Laicos Misioneros Combonianos

Las tentaciones de Jesús y las nuestras

Tentaciones
Tentaciones

Comentario a Mt 4, 1-11 (Primer domingo de Cuaresma, 1 de marzo 2020)

Estamos en el primer domingo de cuaresma, tiempo fuerte de reflexión, tiempo oportuno para enderezar nuestros caminos, si en alguna parte se han torcido; tiempo conveniente para prepararnos a una vida nueva, vida de comunión con el Padre. Es un tiempo oportuno, para superar las tentaciones que se nos presentan en la vida, siguiendo el ejemplo de Jesús y de tantos santos, entre los que hoy destacamos la figura de San Daniel Comboni.

El evangelista Mateo coloca las tentaciones de Jesús al inicio de su vida pública, pero a mí me parece que estas tentaciones estuvieron siempre al acecho en cada paso que Jesús daba, exactamente como nos pasa a nosotros, porque vivir es elegir constantemente entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre el amor y la indiferencia, entre el egoísmo y la generosidad. Veamos:

1.- ¿Qué voy a hacer de mi vida?

Jesús fue tentado al inicio de su misión. En ese momento crucial de su vida, Jesús se preguntaría: ¿Qué voy a hacer de mi vida? Podía dedicarse a enriquecerse y rodearse de comodidades, a ser alguien importante y poderoso, a imponerse como un líder político… Esa sería una tentación que se repetiría frecuentemente, especialmente cuando enfrentaba algún momento difícil de su vida.  Es una pregunta-tentación también para nosotros. San Daniel Comboni, por ejemplo, se  preguntaría alguna vez si no hubiera sido mejor cultivar una carrera eclesiástica cómoda y brillante, en vez de dedicarse a la ardua misión africana; podría haberse dedicado a vestir elegantemente, a comer bien, a recibir honores. ¿Queremos a veces recuperar lo que hemos dejado atrás cuando decidimos seguir las huellas de Jesús?

2.- ¿Me canso de luchar y me acomodo a la mediocridad?

A un cierto punto de su vida, Jesús se dio cuenta que la misión iba a ser un “combate a muerte”; al acercarse a Jerusalén y ver que su proyecto encontraba mucha resistencia, probablemente Jesús sentía la necesidad de amoldar su proyecto, de rebajar la radicalidad, para que la gente lo aceptase… o abandonar y dedicarse a una vida sencilla y tranquila, “sin meterse en problemas”, como le pedía su familia. Comboni, en su vocación africana, afrontó impensables dificultades, algunas previstas, otras imprevistas y hasta sorprendentes. Pero no se dejó tentar por la tentación del abandono, ni por la del acomodo. Permaneció firme y fiel. ¿Me canso de luchar y me acomodo a la mediocridad?

3.- El miedo al fracaso total

La última tentación de Jesús sería en la cruz, cuando todo parecía indicar que se había equivocado, que era un fracasado y que Dios estaba lejos. Igualmente, al final de su vida, Comboni veía que sus misioneros se le morían, que la obra no progresaba, que lo acusaban de idealista, de mal organizador, hasta de tener afectos equivocados… Su vida parecía un callejón sin salida. La tentación, como la de Jesús, sería la de la desesperación, la amargura y la renuncia… Por el contrario, como Jesús, respondió con una confianza total en Dios y en la misión que había emprendido: “Mi obra no morirá”. ¿En los momentos difíciles, me dejo llevar por la amargura, por la sensación de fracaso, por la desesperanza? ¿Sé ver la presencia de Dios más allá de las apariencias?

4.- El triple  contenido de la tentación

Según San Mateo, la tentación de Jesús tenía tres dimensiones, que nos son muy familiares también a nosotros:

-La tentación del consumismo y la comodidad… El ser humano es, en primer lugar, un ser débil, necesitado de alimento, techo, vestido y seguridad. Pero a veces esa necesidad se vuelve tan imperiosa y obsesiva que acumula cosas exagerada e innecesariamente hasta el punto de perder de vista otras dimensiones. A veces, esas necesidades se convierten en la razón principal de nuestra vida, quitándonos la libertad y la capacidad de amar.

