Laicos Misioneros Combonianos

Oración de la Familia Comboniana julio 2023

Comboni y Jesus
Comboni y Jesus

Para que el aniversario de la primera celebración de la memoria del beato Giuseppe Ambrosoli (28 de julio) ayude a todos los combonianos y combonianas comprometidos en el servicio a los frágiles a renovar su compromiso con un camino de santidad en la fidelidad a las circunstancias de un servicio humilde e incesante a los enfermos, a los que sufren y a los frágiles. Oremos.

Habla que tu siervo escucha…

LMC Costa Rica

El pasado 16 de junio celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, un día muy especial para todos nosotros católicos, y para los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, también en adelante para este humilde servidor, quien, con el corazón lleno de muchísima alegría, bajo el amparo y protección de la Virgen María de Nazaret e intercesión de San Daniel Comboni, toma su Compromiso como Laico Misionero Comboniano.

Ha sido un sueño desde que comenzó todo este caminar, sabiendo que es un compromiso con mucho significado, siendo el primer Laico Comprometido bajo la intercesión de San Daniel Comboni en Costa Rica, sabiendo todo lo que esto representa en todos los aspectos, pero con mucha alegría y esperanza al saber que Dios no me abandonara y siempre dispuesto a escuchar la voz de nuestro Señor.

Fue un día muy especial, al poder celebrar esta fiesta junto a toda la Familia Comboniana, Sacerdotes, Hermano, Hermanas y Seculares, también parte de mi familia, mi padre, hermano, tías, algunos amigos entre ellos 5 personas que están haciendo sus primeros contactos para tomar la decisión de ingresar a los LMC, roguemos a Dios para que puedan agudizar su oído y logren escuchar la voz de Dios, para darse cuenta que es lo que él quiere para la vida de ellos también, lleno de signos que me ayudarán siempre tener presente este paso,  la alianza con Dios, la cruz; como diría San Daniel Comboni, “Las obras de Dios, nacen y crecen al pie de la cruz”, el Rosario para tener presente mi oración.

En esta misma Eucaristía nos acompañaron 12 hermanas y hermanos que tomaron su compromiso como Coordinadores de los Cenáculos Combonianos, quienes también comienzan a formar parte de la familia Comboniana en Costa Rica.

En total fuimos más de 50 personas que celebramos esta Solemnidad en el Seminario Comboniano Mártires de Uganda, como familia y fuimos testigos de la misericordia de Dios, en lo personal con mucho alegría y esperanza de poder responder como el creador así lo quiere y poniéndome a disposición de toda la Familia Comboniana para donde sea necesario y poder llegar a servir.

Agradezco a Dios por fijarse en este servidor, que, aunque es muy lleno de debilidades sabe que Mamá María, San Daniel Comboni y la oración de todos, luchara por llevar de la mejor manera la palabra de Dios a donde así Dios lo quiera.

Jose David, LMC Costa Rica

La Familia Comboniana presente en la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal

Jornada mundial de la juventud

Este verano el papa Francisco tiene una cita con los jóvenes católicos del mundo en Lisboa con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Grupos juveniles en todos los rincones del planeta llevan meses preparándose en sesiones formativas sobre los temas propuestos para la JMJ en torno a María: «María se levantó y partió sin demora» y también buscando la financiación necesaria que les permitirá pagarse el viaje hasta la capital portuguesa.

La Familia Comboniana estará presente en la JMJ a través del World Youth Comboni Gathering (WYCG), una iniciativa que reunirá en Portugal a jóvenes que siguen a Jesús al estilo de san Daniel Comboni. Se han inscrito 120 jóvenes de Europa, África y América de entre 14 y 30 años y del 26 al 31 de julio estarán en la ciudad portuguesa de Maia para escuchar testimonios misioneros y participar en actividades y dinámicas en torno a la interculturalidad y la fraternidad universal. En algunas actividades se unirán con otros jóvenes de las diócesis de Oporto y Braga.

El 31 de julio, antes de llegar a Lisboa para participar en la JMJ, visitarán el santuario de Fátima y el 7 de agosto se encontrarán en la ciudad de Santarém para evaluar la experiencia «fuerte» vivida en Lisboa y vislumbrar cómo darle continuidad a lo largo del año para que no se quede en «una experiencia más», sino que les ayude a un mayor compromiso.

