentar su valía:

1. “La regeneración de África con África misma” (Escritos 2753).

Daniel Comboni está convencido, a través de su experiencia y la de otros grandes apóstoles, que no hay camino posible para dicha “regeneración” sino involucrando al mismo pueblo africano como auténtico protagonista de su historia y constructor de su propia liberación.

2. “[Encontrar] un eco de aprobación y un impulso favorable y de ayuda en el corazón de los católicos de todo el mundo, identificados y fundidos con esa sobrehumana caridad que abarca la totalidad del universo, y que el Divino Salvador vino a traer a la tierra” (E 2790).

Todavía con mayor audacia, Daniel Comboni declara que la realización de este Plan para la regeneración de África exige la colaboración incondicional de todas las instancias de la Iglesia y de la sociedad civil, superando cualquier clase de frontera o prejuicio o argumento mezquino.

En estas páginas nos ocuparemos de este último aspecto: la urgencia de sumar el compromiso de todos los “católicos” a favor de una única misión. El término “ministerialidad” (ministerium = diakonía = servicio) nos ayuda a traducir mejor el pensamiento y la praxis de Daniel Comboni, aunque somos conscientes que en el Plan nunca utiliza esta palabra y que se trata de un concepto que no corresponde ni al lenguaje barroco ni a la teología tridentina de su época. Por “ministerialidad” entendemos la responsabilidad misionera por parte de todos los bautizados sin excepción para hacer emerger el Reino de amor y de justicia (fraternidad universal) que ha instaurado la persona y el acontecer de Jesucristo en medio de nosotros. Daniel Comboni no proponía simplemente una estrategia organizativa sino una manera de ser Iglesia en madurez.

Vayamos directamente al texto del Plan, a fin de darnos cuenta de la amplitud de su horizonte (cfr. la última edición fechada en Verona en 1871 – E 2741-2791):

A) ¿Cuál es el soporte teológico que Daniel Comboni coloca a la base de su Plan?

Se trata de un fundamento cristológico y una respuesta martirial:

  • El católico mira a África “no a través del miserable prisma de los intereses humanos, sino al puro rayo de su Fe” y descubre allí “una miríada infinita de hermanos pertenecientes a su misma familia, por tener con ellos un Padre común arriba en el cielo…” Entonces “llevado por el ímpetu de aquella caridad encendida con divina llamarada en la falda del Gólgota, y salida del costado del Crucificado para abrazar a toda la familia humana…” siente que se hacen más frecuentes los latidos de su corazón “y una fuerza divina [parece] empujarle hacia aquellas bárbaras tierras para estrechar entre sus brazos y dar un beso de paz y de amor a aquellos infelices hermanos suyos…” (E 2742).
  • Y precisamente por la fuerza de esa caridad que emana del costado de Cristo, Daniel Comboni está dispuesto a “derramar la sangre hasta la última gota” (E 2753) por sus hermanos más pobres y abandonados. Digamos por tanto que la motivación que mueve toda la vida de Comboni es el reflejo de una fe sólida en la redención que el misterio pascual de Cristo nos ha ganado y que constituye el principio de toda acción misionera. En otras palabras, la “ministerialidad” (servicio misionero) que pide Daniel Comboni en su Plan dice relación a Jesucristo, el servidor por excelencia del Padre para realizar su Plan de salvación, y a Iglesia que es enviada como servidora de la humanidad para continuar la misión misericordiosa de su Señor.

B) ¿Qué visión de Iglesia tiene Daniel Comboni al atreverse a pedir un compromiso de tal magnitud a los católicos sin distinción?

El reto en aquella época, como también hoy, se antoja casi  imposible, sobre todo cuando se piensa al desánimo y frustración que se anida en muchos de los líderes eclesiásticos.

El amor que Comboni alberga por la Nigrizia lo lleva a pedir en concreto:

  • la ayuda y cooperación de los Vicariatos, Prefecturas y Diócesis ya establecidos alrededor de África (E 2763);
  • la creación de Institutos para chicos y chicas de raza negra, en lugares estratégicos alrededor de toda África (E 2764-65);
  • que las Órdenes religiosas y las Instituciones católicas masculinas y femeninas aprobadas por la S. Congregación de Propaganda Fide dirijan dichos Institutos (E 2767);
  • fundar en Europa pequeños Colegios para las misiones africanas para abrir el camino del apostolado de África a todos los eclesiásticos seculares de las naciones católicas que fuesen llamados por Dios a tan sublime e importante misión (E 2769);
  • establecer Institutos religiosos femeninos de Europa en los países del interior de África menos letales, ya que la mujer europea ha dado evidencias de mayor resistencia que los misioneros debido a la adaptación de su físico, la índole de su moral y los hábitos de su vida doméstica y social (E 2780);
  • para coordinar todo este proyecto se construya una Sociedad compuesta de personas inteligentes, magnánimas y muy activas que sean capaces de tratar con todas las Asociaciones que puedan asegurar los medios pecuniarios y materiales (E 2785) y convoquen a todas las fuerzas del Catolicismo a favor de Africa, (E 2784-88).

