Laicos Misioneros Combonianos

No hay gloria sin cruz

Comentario a Mc 9,2-8: DOMINGO, 1 de marzo 2015

En este segundo domingo de cuaresma, seguimos leyendo a Marco, pero dando un salto respecto al primer capítulo que hemos leído últimamente. Nos situamos en el capítulo 9, cuando ya Jesús está acercándose a Jerusalén, donde le espera el conflicto final con las autoridades. Como siempre, este texto nos ofrece muchos puntos de reflexión. Yo me detengo en los siguientes:

Cinncinnati (St Charles)
1) Aceptar la cruz: ¡Qué difícil es!
Pocos versículos antes de nuestro texto, el Maestro, a quien Pedro acaba de reconocer como “el Cristo”, comienza a manifestar a sus discípulos que “tenía que sufrir mucho”. Los discípulos se muestran reticentes ante esta perspectiva: No puede ser que el Mesías tenga que morir y, además, ellos no están dispuestos a pasar por ello; ellos, más bien, piensan en ser jefes del nuevo pueblo. Jesús no duda en llamar a Pedro “Satanás”, ya que representa la tentación de desobediencia al Padre, la misma tentación de Adán y del pueblo en el desierto. Sobre ese trasfondo sucede la escena que Marcos nos cuenta hoy, según la cual Jesús toma a sus discípulos más íntimos de la mano y los lleva a hacer una experiencia especial.
Pienso que también nosotros tenemos mucha dificultad para aceptar la cruz, el sufrimiento, el fracaso: EL de Jesús, en primer lugar, pero especialmente el nuestro. Ninguno de nosotros quiere sufrir, aunque sea por una causa buena. Lo consideramos un “castigo de Dios” y nos revelamos contra él. En esos momentos, en los que quizá no comprendamos lo que nos está pasando y en los que menos ganas tenemos de orar o de ir a la iglesia, es cuando más necesitamos dejarnos tomar de la mano y pedir al Señor que se nos manifieste, se nos revele, nos muestre el camino y el sentido de lo que estamos viviendo.

2) El Monte: la perspectiva divina
Jesús tomó a sus tres discípulos más íntimos y los llevó al monte, a solas. Allí los discípulos tienen una experiencia muy especial, en la que podemos destacar algunas características:
-El monte: lugar de teofanías en casi todas las religiones. Implica alejamiento de la rutina diaria, de lo aceptado como norma de vida por todos; el contacto con la naturaleza, no manipulada por el hombre, un espacio físico que el ser humano no controla y que, por tanto, le ayuda a encontrarse con lo que está más allá de sí mismo o de la sociedad; un lugar donde es posible percibir cosas nuevas sobre uno mismo, la realidad que nos rodea, el misterio divino… Cuando uno está demasiado cerca de los problemas, no los entiende bien. Hay que tomar distancia para mejorar la perspectiva.
-Intimidad: Jesús va más allá de los tópicos y de los niveles exteriores de la personalidad y la convivencia (cómo vistes, qué comes, qué música te gusta, qué opinas del Papa). Jesús comparte con los amigos lo más profundo de sí mismo: “A ustedes les llamo amigos”; “todo lo que oí al Padre se lo he contado”.
-A solas: Jesús no quiere testigos extraños, ni medios de comunicación. Incluso más tarde les dirá que no cuenten a nadie lo que han vivido. Hay experiencias que uno tiene que reservarse para sí mismo o para los íntimos. No son experiencias para vender a los periódicos, ni siquiera para anunciar en el púlpito de las iglesias. “Entra en tu habitación y allí ora al Padre que te ve en el secreto de tu corazón”. Cierto: Hay momentos para el testimonio y la comunicación, pero también hay otros momentos para la oración a solas. De lo contrario es muy fácil corromper hasta lo más sagrado. Como alguien ha dicho, debemos saber estar “a solas con el solo”.