-La tentación del poder. El ser humano está llamado a dominar, a proteger, a crear… Pero hay un dominio, que no viene de Dios sino de la serpiente. Es el poder que quiere anular, destruir, manipular. Jesús no se dejó tentar, porque tenía muy clara la soberanía de Dios. ¿Hago girar todo en torno a mi persona, a mis ideas y a mi control? ¿Impongo siempre mis ideas, mis horarios, mis necesidades? ¿Reconozco la soberanía de Dios sobre mi vida o me creo el centro del mundo?

-La tentación del prestigio, de la auto-estima. La palabra auto-estima es hoy una palabra “sagrada”. Es recomendada por psicólogos y maestros espirituales. Por supuesto que es importante tener una buena auto-estima. Pero se puede convertir en una gran tentación. Alguna vez he visto gente muy amargada porque no se le había reconocido su labor o su aporte. Esa persona trabajaba para que la alabasen… Cuando eso no sucedía, se venía abajo y ya no trabajaba ni colaboraba, como si su “ego” se desmoronase.

Frente a estas tentaciones, Jesús supo tomar las decisiones correctas, porque su personalidad estaba fuertemente arraigada en el amor del Padre, lo cual le permitía ser libre, generoso y confiado, incluso en los momentos más duros y difíciles. Como él y como Comboni no dejemos que la tentación nos paralice. Hay mucho que amar, hay mucho que hacer, hay mucha misión que nos espera.

P. Antonio Villarino

Bogotá

Lo mismo pero diferente. Lo mismo……

LMC Guatemala
LMC Guatemala

Sábado 22 de febrero:
Suena la alarma a las 5:15 am. Levantarme, preparar todo para la salida a las 6:30. De camino, paso por otros compañeros misioneros. Vamos rumbo a Santa Cruz Chinautla, ya hace un año empezamos esta aventura y cada tercer sábado de mes, es lo mismo.

Habríamos llegado en 40 minutos a Santa Cruz, por causa del tráfico de sábado por la mañana en Ciudad de Guatemala, tardamos una hora y media en llegar.
Cuando llegamos, los peques esperándonos, sus sonrisas hacen olvidar todo el tiempo de camino.

Siempre es así…. Lo mismo…. Luego, saludar. La oración para iniciar, rezo del Rosario, pequeña celebración de la Palabra (Padre Roberto, párroco en Santa Cruz, se había disculpado la tarde anterior, no poder celebrar la Eucaristía por asuntos importantes que atender). Terminada la oración, ya son las 10 de la mañana, hora de comer algo, panitos con frijol y refresco de Jamaica para todos…. Es el menú favorito de los niños. 

Alegría, paz, confianza, servicio, siempre es lo mismo………los niños mayores comen rápido, repiten pan, refresco, hay para todos gracias a Dios, otros chiquitos no alcanzan terminar su comida, la guardan para comer después…… Y es lo mismo……

Seguimos con una pequeña catequesis…. enseñanza….  Hablamos a los niños de Dios creador del ser humano…. todos somos iguales,  inteligentes, libres, y capaces de amar. Con la misma dignidad por ser persona.

Tema muy profundo, transmitido con cuentos, dibujos, cantos, juegos. Repartimos ilustración para colorear, y al final, los niños comparten lo aprendido con sus propias palabras…. Lo mismo….. Casi siempre es lo mismo……..

Para despedirlos, fila para un caramelo, los acompañamos a su casa, para acercarnos un poco más a los adultos de la comunidad. Al final, todos felices. Gozosos, animados, gracias al encuentro con el otro…. ese otro, (alrededor de 35 niños y niñas), andan entre los dos  y los doce años de edad, más o menos.

LMC Guatemala

 Inocentes, confiados, sinceros, espontáneos, y así……. lo mismo……. los mayores cuidan a sus hermanos pequeños, es lo acostumbrado, pues los padres regularmente están trabajando en este horario de sábado por la mañana. 

 Se divierten, aprenden, comparten entre ellos y con nosotros.  Lo mismo……..