El objetivo que Daniel Comboni quiere alcanzar es la dignificación del pueblo africano en su integridad:

  • no solamente los negros del África interior, sino también los de las costas y de todas las otras partes de la gran isla…toda la estirpe de los negros (E 2755-56);
  • los jóvenes negros serán formados como Catequistas, Maestros y Artesanos (virtuosos y hábiles agricultores, médicos, sangradores, enfermeros, farmacéuticos, carpinteros, sastres, albañiles, zapateros, etc.(E 2773);
  • las jóvenes negras por su parte recibirán formación como Instructoras, Maestras y mujeres de familia que deben promover la instrucción femenina… (E 2774);
  • de la clase de los Catequistas se creará una sección con los individuos más distinguidos por su piedad y saber, en los que se descubra una probable disposición al estado eclesiástico (clero indígena); y esta será destinada al ejercicio del ministerio divino (E 2776);
  • del grupo de las jóvenes negras, entre las que no se sientan inclinadas al estado conyugal, se creará la sección de las Vírgenes de la Caridad, formada por aquellas que se distingan por su piedad y conocimiento práctico del catecismo, de las lenguas y de las labores femeninas (E 2777);
  • a fin de cultivar las inteligencias que pudieran revelarse más destacadas, para formarlos como hábiles y e iluminados jefes de las Misiones y Cristiandades del interior de la Nigricia se podrá fundar pequeñas Universidades teológicas y científicas en los puntos más importantes de la periferia de la gran isla africana (Argel, el Gran Cairo, St. Denis en la isla Reunión y otra hacia el océano Atlántico). En otros puntos se podrían fundar con el paso del tiempo pequeños talleres de perfeccionamiento para los Artesanos considerados más aptos (E 2782-83).

En resumen, descubrimos en esta propuesta de Daniel Comboni una visión eclesiológica tremendamente abierta e integral, que toma en cuenta todos los ministerios (desde aquel que presta el Papa hasta el que ofrece el más humilde catequista o artesano) cuando se trata de llevar adelante la misión a favor de las personas más necesitadas. Y esto no por simple filantropía o por un sentimiento romántico de un heroísmo ingenuo sino por la sólida motivación que brota del acontecimiento bautismal que nos revela existencialmente el amor de Dios y nos hace hermanos y hermanas en igual vocación de santidad y capacidad. Esta manera práctica de crear ministerialidad encontrará eco solamente un siglo más tarde en la teología postconciliar con el Vaticano II.

Aunque cada uno de los aspectos señalados hasta ahora merece un estudio más completo, por brevedad de espacio presentamos, en forma de decálogo, una serie de enseñanzas emanadas del Plan de Comboni:

1) Daniel Comboni reconoce la importancia del ministerio del Papa (con quien se entrevista personalmente en numerosas ocasiones) y de Propaganda Fide. A ellos dirige su Plan con muestras sinceras de comunión eclesial.

2) La audacia de sus “sueños” nace de su confrontación con la realidad de sufrimiento y opresión que viven sus hermanos y hermanas. Su Plan es fruto de la solidaridad dentro de un método misionero de encarnación.

3) Detrás de su planteamiento está la capacidad de interactuar con toda clase de personas con madurez humana y espiritual. La ministerialidad del Plan supone personas integradas y capaces de relaciones auténticas.

4) Existe una antropología más allá de su tiempo que apuesta por las personas reconociendo su dignidad plena.

5) En el Plan se revela un modelo de ser Iglesia en comunión y participación, nacida de la consagración bautismal y la común vocación a la vida plena en Dios.

6) El laicado encuentra su total expresión ministerial. No es piramidal sino pueblo de Dios en corresponsabilidad.

7) En particular la mujer encuentra el espacio debido para su valorización en cuanto tal y en su consagración. En esto Comboni es realmente pionero.

8) La labor evangelizadora que entrevé el Plan es integral, ninguna dimensión humana queda opacada. Todas las dimensiones humanas entran en el proyecto de Dios.

9) La inserción estratégica que plantea para que el trabajo sea posible sin mayores tragedias, supone una preocupación de planeación y evaluación encomiables.

