Laicos Misioneros Combonianos

Visita a la Casa de Misión Santa Terezinha, Laicos Misioneros Combonianos

RayleneMi viaje a la casa de Misión de los Laicos Misioneros Combonianos (LMC) se produjo entre los días 4 y 10 de marzo de este año. Tuve la fortuna de conocer a los Misioneros Combonianos en agosto 2014 en Piquiá, Açailândia (MA) y esta visita a Ipê Amarelo, fue sin duda edificante para mi vocación, encontrar más laicos y ver sus acciones y actividades es de hecho la manera de esclarecer la dedicación de algunos años de mi vida a la misión.

“He aquí que vengo, con placer, a hacer tu voluntad Señor” (Sal. 39)

Asistí a la reunión de la Pastoral de los niños, al taller de pintura para mujeres, al grupo de jóvenes, discípulos de Emaús, a la catequesis y al vía crucis en la Comunidad. Actividades que experimento en mi comunidad San José de Egipto, Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Imperatriz/Maranhão.

En los días en que estuve en Nova Contagem, Minas Gerais, pude conocer los proyectos, como la Casa Comboniana Justicia y Paz, el espacio Esperanza de la comunidad de Nuestra Señora Auxiliadora – ACCSA y hasta un poco de lejos el proyecto de la Escuela Industrial de Carapira en Mozambique, a través de las conversaciones con Lourdes.

Sin duda, cada detalle ha marcado esta experiencia, sobre todo el cariño de todos, el compartir y las peticiones de oración que Lourdes solicitaba a cada miembro de las comunidades por donde pasábamos, pues es de suma importancia para esta fase de decisión.

Raylene

“Yo dormía y soñaba que la vida era felicidad. Me desperté y descubrí que la vida era servicio. Serví y encontré la felicidad”.

Raylene Bananeira

Emperatriz-Maranhão

Congreso con motivo de los 150 años del “Plan para la regeneración de África”

congreso RomaÁfrica, continente en camino.

Queridos amigos, como participante en la Congreso del pasado 13-14-15 marzo de 2015, “África en camino”, organizada con motivo del 150 aniversario del “Plan para la Regeneración de África” ​​de nuestro fundador San Daniel Comboni, ofrezco como reflexión una síntesis de Fulvio del Giorgi, que resume la esencia del trabajo de estos tres días, que se vivió intensamente y con alegría en el intercambio y reunión de toda la familia comboniana.

La conferencia concluyó con la Misa, celebrada por el cardenal Fernando Filoni.

Agradecemos a la Madre General Luzia Premoli quien abrió el acto dando la bienvenida y exponiendo el programa de estos días y también agradecemos el Padre General Enrique Sánchez González, quien terminó el trabajo con una invitación a desarrollar en nuestras vidas y en nuestra misión las reflexiones que han surgido en el congreso. “Hicimos un viaje juntos como una oportunidad para conseguir un nuevo aire, el aire fresco donde reconocemos que la humanidad está cambiando y no podemos negarlo. Ahora, a partir de esta nueva sensibilidad -dice el p. Enrique- el sueño de Comboni se revela hermoso, actual y un gran desafío.

Recordemos que África no necesita bienhechores, ya que es capaz y cada vez más consciente de sí misma y nuestros misioneros se dan cuenta de ello sobre el terreno.

No es accidental que nuestros institutos se estén revigorizando a través de muchos hermanos que vienen de África y esto demuestra la certeza del “Plan” de Comboni. África debe convertirse en el protagonista de su historia.

congreso RomaEl don recibido por Comboni es un regalo, no sólo para él, sino para todos los que después de él viven el poder del Espíritu dentro de este camino.

África tiene algo que nadie tiene. Tiene una vida propia, es un don particular, valioso para toda la humanidad. No se puede explicar, hay que vivirla; es una experiencia de amor. Así que les deseo a todos ustedes continuar este viaje, para continuar esta experiencia de amor con la nueva frescura de una nueva juventud africana”.