Pero diferente…….
Diferentes y renovados, porque el Espíritu Santo hace nuevas todas las cosas, nuevo día, nuevo encuentro, diferente gracias al don de Dios.  Diferente fecha, diferente gozo, diferente aire, diferente caricia de sol, de viento. Dios renueva todo…..

Todo es distinto, todo causa asombro, fue lo mismo…… pero diferente…. lo mismo a ojos humanos…. diferente a ojos divinos….
Diferente esfuerzo. Diferente cansancio, diferente alegría, diferente paz, no fue la de hace un año, ni la de hace uno… dos… o seis meses…. fue lo del sábado 22 de febrero 2020, único y especial.

La pasión por la  misión, inscrita en el corazón de cada uno,  viene del cielo, hace que lo mismo, sea diferente.   Todo lo vivido, mañana será diferente, renovado por el Espíritu de Dios, aunque parezca lo mismo…. Y así pasará el tiempo dedicado a esta vocación bendita de Laicos Misioneros Combonianos.

LMC Guatemala

Siempre será lo mismo…. Pero diferente, gracias al amor de Dios.

“Santos y capaces, haciendo causa común con los más pobres y abandonados”                       (San Daniel Comboni)

Lily Portillo

Laica Misionera Comboniana, Provincia de Centro América, Guatemala

Amor creativo (vencer el mal con el bien)

Amor
Amor

Comentario a Mt 5,38-48 (7º Domingo ordinario, 23 de febrero de 2020)

La parte del sermón del monte que leemos hoy nos eleva a la cumbre de la espiritualidad cristiana, aquella manera de ser que nos hace ser y actuar como hijos de Dios, cuyo corazón es más grande que el mal y hace llover sobre buenos y malos.

El mejor comentario a este pasaje de Mateo puede ser una famosa frase atribuida a S. Juan de la Cruz:

“Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”. 

De eso se trata, de sembrar amor para que el amor crezca en nosotros y en el mundo que habitamos.

La Carta a  los Romanos nos ayuda a comprender el alcance de esta enseñanza suprema de Jesús:

“A nadie devuelvan mal por mal; procuren hacer el bien a todos. Hagan lo posible, en cuanto de ustedes dependa, por vivir en paz con todos… No se dejen vencer por el mal, venzan el mal con la fuerza del bien” (12, 17-21). El autor de dicha Carta cita también un  proverbio: “Si tu enemigo dale hambre, dale comer; si tiene sed, dale de beber” (25, 21).

No hay que mirar esta enseñanza de Jesús como una “obligación” costosa y casi imposible, casi como si Jesús quisiera hacernos la vida difícil. No. Lo que Jesús quiere es iluminar nuestra existencia, mostrarnos el camino de la verdadera felicidad, ensanchando el corazón, siendo creativos y rompiendo la cadena del mal. Si a un ojo golpeado, respondemos con el golpeo de otro ojo, quedaremos satisfechos por la venganza conseguida, pero no quedaremos mejor sino pero, incrementando el mal, en vez de superarlo. Sin embargo, si uno tiene la valentía y la fe para perdonar y mirar adelante, en vez de revolverse en el pasado, está creando algo nuevo, está dándose la oportunidad de que la misericordia se imponga y el amor triunfe, para alegría propia y ajena.

Jesús coloca a sus discípulos en un nivel diferente del ordinario en el campo de las relaciones entre las personas. Frecuentemente nosotros nos enzarzamos en una serie de reacciones en cadena: Me insultó, yo le insulto a mi vez; me trató con desdén, yo le contesto con la misma moneda; me hirió, yo trato de hacerle una herida más dolorosa; me gritó, yo alzo más la voz….

A veces nuestra venganza es una palabra ofensiva, otras veces es un silencio retraído y poco comunicativo; a veces nos guardamos nuestra venganza, pero permanece dentro de nosotros mismos como un sutil veneno que estropea nuestras relaciones y nuestra vida por mucho tiempo. Sin embargo si uno tiene el coraje de olvidar la ofensa, confía en el amor gratuito de su Señor y, fiado en su palabra, mira adelante, su corazón se serena y se hace capaz de crear algo nuevo, algo mejor.