10) Todo esto viene enmarcado en el misterio de la Cruz, sabiendo que se trata de una entrega consiente de la propia vida pero más que nada confiando en que las obras de Dios nacen y crecen al pie del calvario. Y que es el Espíritu Santo quien guía ayer y hoy la misión.

P. Rafael González Ponce mccj

El duelo y la curación

CandelLas tradiciones sobre el duelo por la muerte de un ser querido son,  aquí en Etiopía,  muy diferentes a nuestra cultura occidental. Los funerales son aquí ocasiones importantes  que involucran a toda la comunidad. Una carpa blanca junto a una casa o en la calle es una señal de duelo. Cuando una persona muere, los familiares y amigos se reúnen en la casa del difunto para consolar a la familia. La carpa de duelo se mantendrá durante más de una semana y durante ese tiempo la familia nunca está sola. Amigos y familiares (incluyendo parientes lejanos y conocidos) van  cada día para acompañarlos y ofrecer sus condolencias, pero sobre todo para sentarse en silencio con la familia. A un funeral típico pueden asistir miles de personas.

Las familias suele ser miembros de unos grupos comunitario locales llamado Idir. Son grupos de auto-ayuda para cubrir los gastos funerarios y los miembros se reúnen mensualmente para tomar decisiones sobre los fondos. A criterio de los miembros del comité, los fondos también pueden ser utilizados para créditos o ayudas en tiempos de dificultades. Un Idir típico puede estar formado por 50 familias. Todos los meses cada familia de la Idir contribuye aproximadamente con 15 birr (1 $) al fondo, y si alguien en su familia muere, se le dará una suma de dinero para ayudar con los costes del entierro y funeral. Mientras que la familia está de duelo, la Idir también se movilizará rápidamente para tomar decisiones por ellos y proporcionarles la carpa de duelo, grandes ollas para cocinar, utensilios, sillas, bancos y mesas. La razón de ser del Idir es proporcionar un tiempo digno y adecuado de luto para la familia y para ello liberan a la familia de todo el peso de la organización del funeral (tanto de los gastos como de la logística).

Al visitar a la familia para darles el pésame, es curioso que muchas veces no se dicen nada. La gente va y viene, sin decir nada, o sin siquiera saludar directamente a los miembros de la familia en duelo. A veces en la vida las palabras son insuficientes y los etíopes se atienen a esta verdad cuando se trata del duelo. Lo importante es estar presente. Algunas veces, toda mi oficina (Mark) ha cerrado para poder ir  todo el personal a dar el pésame. Todo el grupo (con las mujeres llevando pañuelos negros sobre sus cabezas) entrábamos en el recinto o casa y nos sentábamos en silencio en bancos de madera largos, sentándose más cerca de la familia de luto las personas mayores o los invitados más importantes. Nos sentábamos en silencio durante una media hora con un pedazo de pan o cebada tostada que nos servían. Luego, después de un tiempo razonable, el P. Sixto, director de nuestra oficina y el más anciano (con el pelo blanco) se ponía de pie y decía unas palabras y una oración por los difuntos y la familia. Tras eso todo el personal salíamos en silencio, sin decir una palabra.

Cuarenta días después de la muerte hay otra gran celebración para marcar el final del período de duelo principal. Lo normal en esos primeros cuarenta días es que los familiares de los fallecidos lleven diferentes prendas de vestir (sobre todo negro) y peinados (las viudas a menudo se cortan el cabello). Muchas veces algunos parientes van a dormir a la casa de la familia del difunto durante los 40 días para asegurarse de que no están solos. Se suele hacer un pequeño altar conmemorativo con una foto de la persona fallecida y una vela encendida. Para los 40 días normalmente se celebra una eucaristía en la Iglesia (para los ortodoxos y católicos), seguido de una comida en casa de la familia. La carpa blanca se levanta de nuevo y los miembros de la Idir vienen a ayudar en la cocina y con los preparativos. En octubre, el padre de uno de nuestros mejores amigos murió mientras yo (Maggie) estaba trabajando en el sur y no me enteré hasta unos días después del funeral. Al regresar del Sur, tenía muchas ganas de asistir a la celebración de los 40 días para dar mi apoyo a ella y a su familia.

Nuestro amigo vive en Awassa, pero su familia es de la pequeña ciudad de Kebre Mengist a unas 10 horas de viaje. Me alojé en su casa aquí en Awassa la noche antes de nuestra partida, así que pudimos coger el autobús de las 4 a.m. juntos. Llegamos dos días antes de la celebración para ayudar con los preparativos. Fuimos andando desde la estación de autobuses y estábamos en medio de una conversación normal, cuando al entrar en el patio de la casa familiar todo el mundo rompió a llorar y gemir. Esta fue la manera de liberar la tristeza que todavía sentían. Esperamos hasta que uno de los ancianos, un tío, simplemente dijo: ‘basta’ y nos movimos.

