Laicos Misioneros Combonianos

Camino a Misión – Envío de María Augusta para RCA

LMCEl pasado 25 de octubre, haciendo eco del mensaje que trae el octubre misionero, celebrado en todo el mundo, celebramos con alegría y fe, el envío de la María Augusta Pires para la República Centroafricana.

Damos gracias a Dios por una semana de la animación misionera en las escuelas de Pampilhosa y Dornelas do Zêzere, compartimos con gran alegría con los niños nuestras experiencias en las misiones, mientras que dábamos testimonio de Aquel que nos envía siempre en misión.

En los cuatro hogares de la zona, después de un momento de oración, fue hermoso ver los rostros de los ancianos que se abrían en una gran sonrisa cuando empezamos a cantar y dar palmas… Todos estaban muy felices y prometieron orar por los misioneros todos los días.

El sábado por la tarde, en las eucaristías celebradas por los tres sacerdotes (P. João y P. Orlando, de estas parroquias y el P. Dario de los Misioneros Combonianos) en seis parroquias en torno a Janeiro de Baixo (lugar de nacimiento de María Augusta), dimos testimonios misioneros los Laicos Misioneros Combonianos.

Esta semana misionera culminó con una misa celebrada en la iglesia parroquial de Janeiro de Baixo, presidida por D. Virgilio, obispo de Coimbra, donde se celebró solemnemente el envío de la LMC María Augusta Pires, que saldrá el próximo día 09 de noviembre a la Misión de Mongoumba – RCA – donde hará comunidad con la LMC Elia Gomes que está allí desde 2011.

En esta Eucaristía tan especial y tan llena de significado, la iglesia estuvo llena de cristianos procedentes de las varias parroquias de la zona que querían unirse a nosotros para orar por todos los misioneros. Al final de la misa hubo lágrimas y emoción en los rostros de casi todo el mundo, movidos por las palabras de María Augusta sobre la Misión. Muchas, muchas personas se acercaron a saludarla y desearle buena suerte para la misión y que rezarían por ella.

Terminada la misa D. Virgilio saludó y habló con todas las personas que querían estar con él (¡y fueron muchos!).

Al final de este día, sólo me queda, agradecer, dar gracias al Obispo por su presencia, al Padre Pedro su secretario, al padre Darío, misionero comboniano y a los Padres Juan y Orlando por el esfuerzo que pusieron en la realización de esta semana misionera. Todo fue muy bien, por lo que agradecemos de todo corazón al Señor.

LMC

María Augusta Pires (LMC camino a Misión)

Reglas para alcanzar una vida plena

Comentario a Mt 5, 1-10; Fiesta de Todos los Santos (1 de noviembre del 2015).

DSC00508Hoy, 1 de noviembre, se celebra en la Iglesia católica la Solemnidad de Todos los Santos. Por eso, la liturgia interrumpe la lectura continuada de Marcos, que estamos haciendo todo este año 2015, para regalarnos el texto quizá más emblemático de los evangelios, en la versión de Mateo.

Se trata del texto conocido como las “Bienaventuranzas”, pronunciado por Jesús ante la multitud de sus seguidores (en su mayoría pobres o heridos por las mil batallas de la vida), sentado (como un maestro de Verdad y de Vida), en la montaña (signo de la presencia divina). Estos diez versículos, unidos a lo que queda del capítulo cinco y los capítulos seis y siete, expresan lo fundamental de la propuesta de vida que Jesús hace a sus discípulos.

Es bueno que cada uno de nosotros lea estos versículos con calma, con el corazón abierto, sin anteojos ideológicos o “moralistas” sabiendo que la intención de Jesús es darnos una palabra de verdad y de vida. Desde esta perspectiva, si me lo permiten, me atrevo a reformular las famosas ocho bienaventuranzas a mi modo (no para cambiarlas, sino para entenderlas desde mi vida). Veamos:

