Laicos Misioneros Combonianos

LMC en Etiopía: Maggie, Mark y Emebet Banga

Maggie, Mark and Emebet

¡Saludos desde Etiopía! Somos Mark, Maggie y nuestra hija Emebet. Somos LMC de Canadá y trabajamos en Awassa, Etiopía, desde hace 4 años. Los Padres, Hermanos y Hermanas Combonianas de Etiopía nos han acogido con mucho cariño y realmente nos sentimos parte de la Familia Comboniana.

Nosotros nos unimos a los LMC motivados por nuestra fe y nuestro deseo de dejar más sitio en nuestros corazones a Dios. Nos sentimos llamados a darnos más en esta manera concreta en una misión multicultural.  Sentimos esta invitación como un joven matrimonio, y así sencillamente, dijimos “Sí” con mucha emoción e ilusión. Nuestra vida misionera ha sido plena y estamos agradecidos a Dios por todas las bendiciones que nos ha dado. Nuestra mayor bendición ha sido nuestra hija Emebet, a quien hemos adoptado aquí en Etiopía. Ahora tiene 2 años y cada día somos conscientes del gran regalo que Emebet ha supuesto en nuestras vidas, y nosotros en la suya.

Maggie trabajó durante nuestros primeros años aquí en el Centro de Salud Católico Bushulo, a unos 7 km al sur de Awassa, aprovechando su formación en medicina natural (Naturopatía), práctica clínica y actividades de salud pública. Ahora Maggie es mamá a jornada completa cuidando a Emebet (¡el más noble y divertido de los ministerios!). Mark trabaja en la Secretaría Católica de Awassa, la principal oficina de coordinación de la Diócesis de Awasa, que cubre el sur de Etiopía. Es el responsable de los programas sociales y de desarrollo de la Iglesia Católica en esta diócesis, incluyendo educación, salud, agua, promoción de la mujer, emergencias y otros servicios sociales para los más pobres. Juntos, como marido y mujer, tenemos además otros ministerios como trabajar como orientadores en el Colegio Católico y en la Asociación de Estudiantes de la Universidad de Awassa, facilitando la organización de encuentros y retiros en el Centro de retiros Getsemani, dando clases de arte en un orfanato local y enseñando Teología del Cuerpo.

Es difícil precisar dónde empieza nuestro trabajo y dónde acaba nuestro tiempo personal, y damos gracias por ello. Esta es una consecuencia de la vida misionera, dónde nuestro trabajo es nuestra vida y dónde nuestra vida es nuestro trabajo, y en ambos intentamos darnos a Dios.

La situación a nuestro alrededor es de pobreza severa y miseria con necesidades aparentemente sin fin. Las demandas que hacen y los rostros de las personas que viven aquí son reales, y nos desafían porque no siempre podemos tenemos respuestas. A veces reímos y a veces lloramos, y otras veces nos miramos con los ojos muy abiertos sin saber qué hacer. Pero a través de todos estos encuentros estamos creciendo y cambiando, intentando vivir  “codo con codo” con nuestros hermanos y hermanas etíopes. Esta es nuestra alegre lucha de cada día. Los posts y reflexiones que compartiremos con vosotros son la historia de nuestra experiencia LMC. Rezamos para que Dios continúe transformándonos, tanto a vosotros como a nosotros, en las personas que fuimos creados para ser.

Maggie, Mark y Emebet

Laicos Misioneros Combonianos

Awassa, Etiopía

 

El sueño de Dios en nosotros

“La posición de un discípulo misionero no es el centro sino la periferia.”

Papa Francisco

Lourdes Vieira

Me encuentro hace seis meses en esta inmensa periferia de Contagem continuando la misión que Jesús nos confió como LMC. Cuando llegué aquí, me asusté pensando en que podría ayudar, porque me di cuenta de que la comunidad caminaba pastoralmente bien, cada área con su coordinador, todo funcionaba bien.

“Pero cuando silenciamos el corazón, ¡Dios habla!”

Claro, estaba el acompañamiento vocacional de los candidatos a ser LMC, pero como sabemos los vientos no son de muchas vocaciones, sobre todo en este nuevo contexto por el que pasa nuestra economía brasileña. Pero cuando silencianos el corazón ¡Dios habla! Hay un dicho del pueblo Macua de Mozambique que dice: “Yakhala enokhala mmurimani, ekoma khoniwa” (Cuando hay ruido en el corazón no se oye el latido). Entonces, un bonito día de oración, me puse en manos de Dios y le pedí al Espíritu Santo, con mi permiso, que me pusiera al servicio de los hermanos de las afueras de Minas Gerais.

