Adam Lewandowski llegó a los Laicos Misioneros Combonianos de Norte América desde Madison, Wisconsin. Durante este tiempo de formación en LaGrange Park, Illinois, la comunidad Comboniana le ha acogido y reza por su discernimiento. Esta es una reflexión del propio Adán.
Cuando nos encontramos con Dios nuestras percepciones cambian y somos cambiados. Cómo entendemos nuestro mundo y nuestra forma de vivir en el mundo están determinadas por esa experiencia. Cuando estaba estudiando como físico tuve un encuentro tan extraordinario que transformó mi percepción de la realidad. Vi que la creación estaba unida entre sí fundamentalmente por el amor. Nada en absoluto se requiere de nosotros para ganar este amor.
Este encuentro fue relacional y me invita a buscar la solidaridad con toda la creación. Aunque seamos amados por Dios no somos, sin duda, mejores que nuestros hermanos o hermana más pobres. De hecho, fruto de esta gran compasión Dios escoge ocupar el último lugar. Por lo tanto, es más visible en los que sufren y son abandonados. Él deja las catedrales de los ricos y encarna en un montón de estiércol. Y así me encuentro deseando la solidaridad y la sencillez con los pobres del mundo para estar más cerca de Dios.
Sé que nada se requiere de mí para ganar el amor de Dios. También sé que soy imperfecto y falible. Pero tal vez sirviendo durante tres años como misionero en el servicio y la solidaridad con los pobres podré dar un pequeño paso en la dirección correcta. Y tal vez entregándome a los demás en el servicio, yo y aquellos con los que me encuentre podremos ser testigos del amor de Dios y ser cambiados y transformados.
Es bonito ver como poco a poco y desde países tan distantes como Polonia o Estados Unidos nos llegan noticias de nuevas personas que entregan su vida a la misión.
Mucho ánimo y contad con nuestro apoyo y oración.