3) “Este es el Hijo predilecto, escúchenlo”
El evangelista nos describe una escena maravillosa que resulta difícil entender desde nuestra cultura actual, pero que es bastante clara en su significado global:
-Los discípulos tienen una experiencia de Jesús que va más allá de su realidad inmediata de predicador ambulante. Es una experiencia que han tenido después muchos santos, empezando por San Pablo. Es la experiencia pascual que ayudó a los discípulos a poner en su lugar la cruz y el duro trabajo del Reino, reconociendo en Jesús al enviado de Dios. Es la experiencia que Jesús está vivo y presnete.
– Moisés y Elías conversan con el Maestro. Nuevo y Viejo Testamento se dan la mano, dentro de un plan general de revelación y salvación. Para entender a Jesús es importante dialogar con la Ley y los profetas del A.T. Para en tender a estos es importante volver la mirada a Jesús.
-“Qué bien se está aquí”. Una y otra vez los discípulos de Jesús, de entonces y de ahora, experimentan que la compañía de Jesús les calienta el corazón, les hace sentirse bien. Les pasó a los discípulos de Emaús, a Pablo y a tantos santos. El encuentro con el Señor, también ahora, produce una sensación de plenitud, de que uno ha encontrado lo que más busca en la vida.
-“Este es mi hijo amado. Escúchenlo”. Todos buscamos “a tientas” el rostro de Dios, el sentido profundo de nuestras vidas, un amor definitivo. Algunos lo buscan en las enseñanzas de Buda, en nuevas teorías (New Age), en el placer o en el orgullo de sus propios éxitos… Los discípulos tuvieron la claridad de que Jesús es el rostro del Padre y escucharle a él es escuchar al Padre y encontrar la mejor guía para la propia vida. Nosotros somos herederos de esta experiencia y pedimos al Espíritu que la renueve en nosotros. Solo así podemos ser gozosos testigos y misioneros del gran don que se nos ha hecho para nosotros y para toda la humanidad.

P. Antonio Villarino
Roma

Reunión aspirantes LMC en Ghana

GhanaHemos celebrado nuestra reunión este 14 de febrero, primero tuvimos una charla sobre Espiritualidad comboniana que fue presentada por nuestro Director Espiritual el Padre Godwin Kornu. En primer lugar, nos mostró los libros que nos pueden ayudar en nuestro viaje: “Los escritos de Comboni”, “La pasión de una vida” de Don Lozano, “Como Herederos” de Francesco Pierli. A continuación, explicó el significado de la palabra Espiritualidad como la manera en que una persona experimenta a Dios, a él mismo y al mundo del que él/ella forma parte. La espiritualidad debe estar conformada por Cristo, por su influencia, por el tiempo y por nuestro ambiente. Y hablando de espiritualidad de una persona esta exige que pase a través de la vida, de la historia de la persona, de la forma en que experimenta a Dios. Y esta experiencia de un individuo es única. Padre ayúdanos a descubrir que el “corazón lleno de amor es un corazón que sufre” y “que lo que es bueno no es relativo”, que significa que lo que es bueno no puede ser determinado por una tradición o una cultura. Lo que es bueno es bueno por sí mismo. El relativismo es uno de los puntos que el Papa emérito Benedicto más condenó. (El tema es muy amplio por lo que por ahora es sólo una introducción).

Ghana

Después de la presentación, tuvimos un debate. Se leyeron las actas de la última reunión y se hicieron algunas correcciones. De los asuntos planteados, nos pusimos de acuerdo para tener una cantidad que pagar a partir de ahora hasta la próxima reunión. Por fin, decidimos tener un retiro el día 14 de marzo para hacer preparar el tiempo de Cuaresma. A continuación, la reunión se concluyó con la oración y bendición. Para finalizar tuvimos un ágape.

Justin Nougnui, coordinador.

“Estuve preso y me fuiste a visitar”

Emma Entre las diversas actividades pastorales de la parroquia de Santo Domingo, dirigida por los misioneros combonianos en Nova Contagem, también está la pastoral penitenciaria, a cargo de 15 voluntarios, incluyendo los Laicos Misioneros Combonianos, que son parte de la parroquia.

Todos los martes y miércoles por la mañana, el grupo se reúne para visitar los pabellones de la prisión de máxima seguridad Nelson Hungría, situada en Nova Contagem, con cerca de 2.000 reclusos. La reunión es a las 08:00 en la plaza junto a la prisión.

La realidad carcelaria en Brasil, como en otras partes del mundo, sufre de un alto hacinamiento debido a un sistema penitenciario con poca atención a la recuperación de los presos.

Las prisiones de Minas Gerais, por ejemplo, pueden recibir 32.000 presos, divididos en 144 prisiones en realidad son 54 mil las personas recluidas en las distintas unidades. Esta situación sólo consigue empeorar las condiciones de vida de los presos, con un objetivo más de castigar que de re-educar y re-socializar, con graves violaciones de los derechos humanos.

Emma La acción y el compromiso del grupo de Pastoral Penitenciaria, compuesto principalmente por mujeres, es creer en un trabajo de promoción de la dignidad humana, el respeto por los derechos humanos, y la superación de los límites del sistema penitenciario actual en favor de un modelo que permita la recuperación y la reintegración efectiva de la persona.

