Laicos Misioneros Combonianos

Peregrinación con el testimonio del P. Alcides y la carta del P. Ezequiel

Ezequiel Ramin

Este es el segundo video de la serie con testimonios del P Ezequiel Ramin que nos dejó la invitación a tener grandes sueños. ¡Soñar para la humanidad! Él decía: “Soy feliz cuando veo a alguien sonreír, cuando puedo ayudarlo, cuando recibo a Cristo, cuando a veces me olvido de mí mismo por los demás, cuando ocupo bien el día”.

Familia Comboniana en Misión

Peregrinación del Siervo de Dios Ezequiel Ramin – 2020

Ezequiel

“¡Mártir de la tierra y del sueño de Dios! ¡Recuerda los 35 años de su martirio!”

Ezequiel

El 24 de julio de 2020 celebraremos 35 años de recuerdo del martirio del Siervo de Dios, el P. Ezequiel Ramin, Misionero Comboniano asesinado en Rondonia por defender la vida de los pueblos indígenas y de las familias sin tierra.

Este año no será posible celebrar la peregrinación del P. Ezequiel como siempre lo hacemos en Cacoal/RO y Rondolância/MT, con mucha gente por causa de la COVID 19.

La COVID al mismo tiempo nos llama a la prudencia y a la solidaridad, especialmente con los territorios más amenazados, con la querida Amazonia, los Pueblos Indígenas y las poblaciones originarias. Por lo tanto, celebraremos esta peregrinación de una manera diferente, involucrando a muchas más personas en todo Brasil.

A lo largo de los días tendremos un programa con diversas actividades que se transmitirá en directo, siempre a las 20 horas (desde Brasilia) y a través del canal Combonianos-Brasil de YouTube. También habrá videos diarios con testimonios en memoria de P Ezequiel.

Estamos juntos en esta peregrinación del P. Ezequiel que se extenderá por todo Brasil. ¡Caminemos en defensa de la vida! ¡En defensa del Amazonas!

Programación:

19 de julio a las 20 hs. – Vigilia Misionera Vocacional en memoria del Padre Ezequiel Ramin.  Escolasticado Internacional Comboniano /SP

20 de julio a las 20 horas – Conversación con Don Roque Paloschi, arzobispo de Porto Velho/RO y presidente de la CIMI, con la CPT/RO y con el P. José Antonio de la Cruz.  “35 años del martirio del P. Ezequiel Ramin: un testimonio profético en defensa de los pueblos indígenas y las familias sin tierra”.

TRÍDUO EN MEMORIA del padre Ezequiel Ramin:

DIA 21/07 – 20h – 1er día del Triduo (desde la Comunidad de Curitiba/PR)

Día 22/07 – 20h – 2º día Triduo (desde la Comunidad de Contagem/MG)

Día 23/07 – 20h – 3º día del Triduo (desde la Comunidad de Piquiá/MA)

Día 24 de julio – 20h – Celebración eucarística de acción de gracias del Padre Ezequiel Ramin y como compromiso colectivo en defensa de la Vida. (desde la Comunidad de SP).

Familia Comboniana Brasil

Encuentro LMC Europeo online

LMC Europa

Este pasado fin de semana tuvimos la oportunidad de encontrarnos a nivel europeo de manera online.

LMC Europa

El encuentro organizado por el comité europeo para todos los LMC de los diferentes países tuvo como tema central “Los desafíos de vivir nuestra vocación misionera como Laicos en Europa

Tuvimos la oportunidad de exponer cada país su realidad.  Muchas de las aportaciones nos ayudaron a entrar en la realidad de la Iglesia en Europa, las dificultades que vamos encontrando al compartir nuestra fe, el retroceso de la religiosidad y de la cultura religiosa entre los jóvenes y la falta de vocaciones.

El componente geográfico de la misión es algo que poco a poco vamos superando y entre todos descubrimos las necesidades misioneras que encontramos en Europa. El viejo continente necesita de nuestra presencia misionera, de la esperanza del evangelio y de la solidaridad, que es expresión de nuestra fe, entre los grupos más vulnerables.