-Si quieres gozar de una vida nueva, llena de sentido y de amor (entrar en el reino de los cielos), sé sencillo y humilde, desprendido de las riquezas innecesarias y de un orgullo que te engaña;
-Si quieres saber lo que es el consuelo y la propia estima, no tengas miedo a sufrir, a arriesgarte, a ser generoso en tu entrega, porque sólo quien se juega su vida a fondo encuentra aprecio y una vida de la que estar sanamente orgulloso.
-Si quieres “poseer la tierra” (tener un lugar en la sociedad y una vida realizada), sé manso y humilde, porque “se cazan más moscas con un poquito de miel que con un gran tarro de hiel”; no te aferres angustiosamente a tus “derechos” o privilegios; confía en Dios y confía en el triunfo de la Verdad y de la Bondad.
-Si quieres estar “satisfecho” y contento con tu vida, no escondas tu sed y hambre de justicia en tu vida y en el mundo. Sólo quien tiene hambre, aprecia el alimento; sólo quien busca la justicia, encuentra la alegría de una vida justa y honesta.
-Si quieres misericordia, practica la misericordia. Cada uno recoge lo que siembra; quien siembra prepotencia, recoge “tempestades” de resentimiento; quien tiene un corazón capaz de sintonizar con el límite de los otros, transforma sus propios límites en camino de perfección.
-Si quieres ver a Dios, purifica tu corazón. No en la línea de pretender un corazón totalmente “inmaculado”, ignorando el propio pecado, sino en la línea de un corazón sin dobleces e hipocresías, que sabe escuchar, como pedía el rey Salomón.
-Si quieres ser hijo de Dios, busca la paz, una paz que no es tanto ausencia de guerra o de conflicto, cuanto reconocimiento y aceptación de la realidad del otro. Sólo quien acepta, respeta y “adora” a los otros, puede ser llamado hijo de un Dios que se identifica con los necesitados.
-Si quieres formar parte del reino de los cielos, ama la justicia (es decir, busca la lealtad y la honestidad) y no tengas miedo a que te hagan la vida difícil por eso.

Al escuchar estas bienaventuranzas en la Eucaristía, cada uno de nosotros las hace propias en sintonía y comunión con la comunidad de sus discípulos, que en el mundo entero vive y hace suyas estas palabras santas de Jesús, verdadero Maestro.
P. Antonio Villarino
Roma

“¡No tengáis miedo!”

Saint John Paul II

Estas son quizás las palabras que el Papa Juan Pablo II repitió más una y otra vez por todo el mundo, alentando a la gente a no temer y encomendar sus vidas totalmente a Cristo. “Juan Pablo II- 2, te queremos; Juan Pablo II, te queremos”. Estas son las palabras que multitudes entusiastas de jóvenes coreaban una y otra vez a su querido Papa!. La juventud gritaba esto con sincera alegría, porque ellos reconocían en este anciano un modelo genuino de total fidelidad y esperanza en Dios.

Este año se cumple el 10º aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II. El año pasado, el 27 de abril de 2014, los fieles católicos de todo el mundo celebraron la canonización de San Juan Pablo II (JPII), y como su ejemplo de fe fue elevado a la santidad. Aquí en Awassa, los católicos estaban muy emocionado por el día de canonización, especialmente los jóvenes. Vimos la retransmisión por la televisión con algunos amigos estudiantes universitarios. Como hacía mucho calor dentro, sacaron el televisor al patio a la sombra de un gran árbol. Para la mayoría de nosotros, JPII fue Papa durante la mayor parte de nuestras vidas, y por eso es tan especial. De hecho él tuvo uno de los pontificados más dramáticos, largos y públicos. Era el líder espiritual de la Iglesia Católica, pero también era conocido como un embajador de la esperanza y de la paz por políticos, otros líderes religiosos y gente corriente de todo el mundo. Aquí hay algunos aspectos destacados de su gran papado:

