Laicos Misioneros Combonianos

Contrastes

Desde que llegué a Etiopía todavía me sorprende cuan lleno de contrastes está este lugar… En los últimos días he tenido dos experiencias significativas en este sentido. El domingo, fui invitada por mi amiga para la graduación de jardín de infancia de su hijo. ¡Ellos hacen una gran fiesta y se ve casi como una graduación de la universidad! Los niños presentan lo que han aprendido (en su mayoría en Inglés – ya sea una canción o cómo contar, o el alfabeto …), a continuación, vestidos con ropa especial, recibieron un certificado de finalización de jardín de infancia. En general, para mí fue muy divertido, sobre todo viendo la seriedad con que la gente lo trata 😉

Y la noche de ayer me fui con los salesianos para la excursión nocturna. Consiste en reuniones en la calle con los niños que viven allí y que están pensando en unirse al proyecto y tratar de cambiar sus vidas, volver a su familia, a la escuela, a la sociedad. En Addis Abeba hay un enorme número de niños que viven en la calle, todos los días se encuentran a cada paso. Pero esta reunión en la noche, cuando las calles estaban más vacías de lo habitual, con los niños (¡algunos de ellos incluso de 7-8 años de edad!), la mayoría de los cuales llevaba e inhalaba pegamento (porque les permite no sentir hambre, frío, dolor, etc.), fue increíblemente sorprendente. Teniendo todavía recientes la imagen de los niños y niñas que hace dos días se graduaron en el jardín de infancia, que están estudiando, que tienen familia, que tienen una casa…

Magda Plekan

Y Jesús me retó a hacer algo nuevo…

Catequista en PeruHay cosas realmente increíbles que se vuelven bendición si sabes decir que sí… eso me pasó como Laica Misionera Comboniana en el increíble mundo de interactuar con niños. En mi vida diaria enseño en una Universidad y un buen día el buen Dios me preguntó si quería ser Catequista de Primera Comunión, la respuesta fue sin pensarla, sólo fue por amor, dije sí. Sí??!!! Sí. Pero yo no era especialista en niños y sólo había llevado alguna vez la Confirmación de adolescentes. Era evidente, Dios quería regalarme una experiencia inolvidable… una verdadera misión (que en un momento pensé “imposible”)

“La Cumbre”(Pamplona Alta, San Juan de Miraflores) es parte de nuestra zona de Misión en Lima. Nosotros como LMC llegamos a esta periferia urbana-humana con mucho entusiasmo, y si bien no hay que saber de trekking o alpinismo, simplemente hay que mantener la sonrisa mientras uno sube los cerros de nuestro sector de Misión. Una pequeña guitarra, unos banners de nuestro Jesús y María Santísima y en ese precario salón de madera de triplay, cada domingo YO FUI EVANGELIZADA por la pureza, humildad y esperanza de cada niño que se preparaba muy entusiasmado para recibir su sacramento. Compartíamos la Palabra de Dios y la hermosa buena nueva de que Jesús también tenía su casita en ese cerro tan lejos de la ciudad llena de centros comerciales, autopistas y modernidad. Que Jesús también esperaba el camión cisterna que lo abasteciera de agua porque en esos cerros no hay agua potable, pero hay mucho amor.

Luego de varios meses cuando ya la arena de los cerros dejó de hacerse fango y empezaba a brillar tímidamente el sol de diciembre en este lado de Lima, Jesús hizo su morada en el corazón de mis “catequistas”, porque yo compartí el Kerigma entre bailes, canciones y conversaciones y ellos, mis pequeños, me evangelizaron con la convicción de llegar felices al día de su Primera Comunión. Este mes de Enero, el Señor me dio el honor de volver a trabajar con niños en otra ciudad de mi país, y en ellos volvía a revivir mi primera experiencia como LMC “catequista”. Esa gracia me bendijo y pensar que todo empezó con un sí.

Elizabeth Huaita

LMC-Perú

¿A que se dedican los Laicos Misioneros Combonianos?

CarolinaLa respuesta es un poco compleja, por el momento sólo te contaré lo que hacen Mine y Caro, dos LMC que se encuentran en la Montaña de Guerrero, en la cultura Na‘Savi, oficialmente conocida como Mixteca.

Ellas se encuentran en el pueblo de Huexoapa, perteneciente al municipio de Metlatónoc, y a la parroquia de San Miguel Arcángel, diócesis de Tlapa. En Huexoapa viven alrededor de 200 familias, su lengua es tu’un savi o mixteco, aunque hay quienes hablan también el español.