Os dejo esta hermosa síntesis sobre los temas del Congreso realizada por Fulvio De Giorgi y traje a casa para compartirla con ustedes! Un saludo y buena misión a todos.

Rosanna Braglia, LMC Italia

 

congreso Roma“Si Daniel Comboni estuviera aquí, al ver todo esto, tendría el corazón lleno de consuelo y de alegría ante el espectáculo de un África tan crecida, de los hijos e hijas de sus instituciones involucrados en este gran proyecto, de su sueño, en parte ya una realidad con muchos frutos, además y sobre todo en mujeres laicas, y en parte sigue siendo sólo una pista que ha de seguirse para el futuro.

Este es el fruto principal de nuestro encuentro y nos sigue llamando a ponernos en una nueva dirección. Es fundamental decir esto, y todos los participantes en la reunión han subrayado que, de África no debemos tener nunca más una mirada catastrófica, triste o manera negativa de mirarla.

El Papa Francisco nos recuerda que “sólo los que buscan la felicidad de sus vecinos, pueden ser misioneros”. Un pensamiento que nos recuerda lo que dijo Comboni: “Es el Sagrado Corazón de Jesús, el que me ayuda a superar todos los enormes obstáculos que tengo que enfrentar con el fin de hacer realidad mi Plan para la regeneración de los pueblos africanos con los propios pueblos africanos”.

Las palabras claves son dos: “PLAN” y “CORAZÓN”.

La primera palabra es “PLAN” [aquí se ha de tener en cuenta que en italiano la palabra correspondiente tiene varios significados. Nota del traductor]. ¿Qué es un plan? Es un proyecto que pone a prueba la capacidad crítica de cada uno y pide también el compromiso de la voluntad sostenida por una gran esperanza.

Todos nosotros, no importa de qué continente vengamos, estamos llamados a descolonizar nuestras esperanzas, nuestras propuestas, nuestros planes, nuestras formas de ver, confiando en una esperanza que es más grande que nosotros, y nos apoya en nuestro compromiso. La descolonización de la forma de mirar limpia nuestros ojos y nos ayuda a ver bien el hecho de que África continúa en crecimiento, y que Europa puede convertirse en su socio en sus factores positivos. El hecho es que en África podemos encontrar una especie de nuevo Renacimiento. Europa puede cooperar con ella, caminando juntos en amistad.

El África de los pueblos africanos nos ha dicho que quiere vivir en plenitud su vida al lado de los otros pueblos. Por lo tanto (descolonizando la forma de pensar y superando los estereotipos), la dispersión y la emigración transcontinental en todas direcciones son una fuente de beneficio a pesar del hecho de que son causadas por las desigualdades existentes en el interior de los propios países de los emigrantes y de los grandes sufrimientos que genera.

Pero es importante no fijar estos acontecimientos en el interior de un horizonte negativo de muerte, sino liberarlos y regenerarlos como una ocasión, como una oportunidad, por un mundo más diversos y más bello.

Aquí hemos visto: ¡más bello! Las exposiciones de fotos, las esculturas, las películas y la música que se han ofrecido en esta reunión nos obligan a reconocer, en términos generales, la gran belleza y la creatividad estética que viene del nuevo arte africano, del nuevo cine. Y nuestra esperanza puede ver mejor lo que es, subrayando conexiones positivas que van a convertirse en proyectos y planes de crecimiento a nuestro alrededor.

La palabra “Plan” [teniendo en mente la palabra italiana] incluye también la idea de nivelación, es decir de llenar valles y bajar montañas, de poner todas las cosas en el mismo nivel. Y aquí se nos recuerda el sermón en el Evangelio de Mateo, el de Jesús en la montaña, el que Lucas llama Sermón del Llano, donde leemos también las palabras amenazantes “¡Ay de vosotros los ricos!”. Si todos estamos en el mismo nivel, podemos mirarnos directamente a los ojos; de esta manera las injusticias y las desigualdades se hacen insoportables. “Quitar a los poderosos de sus tronos y ensalzar a los humildes” es la dinámica del MAGNÍFICAT.