  • JPII era, con mucho, el Papa que más ha viajado, visitando 129 países en 104 viajes internacionales, reuniones con más de 1.600 líderes políticos mundiales – en verdad que traía el Evangelio “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apocalipsis 14: 6) .
  • JPII quiso dar al mundo moderno modelos creíbles de fe y por eso beatificó 1338 y canonizado 482 santos, muchos más que cualquier otro Papa en la historia.
  • JPII fue un autor prolífico – sus escritos incluyen 14 encíclicas, 14 exhortaciones apostólicas, 3.288 discursos y 5 libros. Tenía un estilo de escribir característico, que era denso en el contenido aunque fluía libremente. Examinó los temas desde diferentes ángulos (no sólo teológicos), porque si las enseñanzas de la Iglesia debían ser profundamente comprendidas, tenían que ser validados por nuestras experiencias de vida.
  • JPII amaba la juventud e inició las Jornadas Mundiales de la Juventud para reunir a la juventud católica internacional. De hecho él fue el ganador de la juventud.
  • JPII siempre estaba enseñando sobre el significado y el valor del hombre, repitiendo a menudo una frase clave del documento Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, al que él ayudó en el borrador: “Cristo (…)manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación.” (par 22 ). Jesús nos muestra precisamente el modelo de cómo vivir una vida abundante de amor.
  • JPII ha sido descrito como “el Papa más mariano”. De hecho, su lema papal fue “Totus tuus”, que significa Todo tuyo (María). JPII amplió la comprensión de María jugando un rol único en el plan de salvación, abrazando perfectamente la voluntad del Espíritu Santo y siendo la Madre espiritual de todos nosotros ayudándonos siempre a acercarnos a su hijo, el Salvador.
  • JPII fue pionero en la enseñanza de la “teología del cuerpo”, explicando que una ley moral natural ha sido escrita por Dios en la sexualidad del hombre y la mujer que nos dirige hacia el amor verdadero.
  • JPII promovió con fervor la “cultura de la vida” y defendió fuertemente la dignidad de la vida en todas sus etapas (desde la concepción hasta la muerte natural), una enseñanza que él ejemplificó al aceptar con gracia los retos de la vejez y la enfermedad en sus últimos años.

JPII siempre animó a la gente a convertirse en santos. En la canonización se veían muchas camisetas entre la multitud: “No temas convertirte en santo”. Él no quería decir que todo el mundo debería esforzarse para ser reconocido oficialmente como santos en la Iglesia, sino que Dios mantiene su invitación a cada uno de nosotros para moldearnos en otros Cristos, a pesar de nuestras imperfecciones y defectos. En otras palabras, cada uno de nosotros tiene la capacidad de ser sagrado, de convertirse en santo. Sólo se necesitan dos cosas: nuestra libre decisión de cooperar en esta transformación, tratando de vivir siempre de acuerdo a la Verdad; y el don inmerecido de la gracia de Dios. Bueno, JPII, ¡tú nos has dado un buen ejemplo!

El domingo de Pascua, 27 de marzo de 2005, seis días antes de su muerte, Juan Pablo II bendijo a los fieles con sus últimas palabras públicas. Diez años después, estas palabras siguen siendo válidas e inspiradoras:

“También nosotros, hombres y mujeres del tercer milenio, tenemos necesidad de Ti, Señor resucitado. Quédate con nosotros ahora y hasta al fin de los tiempos. (…)Ayúdanos, te rogamos, en nuestro camino. Nosotros creemos en Ti, en Ti esperamos, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna ¡Aleluya!”

– Mark & Maggie Banga

LMC en Awassa, Etiopía

Venga a nosotros Tu Reino

LMC PortugalAquel fin de semana lluvioso del 9 al 11 de octubre fuimos acogidos en la Casa de Viseu de los Misioneros Combonianos para el segundo encuentro formativo.

Para mí fue la primera vez que he experimentado, y de manera muy satisfactoria, esta caminata mensual que me propuse: un viaje a Viseu, la cálida bienvenida en la casa de nuestros hermanos misioneros, el profundizar la fe y el amor a Jesús, a San Daniel Comboni y al prójimo.

En la reunión previa en Fátima, se habían reunido por primera vez los nuevos candidatos que ahora están comenzando su proceso de formación, para conocer el Movimiento LMC. Esto me animó a decidirme, tomar conciencia interior y la decisión de comenzar “ya”.

