Un viaje de fe y reflexión
Todavía con clima pascual, una invitación a revisitar los intensos días previos al Día de Resurrección, una semana única en la que intentamos recrear con fervor los últimos pasos de Cristo como Hombre.
A la entrada del pueblo, bajo la sombra acogedora de los mangos, niños y adultos, hombres y mujeres se reunieron con fe para iniciar la celebración del Domingo de Ramos. Cada uno tenía su propia palma, algunas de ellas adornadas con esmero.
Al son vibrante de los cánticos “Hossana”, la comunidad recorrió la calle principal en procesión, un mar de palmas ondeando en el aire, un canto unísono que se hacía eco de la alegría de la fe.
En la iglesia, la celebración se prolongó durante más de dos horas.
Así comenzó la Semana Santa, preparando el terreno para un tiempo de reflexión, un tiempo para meditar sobre el sacrificio de Cristo y la promesa de Redención.
En esta jornada se nos invita: a revivir los pasos de Jesús, a meditar sobre el significado de su entrega y a reflexionar sobre el sentido de nuestras propias vidas.
Una oportunidad única para fortalecer nuestra fe y renovar nuestra esperanza.
Élia Gomes, LMC RCA