Tuvimos la oportunidad de compartir cómo estamos realizando nuestro servicio misionero en Europa y también compartimos los difíciles momentos que hemos atravesado con la pandemia del coronavirus y cómo ésta nos ha animado a ser creativos.

Las experiencias de cada uno de los cinco grupos nos dan nuevas ideas para estar presentes en estos momentos donde la gente necesita de una presencia esperanzadora.

Redescubrir las video llamadas como manera de permanecer unidos, de rezar juntos, de continuar nuestra formación y de realizar acciones solidarias. Hemos redescubierto la Iglesia doméstica, responsable y protagonista de su fe.

El confinamiento que en un primer momento nos desconcertó fue dando paso a numerosas iniciativas que nos permitían permanecer unidos y en oración y a la vez iniciativas que íbamos abriendo a otros que también buscaban compartir y seguir creciendo en esos momentos.

También compartimos las dificultades de movilidad de estos momentos y de cómo esto ha afectado a nuestras compañeras y compañeros que ya estaban prontos para salir del país a servir en América o África.

Son momentos donde ser solidarios con todos aquellos que lo están pasando mal. Las dificultades se agudizan para muchos, en especial para aquellos que ya estaban en el escalón más bajo como la población inmigrante y otros sectores precarizados. Por otro lado, debemos permanecer atentos a las necesidades de los demás hermanos de otros continentes. La pandemia está azotando a casi todos los países e incluso aquellos que no sufren un gran número de casos se están viendo castigados económicamente por la necesidad de recluir a su población. Ahora más que nunca entendemos lo pequeña y necesitada que es nuestra casa común y la necesidad de solidaridad entre todos.

Debemos ser partícipes de un cambio de prioridades en el mundo de hoy, seguir comprometidos con la educación de los más jóvenes para que crezcan conociendo esta necesidad, pero a la vez continuar luchando por un mundo más justo desde donde estemos.

Europa es lugar de presencia misionera, de una presencia misionera que se hace cercana y signo de esperanza entre los más necesitados del continente (material y espiritualmente pues no podemos olvidar que alimentar este espíritu y los valores que hacen posible una sociedad más solidaria es fundamental). Pero a la vez una presencia misionera que continúe abriendo Europa al mundo, motivando hacia la responsabilidad por un mundo mejor, más humano, más fraterno. Que acabe con las desigualdades que el sistema económico impone en tantos países, colocando a la persona en el centro y donde la economía y las estructuras se pongan al servicio de la sociedad.

La misión sigue siendo más necesaria que nunca. Anunciar que todos somos hermanos y hermanas, que debemos solidarizarnos los unos con los otros, construyendo un mundo mejor para todos, cuidando la naturaleza que es un préstamo de las generaciones venideras y permitiendo una vida digna para todos los pueblos de la tierra.

Nuestro encuentro terminó con una oración donde cada uno, en su propia lengua, puedo compartir esperanzas, peticiones y dar las gracias poniendo todo en las manos del Padre que nos cuida y acompaña.

Comboni dijo que si tuviera mil vidas las daría todas por la misión. Nosotros queremos ofrecer la nuestra y queremos animar a todos los que compartáis estas inquietudes para que os unáis en esta gran labor tan necesaria.

LMC Europa

Un saludo

Alberto de la Portilla

¿Tengo piedras en mi corazón?

Sembrar

Comentario a Mt 13, 1-23 (XV Domingo ordinario, 12 de julio de 2020)

Sembrar

En este XV domingo ordinario, leemos una buena parte del capítulo 13 de Mateo, que nos transmite una parábola muy conocida: la del sembrador, cuya semilla (siendo muy buena) produce cantidades diversas de fruto, según los tipos de tierra en que cae. La parábola nos lleva con toda naturalidad a preguntarnos: ¿Qué tipo de tierra soy yo? ¿Soy una tierra fértil, que sabe acoger la buena Palabra sembrada en mí o soy como la tierra dura, sobre la que resbala la semilla sin dar fruto alguno?

