Laicos Misioneros Combonianos

Mi año de misión como laica en Colombia (II)

(Segunda parte del testimonio que os enviamos en tres momentos diferentes)

LMC Colombia

Coro y catequesis de primera comunión:

Iniciamos junto con el Hno. Pontien un coro, y a su vez también me comprometí a ser catequista de un grupo de 17 niños que querían recibir su sacramento de primera comunión, pero el impulso duro dos fines de semana porque nuestro país entró en cuarentena por la COVID-19, un poco inseguros y asumiendo una realidad que creíamos iba a ser pasajera se convirtió en 7 meses donde se permitía las reuniones grupales con un número limitado de personas y donde sostener algo virtual no era una posibilidad por las condiciones en la que viven un grupo significativo de familias del sector.

Oración En La Cuadra

En las primeras semanas de la cuarentena surge la idea del equipo misión de organizar alguna actividad que permitiera unirnos con los vecinos y fortalecer el área espiritual, y a esta nueva idea la llamamos la “Oración de la cuadra”, convocamos a los vecinos y al Sr Robinson que pertenecía a una religión diferente junto con su familia.

Un jueves del mes de marzo empezamos a convocar a vecinos a que salieran de su casa y nosotras con Vane animábamos los cantos con el cununo y el Bombo (un proceso de aprendizaje). Cada semana dos vecinos se hacían cargo de la lectura bíblica y de su reflexión, adicional se ponía una caneca en el centro de la cuadra donde cada vecino aportaba algo de mercado para ayudar a una de las familias que participaban de la oración. Esta actividad generaba emoción y daba tranquilidad porque confiábamos en que Dios nos iba a proteger de la COVID-19.

Duramos tres meses reuniéndonos desde las puertas de nuestras casas para que una vez en la semana en las horas de la tarde compartíamos el evangelio y algunos detalles de alimentos que llegaban a nuestro barrio. De esta manera nos fuimos conociendo con nuestras vecinas Karen, Luna, Laura, Yolanda, don José y su Familia, don Esau (que prestaban las extensiones y el micrófono), Alexandra y su pequeño Juan (prestaban el Sonido), la Sra Sandra (que permitió conectar el sonido en su casa), la Sra María, etc.

Mercados Llenos De Solidaridad

A mediados del mes de abril recibimos una donación económica para dar mercados a 35 familias afectadas por la COVID-19, se seleccionaron familias AFRO del barrio, que fueron postuladas por el grupo afro que lidera el padre Franco desde hace ya más de 4 años. Este mercado contenía una oración por dentro para que las familias dieran gracias a Dios por las personas que habían aportado dinero dentro y fuera del país para la compra de esos mercados. Actividad que nos permitió conocer más familias que vivían dentro y fuera de nuestro barrió.

Terminación De Mi Contrato

Mi contrato era por tres meses, y cuando se terminó el contrato no había posibilidad que lo renovaran, dio un tris de susto pero gracias a Dios esos meses me fueron liquidados y con ese dinero podía sostenerme durante dos meses más. Luego vino mi cumpleaños y recibí dinero de mi familia de sangre y de mi familia espiritual (comunidad Señor de los Milagros de Tauramena/ Casanare). De esta manera pude sostenerme hasta el mes de julio.

La Donación De Una Impresora y acompañamiento escolar

Finalizando el mes de abril, una familiar de Vanesa nos donó el dinero para comprar una impresora y de esta manera ayudar a algunas familias del barrio con la educación virtual de los niños, nos contactamos con profesores de grado segundo y tercero de la Institución Educativa Buenos Aires, y con un grupito de cinco niños (Dibisay, Juan Sebastián, Jhovanni, Laura y Javier) inicie en el apartamento un acompañamiento escolar, estos niños eran dos de grado segundo y tres de grado tercero. Ellos venían al apartamento en el horario de la mañana y de la tarde nos propusimos trabajar muy juiciosos para quedar nivelados, para finales del mes de junio la meta se alcanzó y de premios hicimos un picnic.