Lo más importante de nuestra actividad pastoral es el testimonio de un Dios que no discrimina a nadie, en un lugar marcado por el desprecio, los prejuicios y la violencia, haciendo nuestras las palabras del Evangelio: “Yo estaba en la cárcel, y me fuiste a visitar”. Es la pedagogía de Jesús, método, modelo, que dirige el camino de esta pastoral, reconociendo el rostro de Dios en cada persona, incluidos en los presos.

Hay muchos desafíos y dificultades en nuestras actividades pastorales, como el exceso de burocracia que a menudo retrasa y complica nuestro trabajo, con controles, restricciones en las visitas, permisos limitados; pero con coraje este pequeño grupo de voluntarios se enfrentan a las dificultades. Esto ha permitido en 2014, la creación de dos grupos de catequesis dentro de la prisión. Y fue posible que algunos reclusos que lo habían solicitado recibieran los sacramentos.

EmmaPara esto son fundamentales los momentos de formación permanente que hacemos los fines de mes, con un espacio dedicado a la programación y la formación, que permite a los agentes de pastoral de prisiones aprender las acciones que ayudarán a mejorar las visitas a la prisión y la relación con los internos. En esto también ayuda las formaciones llevadas a cabo por la diócesis.

En síntesis este sería el trabajo de la pastoral penitenciaria. Una actuación sencilla que da la mano, encontrándose con rostros concretos, escuchando las historias de vida, de los que están al otro lado de los barrotes, con el fin de dar testimonio de la dignidad de todo ser humano, ya que como dice el Evangelio: “En esto reconocerán que sois mis discípulos, en que os améis unos a otros ” (Jn. 13, 35).

Emma Chiolini, Laica Misionera Comboniana

Mejoras en la web

Web LMC

Web LMCHoy queremos compartir con vosotros las mejoras que estamos haciendo en nuestra web. Hemos reestructurando el apartado de “Recursos audiovisuales” de la página web. Donde ponemos a disposición de todos más de 5000 imágenes sobre los LMC para que conozcáis más cerca nuestra historia y el servicio que llevamos adelante, casi 200 videos sobre los LMC y Comboni (en el total de las diferentes lenguas) así como más de 50 canciones combonianas (entre las varias lenguas) para que estén al alcance de todos. Las canciones y videos las encontraréis diferenciados según lengua.

Esperamos que os guste esta nueva mejora. Podéis visitarla siguiendo este link.

Un saludo

Desierto, oportunidad para cambiar

Comentario a Marcos 1, 12-15, Primer Domingo de Cuaresma, 22 de febrero 2015

La lectura continuada del primer capítulo del evangelio de Marcos que hemos realizado en los últimos cuatro domingos se interrumpe hoy, debido a que comenzamos el tiempo de cuaresma, que en la liturgia católica es un tiempo especial, con su propio orden de lecturas. Con todo, en este primer domingo de cuaresma, nos detenemos también en el primer capítulo de Marcos, leyendo cuatro versículos breves, pero de una gran intensidad. Por mi cuenta, propongo tres breves reflexiones:

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1) Desierto: Del “dicho al hecho hay mucho trecho”
Jesús, después del bautismo de manos de Juan y la extraordinaria declaración del Padre –“Tu eres mi Hijo predilecto” –, va al desierto, “empujado” por el Espíritu. ¿Por qué? Sin grandes pretensiones, a mí me gusta explicarlo con un proverbio clásico de la lengua española: “Del dicho al hecho va mucho trecho”.
Veamos: Porque entre el “dicho” (la palabra- vocación) de ser Hijo y el “hecho” (la vida concreta, el Reino) hay un “trecho” (un camino) que Él, como nosotros, tiene que recorrer con fe y perseverancia, disciplina y trabajo, lucidez mental y fortaleza de voluntad, en una batalla “a muerte” contra el espíritu del mal que nos ronda por doquier, pacificando las “fieras” que nos acechan, superando pruebas, dudas y tentaciones. El desierto, como sabemos, en la historia de Israel, es la gran escuela en la que aprende a dejar atrás la esclavitud y a vivir como pueblo libre, en un proceso de purificación y apertura a los planes de Dios. El desierto se convierte así en la gran oportunidad que Dios le da para crecer como pueblo libre y fiel.
Seguramente, también nosotros tenemos nuestro propio desierto que atravesar. Pensemos un poco: ¿Cuáles son las dificultades y pruebas a las que nuestra vida está sometida en este momento? ¿Cuáles son las tentaciones que nos acechan? Puede que también nosotros, después de un entusiasmo inicial, como el pueblo de Israel, como el mismo Jesús, veamos lejano el sueño de una vida de verdaderos hijos de Dios, una vida regida por la verdad y el amor, la justicia y la generosidad, la paz y el servicio. También nosotros experimentamos que entre el “dicho” (de los buenos deseos) y el “hecho” (de las obras y de una vida plena) hay mucho “trecho” (mucho recorrido por hacer); necesitamos aplicar toda nuestra capacidad de lucha y perseverancia. Precisamente, la cuaresma es una buena ocasión para re-afirmarnos en esta lucha, para renovar nuestra esperanza y nuestra decisión de continuar por el camino de discípulos que Jesús nos propone.