Ahora nos enfrentamos a un primer tema en forma de pregunta o desafío – Reino de Dios: ¿mito o realidad? – En el que la misionera comboniana Secular Clara Carvalho nos guio y ayudó a profundizar.

En primer lugar, ¿qué es un mito? ¿Qué es la realidad?

A partir del sentido común, si pensamos que la realidad no es sólo el cuerpo sino también la mente, sensaciones, sentimientos y emociones, nuestra relación con Dios y su amor son realidades.

¿El Reino de Dios es algo que ya existe y todavía está en construcción? ¿O es algo que está por venir de aquí a muchos siglos? Nada mejor que la Palabra de Dios para encontrar respuestas.

De una larga lista de referencias a textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, creamos dos grupos de trabajo, uno para examinar la pregunta ¿Cómo es el reino de Dios?, el otro para la cuestión ¿Cómo entrar en el Reino de Dios?

Un reino para todos, universal. Para todos los tiempos, que no podrá ser destruido. Que ya está entre nosotros (y en nosotros), aunque no parezca visible. A diferencia de los reinos y repúblicas de los hombres, el Reino de Dios no es “comer y beber”, sino justicia, paz y alegría. Crece como el grano que germina en la tierra (incluso mientras el agricultor duerme) y da fruto, como el grano de mostaza, como la levadura que hace subir la masa.

¿Qué se necesita para “formar parte” del Reino de Dios?

(Cómo “entrar en” el Reino, quién “merece” el Reino… no me parecen formas acertadas de colocar la pregunta. ¿Será que no merecen todos los hombres, dejando el trigo y la cizaña crecer al lado uno del otro hasta la siega? ).

“Dejad que los niños vengan a mí”.

“Bienaventurados los pobres… los que lloran…, los mansos… los que tienen hambre… sed de justicia… los misericordiosos… los limpios de corazón… los pacificadores… los que son perseguidos… “.

“Vosotros sois la sal de la tierra… la luz del mundo…”.

¡Qué responsabilidad la nuestra! Y ¡qué honor!

¿Cuál es nuestro papel aquí y ahora, como súbditos y siervos de este reino? ¿Dónde y a quién tenemos todavía que llegar? Creer en la Buena Nueva es aceptar la misión de ir a dar una buena noticia.

Deja todo y sigue sin mirar atrás. ¡Cómo este desafío nos llama y nos asusta! ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a ello? Confiamos en Dios que Él providencia el resto, cuando y como nos llama.

En el segundo día Clara compartió con nosotros su testimonio de amor a Dios y a nuestros hermanos que sufren, en las varias partes del mundo donde fue llamada. Retengo, de sus palabras encendidas, la idea de que “la acción en misión es siempre de Dios, nosotros somos sólo sus colaboradores”.

No puedo dejar de evocar y subrayar los momentos de oración y celebración eucarística en la que todos participaron y me hicieran sentir (como en el cenáculo de los discípulos de Jesús) la presencia del Espíritu Santo y el espíritu misionero comboniano.

Fue una reunión muy especial también porque, al mismo tiempo transcurría la asamblea anual de los LMC de Portugal y tuvimos la oportunidad de vivir y compartir los momentos de oración con los laicos. Y, sobre todo, por tener la presencia, serena pero decidida, de María Augusta que partirá en breve para la misión Mongoumba en la República Centroafricana. Oremos al Señor para que la proteja y bendiga su misión.

Que la lluvia que cayó durante el fin de semana, bendecida por el Señor, haga germinar las semillas lanzadas a la tierra y haga crecer su mies.