De esta manera entendemos, como Samia Nkrumah (ministro en su país) ha dicho, que es un derecho de los pueblos africanos que puedan controlar su economía en beneficio de los propios pueblos de África y pueden encontrar el camino hacia el Pan- africanismo.

Establecer en el mismo nivel significa llenar los valles y el abismo de la corrupción en las listas del gobierno; significa también reconocer que el camino de la democracia africana debe ser autónomo y nuevo, y no según las formas europeas. Sin duda será un camino con luces y sombras, de gobiernos corruptos y dictatoriales; pero incluso el fracaso de los líderes africanos no debe frenar la comprensión de los ciudadanos, con el fin de establecer un mejor nivel en sus directrices políticas, para que estas no estén centradas en el lucro personal y forme agentes de trasformación social, como dijo Efrem Tresoldi (Nigrizia), citando a Pierli.

Nivelación significa también derribar las montañas de las enemistades y los odios, las montañas de las guerras internas y de la acumulación de armas, como Maurice Simoncelli (Archivio Disarmo) ha demostrado; “Siempre buscando la manera nivelada de la paz y la estabilidad”, según la observación de Alfred Mantica (Intervenciones de Italia en África). El resultado será que las Áfricas en plural, hacia las que se dirige nuestro caminar, son el África de la justicia, el África de la paz, el África de la salvaguardia de la creación, el África de los derechos.

Pero “Plan” [considerando otro significado de la palabra italiana] nos recuerda también que es mejor proceder “poco a poco”. Los que conocen las cartas escritas por Comboni deben recordar que él solía decir: “Sí, muchos misioneros tienen prisa; pero tú sin embargo ve despacio”. Exaltación de la lentitud (!), si esto significa “ser paciente, perseverante, en escucha y discernimiento, caminar juntos sin dejar a nadie atrás”. Significa, entonces, un plan incluyente y participativo eclesiológicamente, con un perfil femenino, también, como la hermana Luzia Premoli (superiora general de las Hermanas Combonianas) dijo junto con la hermana Elisa Kidane (Comboni Fem); un plan que se está poniendo en práctica en las pequeñas comunidades cristianas, como tarjeta. Nos comentó Petrer Turkson.

Desde muchas partes se ha señalado la importancia de la información histórica con el fin de superar las heridas de discriminaciones pasadas y de las guerras civiles más o menos recientes. Todos los países y continentes han pasado por eso; pero todos nosotros nos debemos convencer unos a otros, con el fin de seguir adelante, que tenemos que hablar entre nosotros y buscar juntos una purificación de la memoria y de la historia, si no co-participada, al menos incluyendo los diferentes puntos de punto de vista.

La paciencia y el discernimiento son necesarios, y no una simplificación superficial.

Paciencia = ir despacio. También como una Iglesia que reconcilia y vive como familia de Dios, tenemos la tarea de preguntarnos acerca de la historia de salvación que está evolucionando en la actualidad de Dios y acerca de las responsabilidades a las que estamos llamados.

La segunda palabra es “CORAZÓN”. El Corazón de Cristo. El corazón tiene dos movimientos fundamentales: la sístole y la diástole.

En el Corazón de Cristo estos dos movimientos son encarnación y escatología.

Por un lado, la encarnación. El Evangelio penetra y se hace carne en todas las culturas de hoy con el fin de hacer que florezcan la liberación y la salvación. El Evangelio penetra y se hace carne inculturada tomando sobre sí mismo la complejidad cultural en el pluralismo de identidades cambiantes. Hoy, el Evangelio tiene un rostro mestizo.

