Durante la hora de comer, en la clínica en la que colaboro, yo (Maggie) como normalmente con cuatro de mis compañeros. Ellos traen cada uno su almuerzo de casa – injera (un tipo de pan etíope esponjoso), relleno de wot (un estofado) que encaja perfectamente en el pequeño Tupperware cuadrado, y que incluso mantiene la forma cuadrada cuando lo sacas. Sorprendiéndome, en vez de cada uno comer su propio almuerzo cogen un plato llano y colocan sus cubos de injera/wot unos encima de otro, formando la “torre inclinada de wot”. Después ellos se la comen juntos, probando y compartiendo todo. Es un dejar ir lo que es de ellos, y acoger amistad y compañerismo.
En Etiopía la comida siempre es compartida, y por lo general comen todos de una fuente, sin usar cubiertos. Incluso los extranjeros son invitados con un simple “Enebela!” (¿Comamos!). Para mi es divertido y nuevo y significa “menos que fregar”, pero para los etíopes la tradición es mucho más profunda y arraigada y explica su dicho “Aquellos que comen del mismo plato no se traicionaran”.
Durante la hora del almuerzo soy normalmente la destinataria de la gursha. El “gursha” es una costumbre tradicional que Mark y yo inicialmente encontramos bastante peculiar. De camino a Etiopía habíamos leido sobre ella en un libro cultura etíope y sentíamos curiosidad e incluso estábamos nerviosos por cómo íbamos a reaccionar cuando experimentásemos nuestra primera gursha. Gursha es cuando otra persona que está cenando contigo, coge una trozo de injera, envuelve un poco de sabroso wot y luego te da de comer directamente con la mano. Es la ruptura definitiva de la noción de espacio personal! El truco es tomarlo sin dejar que tu boca entre en contacto con los dedos de la persona y sin dejar que la comida se caiga. Un solo gursha se considera de mala suerte por lo que siempre se repite. Creo que tanto Mark como yo recibimos nuestro primer gursha de nuestras hermanas anfitrionas. Desde entonces regularmente he sido receptora del gursha y aunque todavía un algo un poco peculiar me va gustando. Todavía no he dominado el arte de envolver y mojar mi injera adecuadamente para absorber el wot picante así que cuando mis compañeros de trabajo me dan de comer un bocado de wot que ellos han preparado es mucho más delicioso que el que me preparo yo. Hay días en que recibo tantos gursha que no necesito comer más. No sólo es delicioso sino que también es un signo de aceptación, como un abrazo entre amigos. Es una forma sencilla de decir “te aprecio”.
Un amigo dijo una vez: “Si me traes a una comida etíope, eres lo bastante amigo como para que con mucho gusto te alimente con mi primer bocado. Si tengo suerte tú me alimentarás con tu último, y si no, al menos habré participado en la liosa maravilla que es una comida etíope”.
– Mark & Maggie Banga
LMC en Awassa, Etiopía