Es el momento de una nueva asamblea de la Casa Familiar Rural, una asociación formada por gente del campo, antiguos alumnos y personas que creen en esta propuesta. La familia comboniana presente en Açailândia forma parte de este proyecto, Dida y Xoán, Liliana y Flávio y el P. José.
La casa ofrece un curso técnico de agricultura y ganadería, con una duración de tres años, mediante la pedagogía de los ciclos alternativos.
Hay una canción que dice: “No dejaré el campo para poder ir a la escuela. La educación en el campo es un derecho, no una limosna”.
El objetivo de este espacio es exactamente éste. Al permitir a los jóvenes del campo mejorar la rentabilidad de la propiedad familiar, reducimos el éxodo rural y promovemos la agricultura familiar, insertando también técnicas agroecológicas.
La escuela atiende a alumnos de Açailândia, de los municipios vecinos y también de otros más lejanos, con estudiantes de tres estados diferentes (Maranhão, Pará y Tocantins).
En el debate sobre los retos a los que se enfrenta la escuela y que implican costes financieros, una de las madres presentes señaló: “Somos una asociación, podemos colaborar y con el poco de cada uno, conseguiremos lo necesario”.
Y así vamos sembrando en la construcción colectiva la búsqueda de mejores condiciones para los campesinos, y con ello generar una semilla de un mundo mejor.
LMC Brasil
Buen trabajo amigos de Brasil. Siempre con esperanza.