Laicos Misioneros Combonianos

Nuestro caminar en Carapira

Queridos todos,
hace tiempo que no tenemos nuevas noticias y estamos aquí para daros las que tantos de vosotros nos pedís, y os pedimos disculpas por el retraso.
Los días aquí son muy ajetreados y no ocultamos que pasan tan rápido, con tanta profundidad y plenitud, que ni nos damos cuenta de que ha empezado julio y hace tiempo que no escribimos :). Empezamos pidiendo disculpas por este tiempo, pero a finales de mayo, para nuestra desgracia, tuvimos problemas con los planes de telefonía… la compañía cortó brutalmente los datos de conexión, así que esto tampoco nos permitió daros muchas noticias, pero gracias a Dios, hace una semana, volvieron a cambiarlo todo, poniendo un poco más de datos, así que estaremos más operativos y constantes. Esperamos que en el futuro no haya más recortes, o mejor dicho esperamos que aumenten los datos, aunque lo dudamos un poco ya que habrá nuevas elecciones en unos meses. Tenemos muchas ideas en la cabeza y si el plan de telefonía no cambia, pronto desvelaremos algunas ideas. Este mes pasado también recibimos nuestro «primer bautismo africano», o mejor dicho, ambas contrajimos la malaria. Esto nos sorprendió mucho, pero nos permitió reflexionar mucho sobre lo que cada día, cada uno de ellos vive con esta enfermedad, los que pueden permitirse el tratamiento, los que pierden la vida por no tener dinero para acceder a hacerse la prueba y empezar el tratamiento, y la lucha por recuperar la energía para ponerse en marcha de nuevo.
Por este motivo, a principios de junio tuvimos que despedirnos con gran dolor del párroco de la parroquia de Carapira, que tuvo que regresar urgentemente a su tierra a causa de la malaria continua. Su sufrimiento era muy grande, tanto por lo que estaba viviendo a causa de la malaria, como por tener que dejar esta tierra que tanto amaba. Para nosotros fue como un rayo, porque además de ser un buen párroco, era un hermano humilde que siempre estaba al servicio de todos, era un hermoso testimonio para ver y tocar. En cualquier caso, también estamos muy contentos con los Padres Combonianos que están aquí con nosotros, realmente estamos viviendo y respirando mucha plenitud y vida profunda con ellos en este momento. Cada día, encontramos en ambas partes, como ‘una pequeña excusa’ para encontrarnos siempre y construir pieza a pieza una comunión de fraternidad y de verdadero testimonio. Aquí, cerca de casa, hay también algunas religiosas que pertenecen a otro instituto religioso distinto del de los combonianos, pero incluso con ellas se ha creado una hermosa relación de armonía y complicidad. Esto es ciertamente muy importante porque nos permite conocernos y sentirnos como una familia ampliada, pero sobre todo nos hace sentirnos al lado de los hermanos más solos y abandonados, y nos permite ayudarnos mutuamente a llevar las cargas de los demás.


También recibimos la gracia en estas fechas de vivir la vigilia y la fiesta patronal de la parroquia de Carapira… fuimos más o menos 200 personas y fue emocionante vivirlo y respirarlo junto a ellos. Pensad que la vigilia duró unas buenas cuatro horas, pero se pasaron en un abrir y cerrar de ojos… había muchas comunidades venidas de lejos, con un buen número de jóvenes también presentes. Bueno, que puedo decir del pueblo Macua… nos asombran cada vez más y realmente nos sentimos en casa entre ellos y con ellos… creo que esta es la expresión más apropiada y correcta para hacerles entender lo que nos hacen experimentar en la verdadera profundidad y esencialidad de la persona humana. Cada día nos sentimos más pequeños en medio de ellos, precisamente porque vemos que su presencia es un gran enriquecimiento para nosotros en nuestras vidas….en realidad son más ellos los que nos forman, que lo que nosotros intentamos ayudarles. Deberíais ver por vosotros mismos con vuestros propios ojos y tocar concretamente con vuestras propias manos, cuánta belleza se esconde aquí en sus heridas y sufrimientos. Evidentemente, todo esto nos hace cuestionarnos mucho sobre diversos aspectos de nuestra vida, nuestras relaciones y cómo malgastamos energía y tiempo en cosas inútiles. Aquí la belleza y la esencialidad es precisamente el famoso «estar ahí» tal y como somos y nada más, que es siempre lo que seguimos comprendiendo y siendo más fuertes y conscientes de nosotros mismos y a lo largo de nuestro camino. Al final, lo que cuenta no es lo que hacemos, el servicio en el que nos gastamos, o el logro de algo o de nosotros mismos, sino el amor con el que amamos a estos hermanos y hermanas. Sabemos con certeza que no somos nosotros quienes salvamos a nadie, sino que son ellos quienes nos salvan a nosotros, los «occidentales». Cuánta alegría nos da estar en medio de ellos, intentar decir algunas palabras en su lengua, abrazarlos, bromear con ellos, hacerlos sonreír, y dejar que Dios haga la obra de comunión con ellos.
El otro día leíamos esta pequeña frase de Don Tonino Bello, que sigue resonando en nosotros en estos momentos:
“Os invito a dejaros evangelizar por los pobres. Tantas veces pensamos que somos nosotros los que llevamos la buena noticia a los pobres. Pero ellos viven mejor que otros ciertos valores, como el abandono confiado en la Providencia, la solidaridad en el sufrimiento».
¡Aquí pensamos que esta frase puede representar muy bien lo que está escrito más arriba! Cuántas cosas quisiéramos deciros y tratar de compartir con vosotros… cuánto quisiéramos que el amor que toca nuestros corazones os llegara también a vosotros. Cuánto quisiéramos que esta gracia se expandiera para ellos. Pero de una cosa estamos seguros… que el Señor sabrá hacer florecer nuestras vidas junto a las vuestras con ellos. Estamos seguros de que el Señor de la Vida ya está obrando en ello. Nunca dejaremos de daros las gracias por todo el amor que nos enviáis, por la unión y comunión de esta iglesia universal que sigue expandiéndose y de la que cada uno de nosotros nos sentimos parte. Gracias porque vuestra presencia nos hace sentir como una gran familia que el hogar no es un lugar, sino las personas que lo habitan y te hacen sentir allí… y sentimos que este hogar es tan grande que abraza nuestra tierra, con esta nueva tierra. Para muchos de vosotros será un tiempo de descanso, os deseamos de corazón que este tiempo os haga redescubrir lo esencial de los valores y las relaciones. Como cada día, os recordamos en nuestras oraciones ante Jesús Eucaristía, y os pedimos que sigáis rezando por este pueblo, y una oración también por el Padre Jaider, para que pronto recupere la salud y pueda continuar su ministerio allá donde el Señor le lleve. Y como se dice aquí….



Koxukhuru vanjene (muchas gracias)

Con mucha gratitud y cercanía Ilaria y Federica

Deja un comentario

Acepto la Política de privacidad