2) Aprovechar la oportunidad
Del desierto Jesús sale vencedor, sale re-confirmado en su vocación y en la confianza de que está viviendo la gran ocasión de su vida, para él mismo y para el mundo. Jesús ha experimentado la cercanía del Padre, no sólo en los momentos de felicidad y de bendición, sino también en los momentos de dificultad, de prueba y de lucha. Del desierto Jesús sale al encuentro del mundo, se mezcla con las gentes, para transmitir un mensaje muy claro: “El Reino de Dios está cerca”, aprovechen la oportunidad.
Cuando decimos que el Reino de Dios está cerca, ¿qué entendemos? ¿Dónde está este Reino: en el templo, en mi ciudad, en un santuario, en la parroquia, dónde? El Reino de Dios –es decir, la presencia de Dios– está en nosotros y entre nosotros, en el templo y en la familia, en la calle y en el trabajo, en el hospital y en el campo de juego… en todas partes. ¿Lo hemos visto? Si no lo hemos visto, es que tenemos que lavarnos los ojos, limpiar los oídos, abrir el corazón… También en esto la cuaresma nos puede ayudar: es un tiempo de más lecturas bíblicas, de más disciplina en la propia vida, de más generosidad en la ayuda a los otros… Todo esto nos puede ayudar a abrir los ojos y ver lo que quizá no logramos ver por el polvo que hemos acumulado, polvo de cansancio, de rutina, de repetidos fracasos, de orgullo herido….

3) Cambiar de ruta
Jesús invita a los habitantes de Palestina a creer en esta presencia del Reino de Dios entre ellos y, consecuentemente, cambiar de vida, cambiar página. Los invita a dejar atrás su condición de esclavos y aceptar vivir como hijos.
En efecto, lo que nos impide ver-oír-tocar el Reino de Dios presente en nosotros es la actitud de Adán y Eva en el Edén, cuando, habiendo caído en la trampa del maligno, se creyeron capaces de ser como “dioses”, arrogantes y llenos de sí mismos, escondiendo su desnudez detrás de unas hojas de higuera, en vez de reconocer su error, pedir perdón y renovar su amistad con el Creador. Creer es precisamente salir de nosotros mismos, dejar de mirarnos a nosotros mismos como si fuéramos el centro de todo, y abrirnos a la presencia del otro (con minúscula: el prójimo) y del Otro (con mayúscula: Dios).
La cuaresma es un tiempo oportuno, una gran ocasión para cambiar ruta, para dejar atrás el estúpido orgullo herido que nos separa de nuestro prójimo (nuestra familia, nuestros vecinos…), de Dios y de lo mejor de nosotros mismos; una ocasión para afirmar nuestra fe en que el Amor del Padre es más grande que nuestro pecado y nuestros errores y que, en este amor, podemos renacer, empezar de nuevo, re-emprender nuestra marcha a través del desierto hacia la meta de una vida serena y pacificada, que, sin desconocer nuestros errores, los sabe asumidos y superados en el Reino del Padre; una vida transparente y luminosa, que, a pesar de las sombras que nos rodean, se sabe siempre iluminada por el Espíritu de la Verdad; una vida generosa, que, a pesar de los propios límites, es capaz de creer en la propia capacidad de ser amados y de amar… Una vida, en definitiva, de hijos en camino hacia la Tierra prometida, que nos espera más allá del desierto.
Eso es lo que celebramos en la Eucaristía, memoria de Aquel que del desierto salió vencedor y anunciando la victoria de Dios sobre el mal. Junto a Él, también nosotros saldremos vencedores y anunciadores-misioneros de su victoria en nosotros y en el mundo.
P. Antonio Villarino
Roma