El relato de Mateo provoca en mí tres reflexiones que comparto con ustedes:

1.- Un Maestro que habla el lenguaje del pueblo

Mateo dice que la gente se agolpaba para escuchar a Jesús, porque tenía palabras de una claridad, de una sencillez y de una relevancia que saltaba a la vista y “calentaba el corazón”.  Campesino entre campesinos, pescador entre pescadores, obrero entre obreros, Jesús se sentía a sus anchas con aquella gente sencilla, sometida a tantos sufrimientos y durezas de la vida, hambrienta de verdad y de sentido, que no encontraba respuestas en unas tradiciones religiosas rutinarias, esclerotizadas y poco relacionadas con la realidad de sus luchas cotidianas. Por el contrario, desde una cercanía afectiva a sus preocupaciones y luchas, así como desde una experiencia de contemplación en el desierto y la montaña, Jesús se explaya en relatos parabólicos, que explicaban el misterio de Dios y de su “Reino” en un lenguaje ligado a las experiencias del campo, del mar y del trabajo cotidiano.

La verdad del Evangelio tiene más que ver con la vida de cada día que con los libros. Todos los que tenemos alguna responsabilidad en la transmisión del Evangelio de Jesús (padres, maestros, catequistas, sacerdotes…) debemos fijarnos en este Maestro que habla en parábolas, que expresa la fe en las categorías de la vida ordinaria, sabiendo que nuestra vida espiritual se mide, no por las palabras refinadas que usamos, sino por nuestro estilo de vida concreta, del que las palabras son expresión.

2)     El trigo no necesita que tiren de él

Discúlpenme esta obviedad, pero me parece que sirve para entender bien lo que nos dice Jesús en el evangelio de hoy: “la semilla brota y crece… la tierra produce espontáneamente primero el tallo, luego la espiga y el grano”.

Jesús nos dice que el Reino de Dios es como una semilla que Dios siembra en nuestro corazón, en nuestra comunidad, en nuestra familia… y crece por sí sola, en la medida en que la tierra acoge la semilla y está bien cuidada. Para que el trigo produzca fruto no sirve de nada tirar de él hacia arriba, como quien quisiera estirarlo y hacerlo crecer a la fuerza, en contra de su naturaleza. No, el trigo debe crecer por sí mismo, según la fecundidad que Dios mismo le ha dado. ¿No les parece que a veces hay papás que pretenden hacer crecer a sus hijos a la fuerza, como si quisieran jalarlos hacia arriba y hacerles dar un fruto para el que a lo mejor no les ha destinado Dios? ¿No les parece que a veces, en la vida comunitaria o de familia queremos sustituir a las personas y obligarlas a ser como a nosotros nos gustaría que fueran? ¿Nos empeñamos a veces en parecer todopoderosos, infalibles e inmaculados en un esfuerzo prometeico que nos vuelve amargos, hipercríticos y perennemente negativos?

3) El crecimiento depende de la semilla, pero también de la tierra

La Palabra sembrada puede ser acogida y fecunda, pero también puede ser pisoteada, sofocada, robada, inutilizada, estéril. Por eso es tan importante cultivar la tierra, limpiarla de espinas y durezas.

A este respecto, recuerdo el testimonio de Etty Hillessum, una joven judía holandesa muerta en 1943 en Auschwitz. En su diario ha escrito: “26 de agosto (1941), martes tarde. Dentro de mí hay un manantial muy profundo. Y en este manantial está Dios. A veces logro alcanzarlo, pero más frecuentemente está cubierto de piedras y arena: en aquel momento Dios está sepultado, hay que desenterrarlo de nuevo”.

Hoy es un buen día para preguntarme: ¿Tengo piedras en mi corazón o en mi mente? ¿Es mi mente una “tierra” acogedora a la verdad de Jesús? ¿Es mi corazón un espacio limpio de maleza y acogedor del fecundo amor de Dios?