“Así como Dios es misericordioso, los que nos llamamos seguidores de Cristo debemos actuar con misericordia hacia los que nos rodean. Este es el corazón de la vida cristiana: darnos a nosotros mismos para que los demás mejoren. El mundo no vive así y el reino de Satanás no practica la misericordia. Pero los que pertenecen al reino de Dios se esfuerzan por vivir de acuerdo con la enseñanza de Cristo: Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros” (Jn 13,34)”. (Comentario bíblico internacional).

Naturalmente sólo el Espíritu de Dios puede hacernos comprender bien esta enseñanza sublime. Tampoco se trata de vivir eso en plenitud desde el principio. Se trata más bien de un camino que se emprende, un estilo que se adopta, una meta que se acepta y que marca nuestra vida. Cada día, cada herida, cada avance… es un paso hacia esa madurez del amor cristiano.

P. Antonio Villarino

Bogotá

“No se contenten con lo mínimo”

amor

Comentario a Mt 5, 17-37  (6º Domingo ordinario, 16 de febrero de 2020)

Seguimos leyendo el capítulo 5º de Mateo, en el que se nos va explicando el perfil del discípulo de Jesús. Esta vez se nos habla de la relación del discípulo con la Ley, dando un principio general y tres ejemplos concretos. Veamos:

  1. Un llamado a “ser mejores”

El principio general se podría enunciar de esta manera: “No se contenten con lo mínimo; al contrario, busquen siempre lo mejor”. Jesús dice: “Si no son mejores que los maestros de la Ley y los fariseos, no entrarán en el reino de los cielos”. A veces se oye decir: Yo no soy tan malo, no mato, no robo, procuro no hacer daño a nadie… Eso está bien, pero no basta para ser discípulo de Jesús. El Maestro de Galilea quiere que aspiremos a un más alto grado de vida moral. No se trata de contentarnos con no hacer el mal, sino de aspirar a hacer el mayor bien posible, incluso, a “ser perfectos como mi Padre celestial es perfecto”. Y no olvidemos que la perfección consiste en el amor. Jesús no quiere que vivamos “a la defensiva”, procurando hacer el menos mal posible, sino “a la ofensiva”, tratando de ser “lo mejor posible”.

2. Tres ejemplos

Para explicar el principio anterior, Jesús pone cinco ejemplos, de los que hoy leemos tres:

-No se trata sólo de “no matar”, sino de vivir con los demás relaciones de respeto profundo, sin lo cual hasta los actos de culto quedan falsificados. Hoy diríamos: no se trata de evitar la guerra o los conflictos, sino de tomar a los otros en serio, reconocerles sus derechos y construir un mundo mejor para todos.

-No se trata de no cometer adulterio, sino de establecer entre varón y mujer unas relaciones nuevas de dignidad, respeto y fidelidad, que superen la “cosificación” del otro o de la otra; relaciones que van más allá de las apariencias y tienen su raíz en el corazón, es decir, en lo profundo de la persona. Las relaciones varón-mujer están pasando por un período de grandes cambios y todos tenemos que esforzarnos por encontrar un nuevo equilibrio social. En esa tarea me parece que las palabras de Jesús son muy iluminadoras.

-No se trata de no jurar en falso, sino de ser sinceros y honestos en nuestra comunicación con los demás. “Que su palabra sea sí, cuando es sí, y n, cuando es no”. No se trata de no mentir, sino de ser siempre veraces y auténticos. Una sociedad (o una familia) montada sobre la mentira pronto se convierte en un “infierno”; sin embargo, donde reina la verdad, se establecen relaciones constructivas en la familia, en el lugar de trabajo, en la sociedad en general.

¡Cuánta sabiduría hay en estas palabras de Jesús! ¡Qué orgullosos podemos estar de nuestro “Maestro de Galilea”! ¡Qué suerte ser discípulos de un tal Maestro!

Ánimo, dejémonos iluminar por sus palabras sabias.

P. Antonio Villarino

Bogotá