En los últimos dos años en que yo he servido aquí en Etiopía, me he sumergido en los miles de cartas que has escrito. En tus palabras queda claro que amas muchísimo a los africanos. Estar aquí en África para mí, el lugar al que entregaste tu vida, te hace ser un modelo de fe para mí porque fue tu gran amor que alimento tu tenacidad para perseverar contra toda clase de dificultades. ¿De dónde viene esa clase de amor? En un tiempo en el que todos en el mundo occidental ignoran África y sólo ven una pobreza insuperable, tú ves a una hermana a un hermano y su potencial. Cuando otros vieron oportunidades de enriquecimiento y fuente de esclavos tú viste a Jesús en sus rostros y la dignidad de un hijo de Dios. Cuando los barcos cargados de esclavos abandonan el puerto con destino al mundo “civilizado” tu enviabas a hombres y mujeres de África a Europa a estudiar a la universidad con la firme convicción de que retornaran a sus hogares siendo los mejores arquitectos para la liberación y el desarrollo. ¿Cuánta oposición debes haber enfrentado? Imagino que deseas que todos los africanos saboreen la libertad que tú encontraste en el amor de Dios, un amor que tú sentiste de modo tan intenso.
– Mark & Maggie Banga
Laicos Misioneros Combonianos en servicio en Awassa, Etiopía