Esta encarnación, entonces, puede descubrir, aceptar, dar el valor debido, como ha dicho el (teólogo) Martin N’Kafu, a todos los signos de los tiempos, dondequiera que se encuentren. Sólo así tendremos una teología africana, no porque ha sido reelaborado en África, sino porque puede recoger en sí misma y hacer florecer todas las semillas de la Palabra propagada en las culturas y las religiones africanas, sin excluir a elementos culturales, geográficos o humanos.

Esta encarnación, como nos ha dicho Cécile Kyengue (miembro de un Parlament europeo), busca la primacía de la vida y por lo tanto se opone y lucha contra el tráfico de cualquier ser humano y contra la nueva esclavitud, es decir, contra los horizontes de la violencia y la muerte en la que es el propio Cristo que es maltratado y asesinado.

En esta inculturación, paso a paso con la encarnación, un gran papel y una gran responsabilidad se ponen en los medios modernos de comunicación, en la televisión y la prensa. Los padres Jules Albanese y Fabrizio Colombo han subrayado este aspecto, junto con los invitados de la mesa redonda.

Por lo tanto un crecimiento positivo de la comunicación en África, considerando juntos digital y papel, tiene lugar en Internet, haciendo siempre visible y transparente el lado positivo que está creciendo en ella, como “La Perla”, definida por sr. Elisa Kidane, en el profundo respeto de la persona. El asunto no es sólo dar voz a los que no tienen voz, sino tal vez, parar de dar voz a los que ya tienen demasiada. Por tanto, la tarea es descolonizar la forma de ver también en las revistas Combonianas.

Pero al lado del primer movimiento, el Corazón de Cristo tiene el movimiento de la escatología, es decir, la capacidad de separarse uno mismo de cualquier injusticia, cualquier ídolo, cualquier horizonte limitado de este mundo. Todos nosotros, los cristianos, de cualquier continente al que pertenecemos, somos extranjeros en este mundo, “estamos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo”.

François Kamkindi dijo: “Me siento en casa en muchos lugares”: Esto es bueno, pero puedo decir más “El reino del cual somos ciudadanos, nuestra verdadera patria, no es de este mundo”.

Concluyo con un dicho del siglo 12, de un gran místico, Hugh de San Víctor: “El que halla dulce su país, no es más que un tierno principiante. Para el que toda la tierra es la propia tierra, ya es una persona fuerte”.

“Pero la única persona perfecta es aquella para la que el mundo entero es un país extranjero”. ¡Tomé esta frase de un autor búlgaro que vivía en Francia, que a su vez la tomó prestada de Eduard Said, un palestino que vive en EE.UU., quien, a su vez, la tomó de un autor alemán exiliado en Turquía!”

Fulvio De Giorgi.

Paz, alegría, perdón, misión

Comentario a Jn 20, 19-31:Segundo Domingo de Pascua, 12 de abril del 2015

vigo-hermanitas++++En este segundo domingo de Pascua, seguimos leyendo el capítulo 20 de Juan, que nos habla de lo que pasó “en el primer día de la semana”, es decir, en el inicio de la “nueva creación”, de la nueva etapa histórica que estamos viviendo como comunidad de discípulos misioneros de Jesús. La presencia de Jesús vivo en medio de la comunidad se repetiría después a los ocho días, para tocar el corazón de Tomás, exactamente como sucede con nosotros cada domingo, cuando cada comunidad cristiana se reúne para celebrar la presencia del Señor.
El evangelio nos dice que Tomás no creyó hasta que puso sus manos en el costado herido de Jesús. Precisamente de ese costado herido de Jesús, de su corazón que se da hasta el final, surge, el Espíritu que permite a la Iglesia seguir viviendo de Jesús. Con el Espíritu la comunidad recibe los siguientes dones: paz, alegría, perdón, misión. Veamos brevemente:

P10009071) “Paz a ustedes”
Jesús usa la fórmula tradicional del saludo entre los judíos, una fórmula que algunas culturas siguen usando hoy de una manera o de otra. En nuestro lenguaje de hoy quizá podríamos decir: “Hola, cómo estás, te deseo todo bien, soy tu amigo, quiero estar en paz contigo”. ¿Les parece poco? A mí me parece muchísimo. Recuerdo cuando el actual Papa Francisco, recién elegido, salió al balcón de la basílica de San Pedro y simplemente dijo: “Buona sera” (Buena tardes). Bastó ese pequeño saludo para que la gente saltara de entusiasmo. No se necesitaba ninguna reflexión “profunda”, ninguna declaración especial; sólo eso: una sencilla palabra de reconocimiento del otro desde una actitud de apertura y amistad.
Pienso en la importancia y belleza de un saludo cordial y cariñoso entre los miembros de una familia, reafirmando día a día esa cercanía amorosa que nos da vida y alegría; pienso en el saludo respetuoso y positivo entre compañeros de trabajo que hace la vida más llevadera y productiva; pienso en esa mano que nos damos durante la Misa reconociendo en el otro a un hermano, aunque me sea desconocido; pienso en el gesto de comprensión y apoyo hacia el extranjero… Pienso en una paz mundial que necesitamos tanto en tiempos de gran violencia y conflictividad. En todas esta situaciones, Jesús es el primero en decirme: “Hola, paz a ti”.
Es interesante anotar que, saludando, Jesús muestra sus manos y su costado que mantenían las huellas de la tortura que había padecido. Es decir, la paz de Jesús no es una paz “barata”, superficial; es una paz que le está costando mucho, una paz pagada con su propio cuerpo. Nos recuerda que saludar con la paz a nuestra familia, a nuestro entorno laboral, a nuestra comunidad… no siempre es fácil; más bien a veces es difícil. Pero Jesús –y nosotros con él- es un “guerrero” de la paz”, un valiente, que no tiene miedo a sufrir.

2) Alegría: “Los discípulos se alegraron de ver al Señor”.
La llegada de Jesús, con su saludo de paz, produce alegría. Como produce alegría la llegada de un amigo; como hay alegría en una familia o en una comunidad cuando hay aceptación mutua. No se trata de una alegría tonta, que oculta las dificultades, los problemas o hasta los pecados; no es la alegría de quien falsea la realidad o se droga con el vino, la droga, los placeres de cualquier tipo o un orgullo inconsciente e insensato.
Es la alegría de quien se siente respetado y respeta; la alegría de quien se siente valorado y valora; la alegría de quien se sabe amado gratuitamente y ama gratuitamente; la alegría de quien se reconoce como Hijo del Padre. Es la alegría honda de quien ha encontrado un sentido a su vida, una misión a la que entregar sus días y sus años, aunque eso implique lucha y sufrimiento. Es la alegría de quien ha encontrado en Jesús a un amigo fiel, a un maestro fiable, a un Señor que vence el mal con el bien.

3) Perdón; “a quienes perdonen les quedará perdonado”.
La alegría del discípulo, como decíamos, no es la del inconsciente ni la del “perfecto”, que pretende hacerlo todo bien. Es la alegría de la persona que acepta ser perdonada y sembrar semillas de perdón. Jesús infundió en su Iglesia el Espíritu del perdón, de la misericordia y de la reconciliación. El Papa Francisco ha recuperado para nuestro tiempo este “principio misericordia”. La Iglesia no es el espacio de la Ley o de la condena; la Iglesia de Jesús es el espacio de la misericordia, de la reconciliación, el lugar donde siempre es posible comenzar de nuevo. Sin misericordia, la humanidad se hace “invivible”, “irrespirable”, porque, al final, no somos capaces de vivir de solo ley. Necesitamos la misericordia, la paz, la alegría de la fraternidad.. y eso solo viene realmente como fruto del Espíritu.

