Laicos Misioneros Combonianos

Isabel y María: Encuentro de fecundidad y gozo

Comentario a Lc 1, 39-45 (IV Domingo de Adviento, 20 de diciembre del 2015)

DSC01487Ya estamos cerca de Navidad y la liturgia nos acerca cada vez más a esta realidad maravillosa del Espíritu de Dios que se hace fecundo y fuente de gozo en dos mujeres, imagen y símbolo de toda la humanidad.

Estamos en el capítulo primero de Lucas, quien, después de narrarnos dos anunciaciones (a Zacarías-Isabel y a María), nos describe esta escena del encuentro de María con Isabel. María es el Nuevo Testamento, la madre del Salvador que viene como un regalo gratuito y definitivo. Isabel es el Antiguo Testamento, la madre del Bautista, que representa a toda la humanidad que espera la salvación y que se esfuerza por prepararse adecuadamente. Ambas llenas del Espíritu, ambas llenas de alabanza, ambas fecundas, ofreciendo a la humanidad el don de Dios que está creciendo en sus senos.

De esta escena podemos sacar alguna breves indicaciones para nuestra propia Navidad, es decir, la acogida de Dios en nuestra vida personal, familiar, eclesial y social. Veamos algunas:
-Ponerse en camino. María, a pesar de tener ella sus propias preocupaciones y tareas, sale de su casa, de sí misma, y va al encuentro de la otra mujer, para felicitarla, para compartir su alegría, para ayudarla, si hace falta. El Papa Francisco ha puesto de moda el eslogan de una “Iglesia en salida”. María es el ejemplo de esto y su ejemplo vale para la Iglesia, pero también para las familias y las personas. ¿Queremos celebrar bien la Navidad? Preguntémonos hacia quien debemos salir, al encuentro de quien debo ir en este tiempo: ¿mi mujer o mi esposo, mis hijos o mis padres, mis compañeros de trabajo, el vecino o la vecina de casa….? Navidad es ponerse en camino hacia el otro.
-Saludar y escuchar. Qué bello es saludarse, decirse palabras de verdad, de acogida, ternura y apoyo… Y escucharse mutuamente, tratar de comprender lo que la otra persona trae en el corazón. Navidad es compartir el saludo y escuchar.
-Reconocer el don que hay en el otro. Ninguna persona es perfecta y a veces sucede que los pequeños defectos de las personas que viven con nosotros ocultan sus cualidades y dones, que Dios le dio, para ella misma y para bien de los otros (la familia, la comunidad, la oficina). Navidad es reconocer el don del otro.
-Gozar la fecundidad que Dios regala. María e Isabel, cada uno según la vocación de Dios, son fecundas, llevan en su seno una vida que es un enorme don de Dios para la humanidad. Ante esa vida ellas no se envidian ni se arredran. Se gozan y se ayudan. Navidad es gozar juntos los dones compartidos.
-Reconocer la presencia del Espíritu. Isabel y María reconocen que la fecundidad que hay en ellas no es fruto de ellas mismas, sino del Espíritu que las habita. Al final, toda gracia viene del Amor de Dios. Reconocerlo es fundamental para nuestra fecundidad. Navidad es abrirse al Espíritu de Dios que nos hace fecundos.

Que el Señor nos conceda que este año 2015 termine para nosotros con una verdadera experiencia de Navidad compartida.

P. Antonio Villarino
Madrid

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