“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Quien permanece en mí y yo en él, lleva mucho fruto” (Jn 15,5).
“Animo; tened ánimo en esta hora difícil, y más todavía para el futuro.
No desistáis, ni renunciéis nunca jamás. Enfrentad sin miedo cualquier borrasca.
No temáis. Yo muero, pero la obra no morirá”.
(Últimas palabras de San Daniel Comboni pronunciadas poco antes de entrar en agonía el 10 de octubre de 1881)
Queridos hermanos,
¡Feliz Fiesta de nuestro padre y fundador San Daniel Comboni! Saludos fraternos a todos vosotros, donde os encontréis, para celebrar esta fiesta que es siempre fuente de gracia, de bendición y no menos ocasión para volver a la fuente de nuestro ser consagrados según el carisma comboniano.
El 10 de octubre 1881, como el “grano de trigo caído en tierra…”, nuestro padre fundador moría en tierra sudanesa, pero ¡aquella “buena semilla” ha germinado y continúa todavía hoy a dar muchos frutos! En esta ocasión de su y de nuestra fiesta, no podemos no recordar las palabras de Don Francisco Oliboni, del 26 de marzo de 1858: “Pero vosotros no os perdáis de ánimo, no os apartéis de vuestro propósito, continuad la obra comenzada; y, si uno solo quedase, que no le falte la confianza, ni se retire”. Estas palabras, como bien sabemos, han dado vigor a toda una generación de misioneros de África, entre los cuales Comboni; y son las mismas palabras a inspirar la solicitud hecha por nuestro padre fundador a sus misioneros poco antes de su muerte: nos pide “ser fieles a la misión”. Es esta gracia especial de la fidelidad a la misión que queremos pedir hoy a Dios e a María, madre de la “Nigricia”.
El contexto de la festividad de Comboni de este año 2022 lleva consigo mucha gracia y bendición. Ante todo, a casi tres meses de la celebración del XIX Capítulo General de nuestro Instituto, hoy, hemos publicado oficialmente los Documentos del Capítulo. El 20 de noviembre, exactamente dentro de cuarenta días, tendrá lugar en Kalongo (en Uganda) la beatificación de P. José Ambrosoli. Finalmente, en este momento de gracia, las Misioneras Combonianas están celebrando el Capitulo General en Verona, vivificadas por el sacrificio de la Hna. María De Coppi, asesinada en Mozambique el 6 de septiembre pasado. Todas estas celebraciones son, para nosotros, ocasiones de gracia y crecimiento que contribuyen abundantemente a dar un sabor y un perfume de santidad a la fiesta de San Daniel Comboni. Al mismo tiempo, se convierten en una ocasión de recogimiento y de intensa oración para renovar nuestra identidad comboniana, construir una relación siempre más íntima con nuestro Padre Fundador y con toda la misión de la Iglesia.
El ejemplo de vida de nuestro Padre Fundador nos desafía continuamente a ir más allá de nuestros límites y fragilidades y abrazar la “santidad” como don de Dios que se transforma en estilo de vida. Hoy, Comboni quiere hablar al corazón de cada uno de nosotros con las mismas palabras con las que desafiaba, instruía y animaba a sus misioneros, a sus misioneras y a los laicos, a veces usando expresiones dulces, otras veces duras, pero, en todo caso, con palabras de un padre que ama a sus hijos. Afinemos, pues, nuestra capacidad de escucha y abramos nuestros corazones y nuestras mentes a acoger sus palabras de padre para que nuestra relación con él pueda ser siempre más profunda, estimulante y fecunda.
En este día de fiesta, dediquemos un poco de nuestro tiempo para contemplar y meditar sobre su ejemplo de vida, sobre sus opciones, sobre su determinación; pidamos humildemente su intercesión para que podamos también nosotros continuar a ser fieles a nuestra vocación de consagrados y misioneros al servicio del pueblo de Dios. Mantengamos la mirada siempre fija en el corazón de Cristo y amémoslo tiernamente para que El continúe a ser la única fuente de nuestra vida y el centro propulsor de nuestra misión. Seguros que sin una vuelta radical a Cristo y al carisma de Comboni, nuestra misión no dará frutos.
Hagamos nuestro el deseo de san Daniel Comboni para que nuestras comunidades se conviertan en pequeños cenáculos de apóstoles donde los hermanos se puedan encontrar juntos para celebrar, reflexionar y orar, en espíritu sinodal, involucrando, donde es posible, los laicos con los cuales trabajamos en las misiones y en la Iglesia local.
Pidamos la intercesión de San Daniel Comboni también para los procesos de discernimiento respecto a la elección de los superiores de circunscripción y de sus respectivos consejos, para que Dios nos conceda superiores santos y capaces, enamorados de la misión comboniana y del Instituto, para animar y acompañar los hermanos y para promover y coordinar las actividades/prioridades de la circunscripción, teniendo presente también las orientaciones del XIX Capitulo General.
María, Madre de la Iglesia, interceda por nosotros.
A todos deseamos una feliz fiesta de San Daniel Comboni.
El Consejo General MCCJ