¿Cuál es la fuerza que nos sostiene? ¿De dónde viene la esperanza para seguir soñando?, ¿para resistir y buscar una sociedad más humana y feliz, fraterna para todas y para todos? Lo que nos mueve son los sueños de una realidad que queremos, una realidad que no incluya situaciones de injusticia impuesta por las desigualdades sociales y económicas. Una realidad que se transforma en la medida en que nosotros la transformamos, a través de nuestros esfuerzos, con nuestros sentidos, con nuestras opciones. Podemos y debemos ser constructores de nuestro destino personal y colectivo, de nuestra libertad creativa. Nuestra pasión y nuestra fe ganan fuerza cuando están en contacto directo con las víctimas de la violencia y la injusticia contra los derechos sagrados y fundamentales que se llaman derechos humanos. Los signos y resurrecciones nacen de nosotros mismos, de la unión y la fuerza de los movimientos sociales y otras articulaciones que vienen desde abajo, desde la sociedad civil y organizada… ¡nosotros! Es posible hacer llover Justicia, fertilizar la tierra y obtener los frutos que han de nacer. Es posible, porque queremos, creemos, luchamos, construimos. El cansancio, la desilusión, el desánimo, el miedo se convierte en una sombra gigante si lo permitimos, pero se hace pequeña e insignificante si nos mantenemos unidos, si la lucha de uno es la lucha de todos. Entre los males más fuertes está la indiferencia absoluta, es el que domina nuestra vida diaria, una especie de ceguera en el mundo que hace que la gente viva en una burbuja, ciega y estéril, incapaz de escuchar los latidos del corazón del mundo, olvidando que en este latir está también el nuestro. Nosotros somos el mundo, la historia es la nuestra, que nadie se sienta excluido, en las palabras de una canción de De Gregori, ¡nosotros estamos escribiendo la historia! Somos parte de un alfabeto que es capaz de escribir cosas maravillosas, si así lo elegimos. Valor, sueños, esperanzas, dignidad, libertad, justicia, respeto, imaginación, fraternidad… tantas plumas con las que comenzar a escribir, donde nosotros somos el papel en blanco donde empezar a hacerlo.
Emma. LMC