Llegamos a Pangoa con las maletas llenas de esperanza y preguntas sin respuesta. ¿Dónde sería ahora nuestro lugar de misión? En realidad el Señor ha respondido de varias maneras y una fue la respuesta de Rosa para ser parte de este campo misionero. Pedimos en oración que envíe misioneros y Rosa a pesar de sus dificultades dijo sí. Por mi parte también se presentaron algunos inconvenientes pero que al final se resolvieron y allí estaba la voluntad del Señor.
Encontrarnos en la Comunidad de Pangoa en pleno inicio del Triduo Pascual ha sido también una respuesta de la voluntad del Señor. Nos hicimos parte de las celebraciones en la parroquia. Primero acompañando al padre Oscar en la celebración de jueves Santo en San Pablo de Mazarronquiari y luego el viernes Santo en el Vía Crucis en Pangoa. Por la tarde llegamos a Santa Teresita, lugar de misión de años anteriores del cual se nos había hablado tanto. Nos quedamos una noche, fue hermoso celebrar con los hermanos en la fe en un lugar tan apartado. Cayó la noche, cenamos en un pequeño restaurante y luego compartimos una cama que nos ofreció un vecino. Antes se divirtieron viendo una película que poco entendieron pero que les hizo reír.
El sábado de Pascua lo celebramos otra vez en la parroquia y nos preparamos para salir a nuestro lugar final: San Pablo de Mazarronquiari. Me dio alegría saber que iríamos a un lugar muy pobre y apartado. Otra respuesta, el Señor elige a sus preferidos. A pesar de saber que no estaríamos muy cómodas lo aceptamos con fe.
Llegamos el lunes muy temprano porque a las 7 am cerraban el camino por obras en la carretera. Al llegar no tenían claro donde ubicarnos. En realidad era un espacio grande como una cancha deportiva y alrededor solo hay 7 a 8 casitas. Había poco donde escoger. Sin embargo el coordinador decidió darnos un cuarto de madera y techo de calaminas. Lo mejor que había. Agradecimos el gesto y nos instalamos. En realidad nos instalaron. Dos vecinos trajeron seis troncos y varias tablas con las que nos hicieron una tarima para dormir. A un lado colocaron dos troncos más y una tabla. Ya estaba lista la cocina, así de simple. Traíamos poco en realidad así que no fue difícil hacer las camas y ordenar nuestro menaje.
Llegaron los niños en la tarde y nos sacaron de nuestras cavilaciones porque ya querían empezar la catequesis, así que manos a la obra iniciamos presentando a Dios padre creador. Ellos son el motor de nuestros días y quienes nos arrancan muchas sonrisas. Están siempre atentos a lo que necesitemos y prestos a darnos una mano. El señor Pablo, fundador de la comunidad por quien lleva su nombre no deja de visitarnos trayéndonos algunos comestibles como yuca o zapallo de la zona. Es muy gentil. Las madres también envían con sus hijos alguna fruta o yuca cocida. El problema es comerlo todo.
A parte de la catequesis estamos realizando celebraciones y el rosario. En realidad aquí es poco lo que se puede teorizar es mejor la práctica, así que el saludo, una conversación, jugar con los chicos o ver una película es el mejor testimonio de amor cristiano que podemos dar. También hacer de nuestra catequesis un lugar para aprender las cosas de Dios y desarrollar la creatividad. Cada día nos dejan sorprendidas.
San Pablo de Mazarronquiari
Es un anexo de la Comunidad Nativa de Mazarronquiari. Está formada por unas tres familias que luego crecieron y llegaron actualmente a 20. En su mayoría son mujeres y niños que visten con la habitual cushma. Los varones jóvenes ya no la usan. Ellos salen a trabajar en las mañanas, los niños van a la escuela muy temprano y las mujeres a cosechar o cocinar. Varias familias no viven en el centro sino a 10 o 15 minutos caminando. A la escuela se llega en 30 minutos a paso rápido.
Me cuenta el fundador que están allí hace 30 años aproximadamente y que él fue uno de los primeros. En su honor le pusieron el nombre, él sonríe orgulloso. Una característica es que dan apertura a la iglesia católica. Otras comunidades tienen iglesias evangélicas y ya no reciben bien al sacerdote. Aquí hay dos catequistas y varios de ellos se han casado por religioso. Es un signo de que la voluntad de Dios era traernos por aquí para atenderlos.
Luces y sombras
Esta comunidad es muy joven, los padres no pasan de 35 años y los niños están por todas partes. Muy sonrientes y con ganas de aprender a pesar de las necesidades. Ellos no lo notan. Su principal fuente de ingresos es el café. Lo siembran y cosechan. La yuca es su sustento y fuente de alimentación. Las frutas también son parte de su dieta diaria.
Los niños tienen relativamente cerca centros educativos desde inicial hasta la secundaria. Allí reciben desayuno y almuerzo lo que alivia los gastos familiares y garantiza una adecuada alimentación para el logro de aprendizajes. Todos asisten temprano y vuelven a las 2pm o 3pm. Sus padres hacen un gran esfuerzo para enviarlos y comprar los útiles.
Sin embargo, no es suficiente. Aquí constato que no se puede lograr el desarrollo de un lugar si solo se atienden necesidades parciales y no se considera un desarrollo integral. Las chicas cuando acaban la secundaria solo tiene un camino si se quedan en el lugar: ser madres jóvenes y formar un hogar, repitiendo la historia de pobreza y sobrevivencia. Vi dos chicas de no más de 18 gestantes y una de 17 con un niño en brazos. Me sobrecoge palpar esta realidad. Más aún cuando una de las que acabó el año pasado la secundaria me pide trabajo y me cuestioné qué alternativa podría tener aquí. Ella quiere trabajar pero no en el café, ¿para qué acabó la secundaria?
Es triste ver las pocas oportunidades que hay y la gran pregunta es, ¿para qué estudió hasta secundaria? ¿Es un saludo a la bandera para decir que la educación es obligatoria? Finalmente la joven escapó y la hallaron en un bar de poca reputación. ¿Allí la lanzamos cuando no hay más respuesta a su inquietud de buscar algo mejor? Rezo por ella, no hay alternativa. La espera el novio para casarse, ya no puede aspirar a algo más.
Hoy pregunté porque no tuestan y muelen el café. Es más rentable. Me explica un joven padre: nadie lo compra, los intermediarios lo quieren sin tostar…y a bajo precio. ¡Qué explotación! El café sale de aquí a 5.80 el kilo, para exportar el kilo no baja de 20 soles. Y en Miraflores la taza está 15 soles. Saca tu cuenta. ¿Quiénes se benefician con el esfuerzo del campesino? Aunque tienen la máquina para hacer café no lo puede vender. Y por cierto el único café que tomo es el de sobre de una marca transnacional. Contradicciones.
Se acaba el día pero no deja de dar vueltas en mi cabeza las ideas para mejorar la vida de estas personas. Sé que hay proyectos y millonarias inversiones, pero poco o nada llega hasta aquí. Y los niños siguen con un futuro incierto solo los alegra saber que no están solos y que Dios Padre vela por ellos.
Espero que la experiencia de convivir y ver de cerca sus esperanzas y sufrimientos me comprometa a dar con alegría mi tiempo para anunciar que tenemos un Dios vivo que conoce sus penas y los ha elegido porque el ama la justicia y levanta al pobre. Que el Señor nos dé un corazón de carne para responder a su llamado.
Rocío y Rosa. LMC Perú