Laicos Misioneros Combonianos

Una noticia que merece un titular de prensa

Un comentario a Marcos 1, 1-8 (Segundo domingo de adviento, 6 de diciembre del 2020)

El evangelio de Marcos no empieza, como Lucas o Mateo, con el evangelio de la infancia, sino que nos propone, desde las primeras palabras, un titular de prensa, un anuncio importante que resume todo su libro: Nos va a hablar “del evangelio de Jesús de Nazaret, el Mesías, el Hijo de Dios”.

Déjenme que me detenga un poquito en la palabra “evangelio”, que usamos con mucha frecuencia aunque quizá sin comprender todo su significado y profundidad.

“Evangelio” es una palabra que viene del griego y que se usaba en aquel tiempo de “globalización” greco-romana para referirse a una “buena noticia”, sobre todo, en referencia al mundo de los que gobernaban; por ejemplo, era “evangelio” la noticia del nacimiento de un hijo del rey o de una victoria militar, que se suponía importante para todos. Ciertamente, los pobres no lograban hacer noticia, no eran “evangelio”.

Si nos fijamos bien, no es que las cosas hayan cambiado mucho hoy. De hecho, ¿qué hace “gran noticia”, noticia de primera plana en los medios de comunicación de hoy? Generalmente son las “buenas noticias” de los poderosos que, por otra parte, todos asumimos como importantes. Por ejemplo, es primera plana que un príncipe inglés se case, que un equipo de futbol gane la copa, que un dictador lance un poderoso misil, que anuncie una probable guerra… Pero uno podría preguntarse si esas son las buenas noticias que los pobres realmente esperan.

Frente a las falsas “buenas noticias” del emperador y de los triunfadores de la época, Marcos nos anuncia que la verdadera buena noticia, el evangelio verdadero, es la aparición de Jesús de Nazaret, en quien se cumplió la promesa de un Mesías, un “hijo de Dios”. Y a lo largo de su evangelio Marcos nos irá explicando como esa buena noticia se fue confirmando en favor de los enfermos, de los pobres., de los pecadores, de las personas sencillas y abiertas a la presencia de Dios.

Juan el Bautista fue el primero en intuir esta presencia salvadora de Dios en Jesús de Nazaret, en quien habitaba la plenitud del Espíritu, y se convirtió en su mensajero.

Celebrar la Navidad hoy es darse cuenta de que en Jesús de Nazaret Dios nos revela su amor, su victoria sobre el mal. Jesús es el Maestro que nos enseña a vivir como hijos, digna, libre y amorosamente. No son los triunfos militares ni deportivos los que son “buena noticia” para nosotros; es la seguridad del amor de Dios, que nos da la victoria sobre el mal.

Esa buena noticia se confirma en nosotros cada vez que, como Juan el Bautista, nos fijamos en Jesús y seguimos sus pasos.

P. Antonio Villarino

Bogotá

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