Durante más de 25 años que el profesor Michel Onimus, ortopedista francés, dedica parte de su tiempo libre para operar en la República Centroafricana, en particular en Mongoumba. Los pacientes que se tratan son especialmente niños, personas con malformaciones congénitas (luxación congénita en el pie, labio leporino), secuelas de la polio, quemaduras y fracturas. Debido a la inestabilidad del país su actividad se redujo durante los últimos tres años que trabajó casi exclusivamente en Bangui.
Antes de la “crisis” estaba con él un equipo de voluntarios jóvenes (anestesista, enfermera…); ahora sólo viaja acompañado de su esposa, Michele, que se ocupa de la logística. Por lo tanto, cada vez cuenta más con el apoyo de Barthelemy, anestesiólogo centroafricano del Centro pediátrico de Bangui que ¡siempre encuentra un “poco de tiempo” para trabajar con el profesor!
En su equipaje traen todo lo que necesitan para las intervenciones desde el material quirúrgico al esparadrapo… y cuando salen nos dejan lo que no se utiliza.
Desde que estoy en Mongoumba hemos recibido la visita del Dr. Onimus cuatro veces, la última el pasado febrero en el que 31 pacientes fueron atendidos, operados 15 y 4 los programaron para operarlos en Bangui en marzo.
Llegaron temprano, el 17 de febrero, porque pude ir a buscarlos… llegaron con el hermano Alberto, un misionero comboniano que vino a pasar unos días a Mongoumba. Así que tuvieron tiempo para un breve descanso antes de comenzar el maratón de consultas y preparación de los pacientes para operar. ¡Sólo tres días para consultas y operaciones!
La rutina es la misma cada día, entramos en la sala de operaciones a las 8 am para salir alrededor de las 15hs, hora del almuerzo. Después de un breve descanso a las 16h continúan las consultas y las visitas a los pacientes operados.
Las operaciones se realizan en el Centro de Salud en una habitación vacía: con la mesa de operaciones, pero sin fuentes de luz, sin aspirador de secreciones, sin aire acondicionado, sin sala de recuperación… Una sala abierta a la calle por tres ventanas con redes que protegen de las moscas, pero no del polvo y las cortinas que proporcionan privacidad, pero quitan algo de luz. El único “lujo” es una botella de oxígeno que se utiliza sólo cuando viene el profesor.
A pesar de todas las deficiencias tenemos que agradecer la disponibilidad del jefe del Centro de Salud, que no sólo permite el uso de la sala como lugar de la cirugía sino que pone a nuestra disposición el autoclave para esterilizar el material.
Los pacientes antes y después de las operaciones están alojados en nuestro Centro de Reeducación “Da Ti Ndoye” bajo la responsabilidad de Bob, fisioterapeuta, quien trabaja en el Centro desde su creación.
El Dr. Onimus hace un trabajo difícil en condiciones difíciles, un trabajo de amor, que ha proporcionado una mejor calidad de vida a muchos niños y adultos.
“Todo lo que hagan al más pequeño de mis hermanos, es a mí a quien lo hacen” (Mt 25, 40).
Un abrazo misionero
Elia Gomes. LMC RCA