Por intercesión de san Daniel Comboni oramos por todos los jóvenes que se preparan a participar en las JMJ de Lisboa, especialmente por lo jóvenes «combonianos» de la iniciativa World Youth Comboni Gathering, para que este encuentro internacional les anime a seguir a Jesús con estilo misionero.

[Hozana]

Solemnidad del Corazón de Jesús

Corazón de Jesús

Introducción

Compartimos este folleto como guía para ayudarnos a vivir más intensamente la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (16 de junio), acogiendo la invitación que nos hace el XIX Capítulo General: profundizar y asumir nuestra espiritualidad, marcada por algunos elementos específicos que crean nuestra identidad de Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús.

Pedimos a los hermanos de cada comunidad que estudien y encuentren la mejor manera de prepararse para la Solemnidad: podríamos optar por un día de retiro, o una serie de encuentros de oración y/o convivencia…

El texto fundamental que debe guiarnos en esta reflexión es el nº 3 de la Regla de Vida:

El Fundador encontró en el misterio del Corazón de Jesús el impulso para su compromiso misionero. El amor incondicional de Comboni por los pueblos de África tuvo su origen y su modelo en el amor salvador del Buen Pastor, que ofreció su vida en la cruz por la humanidad: “Y confiando en ese Corazón sacratísimo… me siento tanto más dispuesto a sufrir… y a morir por Jesucristo y por la salud de los infelices pueblos del África Central” (Escritos, 4290).

Y he aquí las palabras del XIX Capítulo general sobre el tema:

12.     Soñamos con una espiritualidad que nos permita seguir creciendo como familia fraterna de consagrados enraizados en Jesús, en su Palabra y en su Corazón, y contemplarlo en el rostro de los pobres y en la experiencia vivida por San Daniel Comboni para ser misioneros.

14.3   Queremos sensibilizarnos con los aspectos fundamentales del carisma (por ejemplo, la Cruz, el Corazón de Jesús, la opción por los más pobres y abandonados) a través de la visión, el espíritu y la sensibilidad de Comboni, para ir a las raíces de su espiritualidad y reapropiarnos de ella.

Podemos pensar nuestra vida misionera como un “viaje” que parte del Corazón de Jesús y llega a nuestro propio corazón, para alcanzar después el corazón de las personas con las que compartimos la historia y el destino. Ser -o más bien llegar a ser- “personas consagradas enraizadas en Jesús, en su Corazón” significa llegar a ser lo que somos, realizando la identidad que recibimos del Señor, gracias a San Daniel Comboni. Misioneros del Corazón de Jesús es nuestro nombre.

El librito de nuestra Regla de Vida contiene, al final, una Carta sobre el nuevo nombre del Instituto, especificando lo que inspiró la nueva elección en 1979. Es bueno releer y meditar este texto, como un primer momento de profundización.

Nuestra Regla de Vida, en el n. 3, nos propone la experiencia de Comboni: su compromiso misionero y su amor incondicional a los pueblos de África Central tuvieron su origen y su modelo “en el amor salvífico del Buen Pastor” que se deja traspasar por el Corazón. El mismo Comboni, releyendo su experiencia cada vez con mayor conciencia, habla de sí mismo como de alguien que

“transportado por el ímpetu de aquella caridad encendida con llama divina en el Gólgota, y que surgía del costado del Crucificado para abrazar a toda la familia humana, sentía latir con más frecuencia los latidos de su corazón; y una fuerza divina parecía impulsarle hacia aquellas tierras…, para estrechar en sus brazos y dar el beso de paz y de amor a aquellos… sus hermanos” (Escritos, 2742).

El Corazón de Jesús es el alma de la misión y su motivación fundamental.

Ciertamente es bueno buscar y crear programas, estrategias, estructuras para la misión, pero no olvidemos que ante todo estamos llamados a “avivar el don” (2 Tim 1,6ss). La tentación podría ser el cansancio (acedia) que seca el alma y crea pesimismo, fatalismo, desconfianza y tibieza, o el deseo de convertirnos en “protagonistas”, como si fuéramos el fin de la misión.

