Soy Mónica Cervantes Suarez, tengo 18 años, nací en la ciudad de Sahuayo Michoacán. Estoy por iniciar la universidad en la licenciatura de medicina integral. Quiero compartir con ustedes mi experiencia en este camino misionero. A partir de no ser admitida en la carrera que deseaba comencé a buscar algo que llenará ese hueco que sentía ya que era muy alejada de las cosas de Dios, aún cuando mis papás asisten a los movimientos familiares dentro de la Iglesia, yo mantenía mi distancia en todo eso.
Confieso que, si tenía la inquietud de misionar un tanto por la curiosidad de conocer culturas y tradiciones diferentes, más que nada por aventura, recorrer nuevos lugares, etc. Tuve la oportunidad de participar en un congreso nacional misionero de niños y adolescentes, cuyo lema era “CON JOSELITO EN EL CORAZÓN MISIONEROS DE VOCACIÓN”. Ni yo misma entendía lo que estaba haciendo en ese lugar, al principio me sentía rara, pero todo en mí cambio al tomar conciencia que debía descubrir mi misión en la vida.
Después de esta experiencia, tomé la decisión de contactarme con Beatriz LMC, que dio el tema de la Vocación Misionera y su testimonio de vida, en el Congreso; para solicitar participar del campo misión y dándome una respuesta positiva comencé con la formación para participar en el Campo Misión de Semana Santa, con mucho entusiasmo esperaba el día de partir, pero cuando llego el momento sentí miedo y a la vez alegría porque había llegado lo que por tantos años había esperado.
Llegamos a la parroquia de Metlatonoc, en la comunidad de Vicente Guerrero, que fue donde me toco estar esta semana. Pasamos diferentes retos para llegar al lugar, un viaje largo, subidas intensas donde tuvimos que bajar del carro y caminar hasta llegar a la comunidad. Ya estando en la comunidad tuve la oportunidad de descubrir que sientes más alegría al dar que recibir, además, el misionero también aprende de las personas de la comunidad, que nos acogieron con alegría y entusiasmo abiertos a trabajar en equipo, siempre estuvimos trabajando con las muchachas, formamos tres equipos para dividir los temas y las celebraciones litúrgicas ya que por falta de sacerdotes no tuvimos eucaristía pero si organizamos la celebración de la palabra, en donde fui elegida para dirigir la “Vigilia Pascual”; sentía una gran responsabilidad y el querer que todo salga bien me hacía tener nervios pero al terminar me llego la Paz y la alegría de a haber vivido tan bonita experiencia, sin duda el Señor supo seducirme y atraparme para que siguiera sirviendo. A mi regreso pude ver la vida de forma diferente buscando siempre el lado positivo de las cosas. Seguí participando en las actividades misioneras y las reuniones que me han ayudado a ir descubriendo mi vocación.
Acabo de vivir otro Congreso Nacional Juvenil Misionero en el mes de julio en Villahermosa, Tabasco. México. Cuyo lema me invita a salir de mi misma “JOVENES DE CRISTO A LAS PERIFERIAS DEL MUNDO”, ahí pude compartir experiencias con personas de mi edad, que al igual que yo tienen inquietudes por descubrir su camino a la vida de servicio a la vida de misión.
Ahora espero con ansias el retiro de información que se realizará en el seminario Comboniano de San Francisco del Rincón, Gto. México. Para iniciar el proceso de formación como Laica Misionera Comboniana, ya que me siento identificada con el carisma misionero de San Daniel Comboni.
Mónica Cervantes Suarez