Por consiguiente, era necesario formarse en algo nuevo. Estudié Masaje terapéutico y adquirí algunas nociones de Biomagnetismo con el padre Jorge y Regina que me ayudaron con alegría.

“En los pequeños gestos me voy encontrando con la realidad de este pueblo…”

Ahora atendiendo a las personas en la Casa Comboniana y en el Centro de Estudios de las Hermanas de Pampulha, siento que sólo es necesario entregarse y el resto le corresponde a Él. La Pastoral del niño también hace parte de esta llamada, en estos días estamos terminando un curso de capacitación para los nuevos líderes, esta vez no tan preocupada por los niños malnutridos (como en Mozambique) sino por los niños con obesidad  de cero a seis años de edad. En este momento estamos trabajando con 8 grupos, ayudando a 200 familias y alrededor de 300 niños que son acompañados por la Pastoral del Niño, aquí en el área de la parroquia. En los pequeños gestos, me voy encontrando con la realidad de las personas que buscan felicidad, salud y seguridad, ¡vida en abundancia!

La misión de hoy ya no es sólo el deseo de ser misionero, sino también la necesidad de formación para los rápidos cambios que están sucediendo y no siempre estamos dispuestos a abrir de nuevo la cabeza sentarnos en los bancos de una escuela para servir mejor a los hermanos y hermanas.

Por supuesto, no podía dejar de hablar del Papa Francisco. He estado en Aparecida do Norte para una reunión de la Pastoral del Niño y pude verle de cerca, a los pies de la patrona de Brasil, y en la emoción de las palabras de nuestro pastor recé por todos los que se pierden en las drogas, las familias y por tener más vocaciones en la Iglesia. Así continuamos en esta camino, ¡juntos!

Por María de Lourdes Vieira – LMC Brasil Ipê Amarelo

 

Experiencia comunitaria de los LMC en Polonia

CLM PolandEl 4 de noviembre tres Laicas Misioneras Combonianas comenzamos la última fase de formación para partir a misión.

Es un tiempo de experiencia comunitaria. Ahora formamos nuestra pequeña comunidad, viviendo en la casa de los Misioneros Combonianos en Cracovia. El objetivo de estos cuatro meses que estamos viviendo juntas, es prepararnos para salir a misión a Uganda, adonde iremos el próximo año.

La experiencia comunitaria es un tiempo para crecer en la fe y enriquecernos mutuamente. Será una experiencia muy interesante para nosotras, pues tendremos la oportunidad de conocernos los unos a los otros, aprender a vivir juntos, compartir las alegrías y las penas.

Esta última fase de la formación es muy activa y con muchas y diversas actividades – ¡así que tenemos muchos planes! Adquiriremos el conocimiento necesario, pero también nos comprometeremos en varias actividades. Lo primero de todo es continuar creciendo y profundizando en nuestra fe. Hemos comenzado un curso de Biblia y teología, que busca ampliar el conocimiento de la fe, la religión y la Biblia. La formación que recibamos nos servirá tanto para el trabajo en misión como aquí en Polonia.

También estamos conociendo mejor la figura de S. Daniel Comboni, su espiritualidad y carisma, aprendiendo cómo amar a la gente, los que están cerca de nosotros – los más pobres y abandonados. Hay cosas que sólo las puedes aprender mediante acciones o actividades específicas, por eso comprometernos en trabajos voluntarios es muy importante. Cada una de nosotras hará voluntariado en distintas instituciones, porque la ayuda comienza aquí, a nivel local. Debemos ser capaces de ver a aquellos que están cerca.

El aprendizaje de la lengua también es muy importante. El inglés es la lengua oficial en Uganda, así que estamos estudiándolo ahora en Polonia para evitar la barrera del idioma. También participaremos activamente en la animación misionera y en encuentros y retiros con los Misioneros Combonianos.

Los últimos meses antes de partir son una locura, porque tenemos que hacer un montón de cosas formales. Tenemos que encontrarnos cada una con nuestros obispos para informarles de nuestra partida. También estamos visitando un centro de Formación Misionera, donde podemos conocer a otras personas que se preparan para salir a misión (laicos, padres y religiosas).

