Estoy donde está mi corazón y mi corazón es esta tierra maravillosa llena de árboles majestuosos y magníficos, que, desgraciadamente, se están llevando (robando) otros países. En esta tierra donde el sol sale por el mar y se pone sobre las montañas, donde la luna no es mentirosa y sonríe cuando la contemplamos. En esta tierra donde se puede respirar aire limpio, que por desgracia también es ya una fuente de ingresos para muchos. En esta tierra de maravillosas playas de arena blanca y aguas cristalinas que con gran tristeza están dejando de estar desiertas para dar paso a los mega-emprendimientos turísticos. En esta tierra de color rojo, tierra roja del color de la sangre, derramada por muchos en la lucha por la independencia, de la sangre de muchos derramada en la lucha por la paz y de la sangre de los que hoy siguen luchando por una vida mejor y por sus derechos. Aquí la tierra es también un medio de supervivencia, de ella el pueblo saca los alimentos necesarios para mantenerse durante el año, pero está siendo usurpada por las multinacionales que surgen de la nada y exigen sus derechos sobre la tierra sin pensar en las consecuencias de quien vivió allí toda su vida.
Mozambique es hermoso y atractivo, lleno de belleza natural y de recursos, con gente amable y acogedora. En el exterior corre la idea de que es también un buen lugar de trabajo, pero incluso esto es sólo para los que vienen de fuera. El desempleo es alto, las personas jóvenes que se esfuerzan por terminar el bachillerato ven cerradas las puertas al mundo del trabajo y otras veces se les ofrece la oportunidad de trabajar a cambio de un pequeño valor…
Esta realidad acompañó las discusiones de clases de educación cívica y moral en el primer semestre donde hablamos sobre la situación actual de Mozambique, tocando puntos como la desigual en la distribución social, la pobreza, la educación y la salud, la corrupción, la globalización, la acción de las multinacionales, contrastes… temas importantes para cuestionar a los jóvenes, dando a conocer la realidad y procurando formar mentes críticas para que puedan exigir justicia y un futuro más prometedor.
Liliana Ferreira, LMC