El 8 y 9 de marzo, se celebró una reunión de formación de los LMC, en la casa de Coimbra. El tema fue “Los documentos de la Iglesia”. La formación fue llevada por la LMC Susana Vilas Boas, sorprendente como siempre. También estuvo con nosotros el P Manuel Lopes.
A pesar de la complejidad y riqueza del tema, la creatividad de las presentaciones hizo que la formación fuera un momento agradable en torno a los textos fundamentales de la Iglesia, motivando el deseo de saber. Reconocemos la importancia de los documentos para vivir la fe y la misión en comunión, como miembros de la Iglesia de Cristo.
El programa incluyó la presentación de los documentos más relevantes para la Misión seguidos por la lectura y discusión en grupo para después compartir todos juntos. Transcribo algunos fragmentos de los textos seleccionados:
- La humanidad puede tener esperanza y debe tener esperanza: el Evangelio vivo y personal, Jesucristo en persona, es la “noticia” nueva y portadora de alegría que la Iglesia anuncia cada día y de la que es testigo cada día. (Christi fideles Laici)
- El enviado entra en la vida y misión de Aquel que “se despojó de sí mismo tomando condición de siervo”. Por lo tanto, deben estar preparados e ser fieles toda la vida en la una vocación, a renunciar a uno mismo y a todas tus cosas, y hacerse todo para todos. (Ad Gentes)
- Con el mensaje del Evangelio, la Iglesia ofrece una fuerza liberadora y creadora de desarrollo, precisamente porque lleva a la conversión del corazón y de la mente, hace reconocer la dignidad de cada persona, fomenta la solidaridad, al compromiso y al servicio por los demás, inserta al hombre en el proyecto de Dios que es construir el Reino de Paz y Justicia, ya en esta vida. (Redemptoris Missio).
- A cada discípulo de Cristo le incumbe el encargo de propagar la fe, de acuerdo con su propia medida. (Lumen Gentium)
El intercambio fue sintetizado por cada uno, en una palabra, que compartimos en la Oración de la Tarde: compromiso, comunidad, comunión /comunidad, voluntad, corresponsabilidad, humildad, generosidad, misión.
El domingo por la mañana, leímos el mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma. Inquietante y desafiante: “Porque la razón de todo esto es el amor divino: un amor que es gracia, generosidad, deseo de cercanía, que no duda en darse a sí mismo y sacrificarse por sus amadas criaturas. (…) No olvidemos que la verdadera pobreza duele”.
Los momentos de oración marcaron el ritmo de la reunión y dieron sentido y fuerza a nuestros propósitos de comunión y misión en la Iglesia.
En el encuentro no faltó la alegría, el compartir, la música, el sol y las flores…
Por todo esto, ¡agradecemos la bondad de Dios!
Por Patricia