Los LMC tenemos la misión en este pueblo desde hace seis años, hasta la fecha han sido ocho las misioneras que han servido en esta misión, en periodos diferentes. Cada una de ellas ha compartido parte de su ser, de sus conocimientos, de su fe con el pueblo y a su vez, el pueblo con ellas.

Caro llegó a esta misión en septiembre del 2014 y Minerva en febrero del 2015 para relevar a las compañeras que ahí se encontraban. Primeramente Dios, ellas estarán por tres años en este pueblo. Aunque el tiempo que llevan ahí no es suficiente para conocer y comprender todas las riquezas y carencias que la cultura tiene, han tratado de asimilar lo que les ha sido posible, sintiéndose parte del pueblo, disfrutando y valorando lo bueno que hay en él, y aportando su granito de arena en la construcción de un lugar mejor, cada una desde sus capacidades y conocimientos.

Caro ofrece por las tardes clases de regularización, por el momento participan 19 niños de distintos grados escolares, por lo que los atiende en horarios diferentes. El apoyo se reduce únicamente a lectura (para 12 de los niños), y matemáticas (7 de los niños) nivel primaria. Es muy probable que el número de menores aumente, pues cada vez son más los que se interesan y se acercan a ella pidiéndole que “los ayude a estudiar”. Minerva a su vez da clases de tejido y costura, aunque ahora de manera informal, puesto que como lleva menos tiempo en estar en el lugar, las señoras apenas comienzan a conocer su trabajo, sin embargo quienes ya se han acercado han mostrado gran interés, y no sólo señoras sino también algunos de los jóvenes, quienes aprenden con mucha facilidad.

Otras de las actividades que realizan, es el acompañamiento a los niños, jóvenes y algunos adultos que participan en las actividades pastorales, como son el apoyo a los tres catequistas de la comunidad en la preparación del catecismo para confirmación, primera comunión y platicas pre-sacramentales; la reunión semanal con los jóvenes en las que se da formación humana y cristiana; formación en valores y catequética con los niños; Hora Santa los días jueves; apoyo en la preparación de la Celebración de la Palabra al o la joven que la va a presidir, o en la organización de la liturgia cuando hay Eucaristía, que es la mayoría de la veces; clases de guitarra, teniendo ya un cuasi coro: dos mandolinas, un pandero, tres guitarristas (dos mujeres y un hombre), y dos interesadas más, pero que no han podido aprender por falta de instrumento, aunque todos apenas están aprendiendo, ya se animan a tocar algunos cantos en Misa o Celebración de la Palabra.

Además dedican un día de la semana para visitar a las familias y así poder conocerlas más de cerca, alguna de las veces van acompañadas de algún(a) joven o niño(a) del lugar que les ayuda como traductor, puesto que ellas no hablan la lengua local, y no en todas las familias hay quien hable español. Ellas se están esforzando por aprenderla, tanto en la convivencia diaria, intentando memorizar las palabras que la gente les enseña, como en las horas que le dedican de estudio, con la ayuda de una joven del pueblo.

También están tratando de cultivar una pequeña huerta, en un terreno que es parte de la casa que la comunidad les presta para vivir. Para esto, como para otras actividades que realizan, así como en las necesidades que se les van presentando, cuentan con el apoyo de las personas que participan en las actividades ya antes mencionadas, quienes lo hacen gustosamente.

Caro y Mine saben que el trabajo es mucho y que las cosas a veces no marchan como ellas quisieran, pues aunque son muchos los signos de vida que descubren en esta cultura, también están presentes los signos de muerte, aunado a esto sus limitaciones y defectos personales, sin embargo saben que “las obras de Dios nacen y crecen al pie de la Cruz” (San Daniel Comboni).

Al estar ellas en este pueblo se dan cuenta que es más lo que reciben que lo que dan, pero sobre ese tema hablare en otro momento.

Concluyo haciéndote la invitación a unirte en esta construcción del Reino de Dios, desde que lo que te sientas llamado a aportar: asesoría, apoyo económico, oración, dando parte de tu tiempo o entregando tu vida al servicio de la misión.

“La mies es mucha y los trabajadores pocos” ¡Haces falta tú!