Al día siguiente al amanecer, compraron un buey y lo sacrificaron.  Las mujeres comenzaron a llegar en gran número con cestas de cebollas, ajos, tomates y zanahorias atadas a la espalda. Se sentaron a la sombra de los árboles, pelando y cortando las verduras, clasificándolas en coloridas cestas, conversando mientras trabajaban. Prepararon guisos y injera para el almuerzo de los próximos días. Me uní a ellas y me dejaron remover un guiso en una enorme olla de 200L. El trabajo fue interrumpido por las ceremonias del café durante todo el día. El incienso flotaba en el aire. La gente se sentaba y se quedaba.

Agradecieron que quisiera estar allí con ellos, y hasta me dieron un lugar de honor para dormir en una cama (¡…con mi amigo y su tía!). Otros ocho parientes dormían alrededor de nosotros en colchonetas y colchones en el suelo. La misa en la Iglesia ortodoxa a la mañana siguiente fue sencilla y emotiva. Cientos de personas vinieron después para compartir el almuerzo juntos. Nosotros apenas salimos de la habitación de dormir en todo el día. Nos sentamos, la gente venía, se quedaba, contaban historias y compartían recuerdos. Hubo mucha más conversaciones que en los días inmediatamente después de la muerte, lo que revela que los 40 días de luto intenso, dejando todos los sentimientos y lágrimas, ha traído una curación a la que de otra manera no habrían llegado sin este viaje.

– Maggie

Maggie, Mark and Emebet Banga, Comboni Lay Missionaries, Awassa, Ethiopia

[Mozambique] Animación misionera con jóvenes de la parroquia de Carapira

03-Animacao ChegadaEl 16 de marzo de este año hubo una reunión de jóvenes de la región de Mutoro, una de las 3 zonas de la parroquia, en el que participaron 96 jóvenes entre coordinadores y animadores de la Infancia Misionera y jóvenes de 40 comunidades y 10 zonas de esta región. En esta reunión los LMC y candidatos en formación participaron en un momento de animación misionera con los jóvenes. La reunión se inició a las 13 horas con la presentación de los participantes, donde los laicos en formación hablaron de su historia en el grupo.

Así pues, Mozambique cuenta con 3 LMC extranjeros y 4 laicos misioneros mozambiqueños en formación. Los Laicos Misioneros Combonianos compartieron la historia de San Daniel Comboni, que era un hijo de familia pobre y nacionalidad italiana, también compartieron que la familia comboniana se compone de sacerdotes, hermanos, hermanas, laicos y seculares.

Durante la conversación un joven preguntó qué era ser secular. Seculares significa ser laica misionera consagrada, que vive su vocación dentro de su familia sin la unión marital.

También se habló de algunos requisitos para ser Laico Misionero Comboniano.

El encuentro de animación misionera terminó con un canto << Regocijaos en el Señor siempre>>.

Flavio, LMC y Zeferino, formando de los Laicos Misioneros Combonianos

Votos perpetuos de la Hermana Lilia (comboniana en Carapira)

El equipo misionero de Carapira celebró una gran fiesta el 15 de marzo, celebrando el nacimiento de San Daniel Comboni y las vidas que se siguen consagrando. En este día fue la hermana Lilia Karina Navarrete Solís, quien hizo su profesión perpetua, con el lema “Yo te consagré y te constituí profeta de las naciones” (Jer. 1,5). Conocida como la hermana Lily, es de nacionalidad mexicana y trabaja como directora del Centro de Salud de Carapira. Todo se desarrolló en un ambiente familiar con la presencia de funcionarios del Centro de Salud, líderes parroquiales, religiosos y religiosas de la Diócesis de Nacala y Nampula, entre otros invitados. Después de la celebración presidida por el Obispo de la Diócesis de Nacala, Don Germano, compartimos el almuerzo. Los LMC nos unimos al equipo de trabajo que ayudó a ambientar el sitio, servir la comida, lavar los platos, poner en orden todo de nuevo en su lugar y dando apoyo en todo lo posible. La hermana Teresina, aparte de la responsable de la organización, también fue la madrina de la profesión.

Esto siempre es un momento oportuno para la animación misionera. Así, el grupo de laicos preparó un panel titulado “Daniel Comboni inspira”, que contó con las imágenes y textos breves sobre las cuatro ramas de la familia comboniana: Misioneros Combonianos, Misioneras Combonianas, Misioneras Seculares Combonianas y Laicos Misioneros Combonianos.

¡Recemos por la hermana Lilia y todas las vocaciones!

¡Estamos juntos!

LMC Carapira