A este respecto, podríamos tomar algunos textos de la Evangelii Gaudium: 26; 259; 264; 266-267

Contemplar y asumir

Para enraizarnos en los sentimientos del Corazón del Hijo de Dios, Jesús, el camino propuesto por nuestra Regla de Vida, como fruto de la experiencia consciente, se desarrolla en torno a dos palabras: contemplar y asumir.

Con otras palabras, que encontramos en los Evangelios, podemos decir: “acércate a Jesús”, “ve en Él al Hijo amado y consagrado por el Espíritu del Padre”, “cómelo para asimilar cada vez más sus sentimientos” …

Esto sucede, sobre todo, cuando dejamos que el Señor Jesús penetre en lo más profundo de nuestro corazón y saque a la luz sentimientos, pensamientos, actitudes y deseos que no son los de quien está consagrado al Señor.

Dejemos que Jesús nos sane, nos renueve y nos transforme. Entonces nos convertiremos en personas “conquistadas por Cristo” y animadas por el deseo de conquistar a los demás para Él (cf. Flp 3, 2).

Contemplar” y “asumir” no se convierten en acciones “voluntarias”, porque, en verdad, son “gracia” a la que respondemos con nuestra conciencia y disponibilidad.

a)    Podemos describir “contemplar” de la siguiente manera:

  • “tener los ojos fijos en Jesús”;
  • “estar a los pies de la Cruz”, como etapa importante de un largo camino, durante el cual hemos visto los gestos y escuchado las palabras de Jesús, aun sin captar plenamente su significado;
  • “estar a los pies del crucificado”, para recibir los dones que nos han venido de su Corazón: su Espíritu, el agua y la sangre; María
  • “revestirnos de Cristo”, haciendo nuestros sus “vestidos”, es decir, sus sentimientos;
  • “dejarnos traspasar el corazón”, para que los dones del Señor no se queden en la superficie de nuestro corazón, sino que penetren profundamente.

b)   “Asumir” sugiere:

  • hacer nuestros los sentimientos de Jesús, para que entren realmente en nosotros, dispuestos a asimilarlos progresivamente, para que determinen nuestras líneas de acción o conducta, toquen nuestros criterios de elección, modelen nuestros deseos y fortalezcan nuestras metas;
  • al asumir los sentimientos de Jesús, descubrimos en nosotros -o cerca de nosotros- obstáculos, trabas, fragilidades;
  • esto nos lleva a “contemplar” de nuevo y más profundamente a Jesús, dejándonos animar por la fuerza de atracción que ejerce, pidiendo su perdón, su fuerza y su gracia;
  • así, las dificultades que encontramos no apagan la vida espiritual, sino que la fortalecen y la hacen crecer;
  • “asumir los sentimientos de Jesús” se convierte en nosotros en una necesidad interior de “permanecer injertados en él”.

Algunos textos que pueden iluminarnos

“Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de consolación: mirarán al que traspasaron. Lo llorarán como se llora a un hijo único; lo llorarán como se llora al primogénito” (Zacarías 12,10).

“Otro pasaje de la Escritura dice de nuevo: Volverán sus ojos a aquel a quien traspasaron” (Juan 19:17).

Véase también: Apocalipsis 1:1-48; Juan 15.

De las Reglas del Instituto de las Misiones para la Nigrizia – 1871:

“[Los alumnos del Instituto] formarán esta disposición esencialísima teniendo siempre los ojos fijos en Jesucristo, amándole tiernamente y esforzándose por comprender cada vez mejor lo que significa un Dios muerto en la cruz por la salvación de las almas” (Escritos 2721).

Nuestra Regla de Vida, en el n. 3.2, enumera tres actitudes interiores de Cristo, que el comboniano está llamado, en virtud de la misma vocación de Jesús y de Comboni, a contemplar y asumir:

  1. su donación incondicional al Padre;
  2. la universalidad de su amor al mundo;
  3. su implicación en el sufrimiento humano y en la pobreza.[1]
  1. La entrega incondicional de Jesús al Padre

Podríamos rezar con estos textos, tomados de Juan:

“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. En cambio, el asalariado, que no es pastor y a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona a las ovejas y huye, y el lobo las rapta y las dispersa; es un asalariado y no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor, conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy mi vida por las ovejas. Y tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también debo conducir; oirán mi voz y serán un solo rebaño y un solo pastor. Por eso me ama el Padre: porque ofrezco mi vida, para volver a tomarla. Nadie me la quita, sino que yo la ofrezco de mí mismo, porque tengo el poder de ofrecerla y el poder de volverla a tomar. Este mandato lo he recibido de mi Padre” (Jn 10,11-18).