Mario Breda (Portugal)

El ciego que pudo ver

Comentario a Mc 10, 46-52 (XXX Domingo del T.O., 25 de octubre del 2015)

bartimeo icoEn su subida hacia Jerusalén Jesús llega Jericó, una ciudad con mucha historia en el pueblo de Israel. En esta ciudad, el evangelista Marcos sitúa un diálogo de una naturaleza muy distinta al del mantenido con los hijos del Zebedeo, que leímos el domingo anterior.
Mientras los hijos de Zebedeo plantean la cuestión del poder y de su puesto en el entorno de Jesús (mostrando cuán poco habían entendido del mensaje del Maestro), el hijo de Timeo, Bartimeo, se presenta ante el “hijo de David” como lo que es: un ciego que quiere ver, una persona que ha perdido el sentido de su vida y se siente perdido.
No olvidemos que, en la intención del evangelista Marcos, tanto los hijos del Zebedeo como el hijo de Timeo, aparte de ser personas reales que se encontraron con Jesús en el camino de Jerusalén, son personajes que nos representan a todos nosotros, discípulos de todos los tiempos que buscamos una luz que a veces confundimos con prestigio o poder.
Detengámonos un poco en esta figura de Bartimeo y en su precioso diálogo con el hijo de David y, mientras lo repasamos, tratemos de meternos nosotros mismos en la escena:
1.- Al borde del camino y fuera de la ciudad. Bartimeo está “sentado” (tiene su dignidad), pero al borde del camino, fuera de la ciudad, mendigando, marginado de la vida social, incapaz de estar en pie en medio de una comunidad humana.
¿Conocemos a alguien en nuestro alrededor como Bartimeo, que esté marginado, que no sea tomado en consideración, que incluso sea despreciado por sus defectos físicos o de otro tipo? Pensemos que en la comunidad cristiana, como dice la Carta de Santiago, no debe haber discriminación alguna.
Pero puede suceder que los marginados seamos nosotros mismos, que suframos algún tipo de desprecio por parte de nuestra familia o amigos, que la vida nos presente problemas que nos parecen insuperables o que nos encontremos en una situación de confusión, desánimo o pérdida de sentido. En este caso, nos conviene seguir contemplando a este Bartimeo e identificarnos con él.
2.- Grita: “Hijo de David, ten compasión de mí”. ¡Qué oración tan bonita! Todos nosotros necesitamos, en algún momento de la vida, misericordia, comprensión, perdón. Sólo un orgullo tonto y falso nos puede llevar a creer que somos perfectos, que no necesitamos la misericordia de Dios y de los demás. Bartimeo nos enseña una de las más bonitas oraciones: “Señor, ten piedad, ayúdame que solo no puedo”. Una oración para decir sin vergüenza, sin falso pudor o vanidad. Alguien ha dicho que nunca el ser humano es más grande que cuando se arrodilla y reconoce su debilidad. Lo contrario es mentira e hipocresía.
3.- “¿Qué quieres que te haga? Qué recobre la vista” La ceguera física es un drama para quien la sufre, pero muchos ciegos nos muestran que no es el fin del mundo y que, más grave que la ceguera física, es la ceguera espiritual, a la que, sin duda, se refiere Marcos en este episodio. La ceguera de tantas personas que son ciegos para comprender el amor de Dios, encerrados, como están, en su propio mundo de riqueza y autosatisfacción. También ésta es una preciosa oración para todos nosotros: “Señor, que vea tu luz, que comprenda mi vida a la luz de tu amor”.
4.- “Tu fe te ha salvado”. El teólogo italiano Bruno Forte dice: “Según una sugestiva etimología medieval, “creer” significaría “cor-dare”, dar el corazón, ponerlo incondicionalmente en las manos de Otro…“Creer es fiarse de Alguno, asentir a su llamado, poner la propia vida en las manos de Otro, para que sea Él el único y verdadero Señor” (B. Forte, Piccola introduzione alla fede, San Paolo, 1992, p. 16)
Esta fe-comunión con Otro es siempre sanadora, porque ayuda a la persona en cuestión a salir de sí misma, de su auto-referencia y establecer vínculos (palabra de gran valor en psicología) con otra persona, que es “prenda” (prueba) de realidad… en el fondo, “prenda” (prueba) del Dios que me trasciende y fundamenta, más allá de mí mismo.

En la Eucaristía de hoy entro en comunión con el Hijo de David y, como el ciego Bartimeo, le oro sinceramente: Señor Jesús, ten piedad de mí; haz que vea, que comprenda tu gran amor, ese amor que da calor y color, verdad y sentido a lo que soy y vivo”.

P. Antonio Villarino
Roma