LMC México

Campo Misión-Metlatónoc, México 2015

Semana Santa MexicoEste año 2015, el equipo misionero estuvo conformado por diez personas, fuimos del viernes 27 de marzo al domingo 5 de abril a seis comunidades de la montaña de Guerrero, todas ellas pertenecientes a la parroquia de Metlatónoc: Llano del Nopal, Cocuilotlatzala,  Buenavista, y San Pedro y San Pablo Atzompa. Carolina, quien se encuentra de misión de forma permanente, participó en la comunidad que acompaña, San Juan Huexoapa y Minerva (quien está en experiencia comunitaria con Caro) fue a El Paraíso.

Además de las celebraciones propias de esta semana, visitamos a las familias y compartimos sus alegrías y penas, se apoyó con medicina alternativa en la comunidad de Llano del Nopal, no faltaron las convivencias con los partidos de fútbol o los paseos al río, el entusiasmo y participación de los jóvenes, la tolerancia y apoyo de los más grandes, y la alegría de los niños al pintar y compartir el material que preparamos para ellos.

Ha sido una gran experiencia de apertura, respeto, trabajo en equipo, diálogo. Momento de sentirnos disponibles al encuentro y al conocimiento de otras maneras de celebrar la Semana Santa.

Y la ocasión, sin duda,  de estar atentos a la escucha de lo que Dios nos quiere decir a cada uno de forma particular, pero también a su “Iglesia” por medio de esta Iglesia sencilla que nos permitió acompañarle y enriquecernos mutuamente.

Agradecemos a Dios esta hermosa experiencia y también por todas las personas que salieron a misión en diferentes lugares de México, por todas las familias de las comunidades que nos recibieron, especialmente por aquellas que nos atendieron con mucho amor, por toda la familia comboniana, y compartimos con ustedes las celebraciones y convivencias de esta semana en imágenes.

LMC México

“Quítate las sandalias, porque el lugar donde estás es tierra santa”

BrasilEsta tierra se llama Pau-Brasil, Irajá, Comboios, Caeiras, Olho d’Água, aldeas indígenas ubicadas en el estado de Espíritu Santo.

Viví nueve días con mucha intensidad, días importantes, hermosos, lleno de amistad y de compartir, nosotros como familia comboniana (sacerdotes, religiosas, laicos, escolásticos) y el pueblo indígena Tupinikim, las personas de esta tierra santa.

La sencillez, la humildad, el compartir, la acogida, son palabras que revivo celebrando esos días.

La disponibilidad, la ternura de las familias que encontramos, visitamos, convivimos, hizo brotar en mí la belleza de los valores auténticos y sinceros que valoran el encuentro con el Otro y el carácter sagrado de saber acoger.

El pueblo Tupinikim, como todos los pueblos indígenas, es un pueblo que luchó por el reconocimiento de la tierra que siempre fue suya y que perdieron con la colonización, además de perder el derecho a ser residentes.

Tierra indígena, tierra santa.

Una lucha que comenzó en el año 1979 hasta 1981 por un territorio cada vez más explotados, por otra colonización, la de una multinacional extranjera, apoyada de los lobbies del poder político y económico.

Muchos fueron los intentos de la policía con armas de fuego y amenazas hacia los Tupinikim para dejar sus tierras. Muchos los procesos, la búsqueda de cartas y documentos para demostrar que era tierra indígena y, finalmente, en 1993, la demarcación de las tierras y el reconocimiento que protege el territorio indígena, con sus comunidades y pueblos.

La lucha por la vida, la lucha por los derechos, el respeto de una cultura que se está perdiendo y que resiste a una homologación cada vez más dominante que nos quiere tratar a todos como objetos y consumidores.

Las amenazas acabaron y la ley ha confirmado una verdad que siempre ha existido, ahora es el momento de recuperar un territorio explotado por una fábrica (extranjera) que plantó eucaliptos en cada lugar por intereses del mercado, para la fabricación de celulosa.

El problema es que estos árboles crecen rápido y toman el agua de la tierra, empobreciendo el suelo y ocupando el espacio del bosque nativo.

Cuando el clima debido a la sequía no ayuda, todo se vuelve difícil y complicado para quien vive de la agricultura.

Recomenzar, cuidar de la tierra y sus frutos, a través de una tradición indígena siempre de respeto a la Pachamama, viviendo con lo esencial, es una hermosa lección de vida que los indígenas nos enseñan.

En esta tierra fuimos acogidos, nos sentimos como en casa y no hay cosa más hermosa para un peregrino extranjero que el ser aceptado y llevado de la mano.

Familia comboniana: padre Elías, padre Savio, la hermana Josefina, Emma, ​​Wedipo, Cosmas, Fidel, Grimert.

Emma Chiolini (LMC italiana en Brasil)