“El mundo debe saber que amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha mandado” (Jn 14,31).

“Yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre, que me ha enviado, me ha mandado lo que debo hablar y lo que debo decir. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Por tanto, lo que yo digo, os lo digo a vosotros como el Padre me lo ha dicho a mí” (Jn 12, 49-50).

Contemplamos a Jesús como el Hijo que vive y obra según el designio del Padre, al que ha visto, oído (Jn 5) y asumido en la libertad del amor de su Hijo amado. Jesús puede decir que el Padre actúa en él:

“Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Las palabras que yo os digo, no las hablo por mí mismo, sino que el Padre que está conmigo hace sus obras” (Jn 14,10).

Su vida es una respuesta de amor al amor del Padre (cf. Jn 13,1-4).

2.    La universalidad del amor de Cristo por el mundo

“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16)

“El amor de Cristo nos impulsa a pensar que uno murió por todos y por eso todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Co 5,14-15).

Pensemos en el testimonio que el Evangelio nos da de Jesús como peregrino, recorriendo pueblos y aldeas. Allí donde viven hombres y mujeres, Jesús se hace presente:

«Les dijo: “Vayamos a las aldeas vecinas, para que predique también allí, pues para eso he venido”» (Mc 1,38).

Jesús se encuentra con la gente en todas partes: en las sinagogas y en las casas, en las plazas y a lo largo de los caminos, en la montaña y junto al lago… Se encuentra con hombres y mujeres, adultos y niños, judíos y prosélitos, sirofenicios y griegos. No se mueve sólo por Palestina, sino que va más allá de las fronteras de la Tierra Prometida. Lo encontramos en Jerusalén y en la Decápolis.

Habla y discute con fariseos, saduceos, publicanos, pecadores… Todo lo hace con gran amor, amor que da a todos, sin exclusión. Aunque tiene una clara preferencia por los últimos y los excluidos.

3.    La implicación de Jesús en el dolor y la pobreza de hombres y mujeres

He aquí otros textos bíblicos que pueden inspirarnos en nuestra oración:

“Cuando llegó la noche, le trajeron muchos endemoniados, y él expulsó los espíritus con su palabra y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera lo que había sido dicho por el profeta Isaías:

Él tomó nuestras dolencias

y cargó con nuestras enfermedades” (Mt 8,16-17).[2]

Los textos bíblicos que muestran la implicación de Jesús en los sufrimientos de la gente son diversos. Es importante captar el “movimiento de Jesús” que asume el sufrimiento de la gente, sin juzgar ni condenar. Jesús se implica tanto que es herido por todas esas heridas. Las “heridas de Jesús” son nuestra salvación, porque son nuestras heridas asumidas por el Resucitado.

La implicación de Comboni

“Aunque débil de cuerpo, por la gracia del Corazón de Jesús, mi espíritu es firme y vigoroso; y estoy resuelto… a sufrirlo todo y a dar mi vida mil veces por la Redención de África Central, y de Nigeria” (Escritos 5523).

“Estoy dispuesto a sacrificar mil veces mi vida por los cien y más millones de africanos que viven en esas ardientes regiones” (Escritos 2409).

En su homilía programática pronunciada en Jartum el 11 de mayo de 1873, sus palabras son una profecía:

“El primer amor de mi juventud fue para el infeliz Níger, y dejando todo lo que me era más querido en el mundo, vine, ya con dieciséis años, a estas tierras a ofrecer mi trabajo para el alivio de sus seculares desgracias. Más tarde, la obediencia me devolvió a mi patria, a causa de mi mala salud… pero mis pensamientos y mis pasos fueron siempre para vosotros.