P. Antonio Villarino

Bogotá

La verdadera sabiduría

Alegría

Un comentario a Mt 11, 25-30 (XIV Domingo ordinario, 5 de julio de 2020)

Alegría

La filósofa francesa Simone Weil –de origen judío y no creyente- cuenta que, en una visita a Asís, entró en Santa María de los Ángeles y ante tanta belleza sintió una fuerza interior que la llevó a arrodillarse –algo que no había hecho nunca- y reconocer una presencia divina en tanta belleza.

¿No les ha pasado a ustedes algo similar en alguna ocasión? A mí me ha sucedido varias veces; por ejemplo, la primera vez que visité el Machu Pichu, cuando me acerqué a la catedral de Burgos o contemplé algunos paisajes extraordinarios. En esas circunstancias y en otras muchas, algo dentro de mí se conmovía y me hacía exclamar: ¡Cuánta belleza! ¡Bendito sea Dios!

Pero esa reacción surge en mí –y creo que también en ustedes-, no sólo cuando contemplo las catedrales, la naturaleza o el arte en general. Surge también ante algunas personas, como la Madre Teresa de Calcuta o la señora Rosa de un barrio de Bogotá: son personas con una belleza interior que se trasluce en lo físico … Viendo a personas como ellas, que generalmente están alejadas de los focos de los medios de comunicación, algo dentro de mí se remueve y me lleva a reconocer en ellas una presencia divina y alegrarme por ello.

La alegría de Jesús

Esa experiencia de belleza espiritual es la que, según el evangelio de Mateo, experimentó Jesús. Mateo lo cuenta con unos versículos fuertemente inspirados en los libros sapienciales (proverbios, Eclesiástico, Sabiduría…). Según Mateo, Jesús se encuentra con un grupo de personas sencillas, humildes, rectas de corazón, abiertas a la verdad, que aceptaban con gozo la Buena Nueva del amor misericordioso de Dios. Personas como Leví o Zaqueo, como María de Magdala y el centurión que tenía un hijo a punto de morir; y tantos otros a los que la Biblia conoce como anawin o “pobres de Yahvé”. Y en ellos Jesús reconoce un reflejo del mismo Padre, una presencia divina, que le maravilla y le hace exultar de alegría. Jesús se siente identificado con todas esas personas sencillas, que frecuentemente son ridiculizadas por los grandes de este mundo y les dice:

“Vengan a mí los que están cansados”, quizá indignados, enojados por muchas cosas injustas que pasan en nuestro mundo:

-la corrupción de todo tipo: política, económica, social, religiosa.

-las mentiras, exageraciones, manipulaciones simplificaciones interesadas, banalizaciones que aparecen en los medios de comunicación social

-una Iglesia entrampada en la tentación del poder, las estructuras que le quitan libertad o una religiosidad superficial, arcaica o quizá hipócrita

-la propia incoherencia personal y la incapacidad de superar algunos vicios o pecados.

Vengan a mí ustedes que sienten hambre y deseo de un mundo diferente:

-un mundo más justo y equitativo, gobernado desde la rectitud moral y el respeto a los pobres e indefensos,

– unas relaciones sociales más verdaderas, auténticas y respetuosas,

-una religiosidad más sincera y pura, que ayude a encontrar la verdad y el amor de Dios,

– una libertad interior, que permita liberarse de cadenas y opresiones que impiden crecer como personas maduras y libres

Ustedes, vengan a mí y les renovaré. Asuman el “yugo” de mi enseñanza en nombre del Padre. Su hambre de verdad, de bondad y de justicia encontrará respuesta. Acepten la sabiduría que el Padre me ha revelado y que he aprendido en la humildad y la obediencia amorosa. Será un “yugo” fácil de llevar, un “yugo” que les permitirá ser fecundos y portadores de belleza, de justicia, de amor, de verdad y libertad. Esa es la verdadera sabiduría, la sabiduría de Jesús y de sus seguidores.

P. Antonio Villarino

Bogotá