Los requisitos que cumplían estos cinco niños eran los siguientes:

  • Que su familia no tuviera acceso a datos de internet.
  • No contar con la ayuda de una persona que le explicara los temas.
  • Deberían venir siempre bañados, con ropa limpia y desayunados y/o almorzados.
  • Cumplir con el horario 10 am a 12 pm y de 1:30 a 5:00pm.
  • Dejar su maleta con todos los útiles en mi casa así ellos no cargaban su maleta todos los días (me aseguraba que siempre teníamos todos los materiales para trabajar).
  • Dejar limpio el espacio del apartamento donde realizábamos las tareas.
  • No faltarse al respeto.
  • Comportarse como niños inteligentes para aprender y sacar buenas notas.

Adicional a esto, gracias a la impresora 10 familias recogían guías impresas después de las cinco de la tarde, para que los niños pudieran trabajar desde su casa. Un niño venía una vez a la semana para que yo tomara las evidencias de las actividades resueltas y lo enviara a la directora de grado.

A partir del mes de julio ingresaron dos niñas nuevas al refuerzo escolar (Jondarlys y Sharick), ellas también estaban atrasadas y estaban en grado tercero, entonces habilite un horario en la mañana de 8:30 am a 12:00 pm y en la tarde recibía solo tres niños, porque al quedar nivelados Laura y Juan Sebastián empezaron a trabajar desde su casa las dos guías diarias que enviaban los profesores. En ese mes de julio, iniciábamos una obra de una casa y Marisol (Laica) apoyaba el refuerzo escolar desde la casa de ella. En agosto retomé el apoyo escolar con tres niños nuevos en el horario de la mañana (Paula, Shari y Adrián) dos de grado segundo y uno de tercero, y en la tarde se atendían todos los niños de tercero que estaban al día con tareas, para ese entonces eran 5 niños, a partir de este mes algunos padres de familia de acuerdo a sus necesidades me hacían un aporte de 15 o 20 mil pesos semanales y de esta manera me ayudaban con mis gastos.

Iniciando el mes de septiembre el grupo se amplió, ahora tenía 6 niños en la mañana (Shari, Jordanys, Gabriela, Nicol, Paula), que pertenecían a cursos diferentes; primero, segundo, cuarto, quinto y sexto. Ahí tuve que buscar alguien que me apoyara y Dios envió a Natalia una chica del barrio que tenía 20 años y había trabajado ya con niños. El grupito de la tarde se amplió y ahora eran 6 niños (Jhovanni, Adrian, Jondarlys, Luis Ferney, Javier y Victoria). Los procesos aquí se tornaban más retadores porque Jordanys y Shari no sabían leer y nos propusimos iniciar el proceso de enseñanza de lecto-escritura.

Para finales del mes de octubre ingresó el niño Elvin de grado tercero de otra institución, el reto era ayudarle a salvar el año, de esta manera para la segunda semana del mes de noviembre se finaliza este proceso con dos niños en la mañana y con cuatro en la tarde. Solamente Jhovanni de 9 años estuvo desde el principio hasta el finalizar esta experiencia.

El apoyo escolar se convirtió en un proceso donde algunos niños aprendieron a leer, escribir, hacer compresión lectora, a colorear y a trabajar de forma juiciosa para cumplir con las metas diarias. Fueron meses de risas, de tensión, de tolerancia a la frustración, de paseos (cada mes hacíamos una integración con los niños que estaban), un proceso donde ayudas a los niños a no perder un año escolar, hacer trabajos de buena calidad, fueron meses de amor y de detalles. Estos niños le dieron sentido a mi misión porque sus ocurrencias, sus personalidades le daban sentido a mis semanas. Dios los bendiga a cada uno de ellos, a sus familias y los cubra de cualquier mal.

Alexandra Garcia, Grupo LMC Colombia

Deja un comentario

Acepto la Política de privacidad