Y hoy, por fin, recupero mi corazón volviendo entre vosotros para abrirlo en vuestra presencia al sentimiento sublime y religioso de la paternidad espiritual… Sí, ya soy vuestro Padre, y vosotros sois mis hijos, y como tales, la primera vez que os abrazo y os estrecho contra mi corazón…

Tened la seguridad de que mi alma os corresponde con un amor sin límites para todos los tiempos y para todas las personas. Vuelvo entre vosotros para nunca más dejar de ser vuestro, y todo a vuestro mayor bien consagrado para siempre. El día y la noche, el sol y la lluvia, me encontrarán igualmente y siempre dispuesto para vuestras necesidades espirituales: el rico y el pobre, el sano y el enfermo, el joven y el viejo, el amo y el siervo tendrán siempre igual acceso a mi corazón. Vuestro bien será el mío, y vuestras penas también …. Hago causa común con cada uno de vosotros, y el más feliz de mis días será aquel en que pueda dar mi vida por vosotros” (Escritos 3156-3159).

… y la nuestra

A través de estas actitudes, contempladas y asumidas, el Espíritu de Jesús nos consagra hasta lo más profundo de nuestro corazón.

Es posible reinterpretar los tres votos en estas actitudes:

  • la obediencia, como donación incondicional al Padre;
  • la castidad, en la universalidad del amor;
  • la pobreza, haciendo causa común con los más pobres y abandonados.

En el día de la Solemnidad, podemos renovar con mayor conciencia nuestra consagración misionera.

Estas tres actitudes no pueden separarse, ni podemos hacer de ellas compartimentos estancos. Una actitud remite a la otra; un voto requiere del otro. El crecimiento en un voto también se traduce en crecimiento en los otros dos.

Sin embargo, podemos preguntarnos cuál de los tres votos desafía más nuestro crecimiento personal y nuestra respuesta.

¡Feliz celebración de la Solemnidad del Corazón de Jesús!

Por el Secretariado General de Formación
P. Fermo Bernasconi, mccj
P. P. Alberto de Oliveira Silva, mccj
P. David Kinnear Glenday, mccj

Original: https://www.comboni.org/es/contenuti/115443


[1] En el nº 3.3, la Regla de Vida añade: “la contemplación del Corazón traspasado de Cristo […]

  • es un estímulo para la acción misionera como compromiso para la liberación integral del hombre
  • y para la caridad fraterna, que debe ser signo distintivo de la comunidad comboniana”.

Queremos, sin embargo, dejar estos dos puntos para otro momento.

[2] Este “resumen” evoca una serie de curaciones realizadas por Cristo; Mateo las interpreta a la luz de Is 53,4. También es significativo el cuarto himno del Siervo de Yahvé, en Is 52,13-53,12.

Un mundo desconocido para muchos

LMC Guatemala

Justicia, Paz e Integridad de la Creación.

El 23 de mayo 2023, la Comunidad de LMC Guatemala, compartimos con Sor Lidia una Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl; quien con una magistral charla nos expone sus experiencias vividas en Justicia, Paz e Integridad de la Creación.  Sus vivencias en un área marginal del Basurero de la Zona 3 en la Ciudad de Guatemala y su palabras tan llenas del Amor de Dios nos hace reflexionar que como LMC estamos inmersos en este caminar y que somos parte de esta sociedad tan desfavorecida y que día a día son más y pocos los llamados a este servicio.

Nos invita:  “al no ver extraño a nadie, sino verlo como un verdadero hijo de Dios; a ver la Trata de Personas en donde como LMC puedo aportar desde mi contexto, a poder cambiar nuestro vocabulario, ya que no es lo mismo “Una mujer prostituta” a “Una mujer en situación de prostitución”,  pensar que “Son familias en tránsito” y que las debemos acoger desde lo que son, siempre pensando que traen muchas cargas y que para el Crimen Organizado, es más fácil vender a una persona que una arma y que el dinero del arma se acaba, pero la persona se puede vender varias veces”.  

Este encuentro nos marca el compromiso que como LMC Guatemala tenemos y podamos ser un granito de arena en el cambio que queremos ver el mundo desde nuestras realidades.

Miriam Herrador de Orrego

LMC Guatemala