Así que tenemos un montón de trabajo. Sabemos que cuatro meses pasan muy deprisa y tendremos que decir adiós. Esperamos que este tiempo de experiencia comunitaria sea bueno para todos – tiempo de trabajar, estudiar y crecer espiritualmente. Os pedimos a cada uno que recéis por nuestra comunidad y por cada una de nosotras.

Asia Owanek, Laica Misionera Comboniana

¡Nuestro modo de vivir la misión!

Una reflexión – oración de nuestros amigos Maria Grazia y Marco Piccione, Laicos Misioneros Combonianos de Italia.

CLM family in UgandaLos Piccio (como les llamamos sus amigos) son… papá Marco (el Piccione original), mamá Maria Grazia y sus dos hijos Francesco (de cuatro años) y Samuel (de dos años y medio).

Son una familia de Laicos Misioneros Combonianos de Milán y pertenecen al grupo de los LMC de Venegono Superior (VA)

Viven en Aber (Uganda) desde agosto del 2011, dónde fueron enviados como LMC, fidei donum, de la Archidiócesis de Milán a la Diócesis de Lira (Uganda).

Maria Grazia trabaja como médica en el hospital de Aber, y Marco es educador en el orfanato Santa Clara, trabaja en escuelas y en diversas actividades en los campos social y educativo.

Francesco va a la guardería de la parroquia Santa Josefina Bakhita y Samuel es un niño ugandés que están adoptando. Vive con ellos desde que tenía 10 meses.
Su proyecto en misión es compartir su día a día – trabajo y familia- con la gente que se encuentran cada día, siendo testimonio de responsabilidad, compromiso y cercanía.

Esta reflexión y muchas más cosas podéis encontrarlas en el blog de Piccio, instrumento que utilizan para compartir sus experiencias cada semana con sus amigos italianos (y más gente) que los apoyan y hacen posible su sueño: http://picciouganda.blogspot.it/

 Misión es…

 Misión es… reconocer quien soy (con mi historia, mi cultura, mis habilidades) y este “ser yo” quiero compartirlo con vosotros;

Misión es… compartir una revelación que me hace feliz;

Misión es… cuando me levanto de la cama cada día para renovar el “sí” que dije (como marido, padre, educador, cristiano) y prometo hacerlo lo mejor posible;

Misión es… no esperar cambios en los otros;

Misión es… no tengo ganas pero lo hago de todas formas;

Misión es… no tengo fuerzas, pero sé que puedo tener una reserva extra;

Misión es… no tengo la capacidad, pero lo haré lo mejor posible;

Misión es… tengo miedo pero confío;

Misión es… me cuesta entenderte (y entenderTe) pero me esfuerzo;

Misión es… hacer que los profetas de todos los tiempos continúen viviendo, testimoniando todo lo que hemos aprendido de ellos;

por todo esto, la misión es… crecer desafiándonos a nosotros mismos;

por todo esto, la misión es… con todos;

por todo esto, la misión es… en todas partes;

por todo esto, la misión es… siempre.

Ecos del encuentro: El Reino de Dios: ¿mito o realidad?

“El Reino de Dios es una realidad en continua construcción en cada uno de nosotros”

Semente

La casa de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús acogió el pasado fin de semana en Lisboa, a los laicos que iniciaron su formación el pasado mes de septiembre, durante las Jornadas Misioneras en Fátima.

Fueron días intensos y de una gran riqueza, gracias a los formadores, la Hna. Comboniana Carmo Ribeiro y el Laico Misionero Comboniano Pedro Moreira.

El tema escogido para la reflexión fue: “El Reino de Dios: ¿mito o realidad?”. Fue del agrado general y dejó seguramente el dulce sabor de que el Reino de Dios es una realidad siempre en construcción en cada uno de nosotros, y  que va más allá de la propia Iglesia, donde exista,  entre otras cosas, amor, perdón, alegría, humildad, … semillas del Verbo, que por pequeñas que puedan ser, el Espíritu siembra dónde y cuándo quiere.

El Reino de Dios es la meta final de todos los hombres y mujeres.

El Reino de Dios es el propio Jesús, y por tanto el Reino de Dios es Amor.

Gracias a todos y todas por la acogida tan generosa, por todo lo que nos transmitieron y enseñaron y por el bonito testimonio de Vida y de Amistad.

S. Daniel Comboni tenía razón cuando dijo “No temáis, yo muero, pero mi obra no morirá”

Por Rufina Garcia