Durante los días 24, 25 y 26 de enero, los laicos en formación se encontraron en la casa de Coimbra para otra reunión. A esta se unieron el P. Manuel Lopes, Carlos Barros, Liliana, que llegó hace muy poco de la misión y Pedro, acompañado de su familia, en calidad de formador.
El tema sobre el que hemos enfocado nuestro estudio y sobre el que se debatió fue “Los laicos en la evangelización.”
En este mundo contemporáneo y globalizado, el hombre cree más en las prácticas que en las teorías. Es decir, los testimonios vivos se vuelven más creíbles y atractivos para la contemplación y para una entrega y fe más fuerte y abundante. De esta manera evidenciamos que los laicos tienen tanta importancia en el proceso de la evangelización como cualquier otro agente, dado que, es por el bautismo donde recibimos esta responsabilidad.
Dios no es indiferente a nadie. Y es por esta razón que, a sus ojos, todos somos responsables del Anuncio de su Palabra, Fuente de Vida. Al responder con un “sí” a Cristo, me comprometo y acepto como mío el Credo presentándolo como mi identidad y mi pasaporte para el otro. Movido por Dios, por la Fe y el Amor, el Laico Misionero tienen en sus manos el anuncio de este Cristo misericordioso, compasivo, justo, bueno y despojado. Se presenta con el rostro feliz y apasionado de Dios, un Dios verdadero que con todos comparte sin distinción.
Nadie es misionero solo. El testimonio implica el compromiso de todos los fieles – “La participación en la misión universal (…) es el signo de una fe madura y de una vida cristiana que produce fruto” (Juan Pablo II).
Liliana, recién llegada de su misión en Mozambique, también participó con nosotros y compartió su testimonio. Fue con un poco de emoción y alegría que escuchamos, permitiéndonos viajar un poco por los recuerdos que nos ha confiado.
Otro momento de igual importancia y cargado de significado fue la llamada a la hermana Carmo Ribeiro. Ella no pudo unirse a nosotros en esta reunión debido a su estado de salud menos bueno, pero que con humildad nos ofreció. Porque el Amor también lleva esta dimensión del sufrimiento. Un sufrimiento, sin embargo, con sentido y dignidad. Este sacrificio viene, una vez más, a confirmar que la obra de la evangelización requiere del compromiso de todos nosotros.
A todos nos sentimos agradecidos por la contribución de este fin de semana. Muchas gracias por la acogida, y por compartir las hermosas muestras de Esperanza, Vida y Amistad.
Por Marisa Almeida