4) Misión: “Como el Padre me envió, así les envío yo”.
La comunidad de discípulos, pacificada, perdonada, convertida en espacio de misericordia, se hace comunidad misionera, enviada al mundo para ser en el mundo precisamente eso: espacio de misericordia, de reconciliación y de paz. ¡Cuánto necesita nuestro mundo este espacio! ¡Cuán necesario es extender por el mundo estas comunidades de discípulos para que humildemente creyentes sean lugares de saludo pacífico, de perdón y de alegría profunda!
P. Antonio Villarino
Roma

¡No podemos enterrar nuestro espíritu misionero!

BrasilEl 15 de marzo nos reunimos en la ciudad de Curitiba para continuar con las reuniones de seguimiento a las personas interesadas en la vocación laical misionera comboniana de esta región. En esta segunda reunión, continuando con el tema de vocación y misión, hemos tenido la oportunidad y el compromiso de orar juntos en el cumpleaños de San Daniel Comboni. Unidos con toda la familia comboniana nos dedicamos a orar y reflexionar sobre su vida y nuestro compromiso con la misión para la humanidad.

Es inspirador ver que Comboni no midió los esfuerzos para encontrar a Cristo en el rostro de los hermanos africanos, viajó grandes distancias, ayudó a animar a la Iglesia y hacerla ver donde estaba amenazada la vida. Su testimonio consiguió atraer a muchos, fue al encuentro, se colocó en camino, utilizó todos los recursos disponibles en ese momento y no tuvo miedo de las dificultades.

Para reflexionar sobre la importancia de la llamada misionera, también vimos el documental “Misión y comunión eclesial” de la Campaña Misionera del 2010.

La Misión también en nuestros días exige una respuesta urgente y valiente. Misión más allá de nuestras fronteras y Animación Misionera, dos puntos esenciales de la vocación de todos los bautizados. Y estos momentos son importantes para reavivar nuestra llama misionera y ayudar a crear conciencia misionera en la Iglesia, con el deseo de que más personas despierten a esta vocación.

BrasilBrasilAprovechamos también para compartir cómo nació la organización de los LMC en Brasil, una breve reseña de estos casi 20 años de existencia. Vale recordar siempre lo que el Papa Francisco recomendaba en el mensaje del mes misionero “sigue siendo de gran urgencia la misión ad gentes, a la que son llamados todos los miembros de la Iglesia, porque esta es, por naturaleza misionera: la Iglesia nació en “salida”.

Continuemos caminando, siendo un pequeño signo, compartiendo la vida y en la defensa y promoción de la Vida para todos.

LMC Brasil

Pascua: María Magdalena, Pedro y el “otro discípulo”

Comentario a Jn 20, 1-10, Domingo de Pascua, 5 de abril 2015

En este Domingo de Pascua, leemos la primera parte del capítulo 20 de Juan, en el que encontramos una comunidad de discípulos formada por tres protagonistas: María de Magdala, Pedro y el “otro discípulo”, al que podemos llamar Juan siguiendo la tradición. Los tres, además de ser ellos mismos, nos representan a nosotros y a todos los discípulos que quieren aprender del Maestro a vivir la vida verdadera. Les invito a leer con calma, lentamente, este pasaje del evangelio, a partir de la propia vida. Por mi parte, me detengo brevemente en cada uno de estos tres personajes:

pascua

1) María Magdalena: amor fiel e incondicional
María de Magdala (el pueblo del que procedía) era seguramente una mujer extraordinaria, con una gran fuerza interior. No conocemos su historia previa, pero sabemos que había encontrado en Jesús un Amigo fiel, un Maestro indiscutible, un señor del que fiarse… Ella le siguió desde Galilea hasta Jerusalén, en las duras y en las maduras, y le ha permanecido fiel hasta la muerte, y más allá de la muerte, como demuestra el episodio de hoy.
Precisamente, en el evangelio de hoy, la vemos caminando hacia el sepulcro, movida por una absoluta fidelidad, aunque no sabía cómo remover la piedra que cerraba la entrada al sepulcro y a pesar de pensar que su Amigo y Maestro estaba muerto. Nada de eso le importaba a ella, cuyo amor era sin condiciones, absoluto. Y aquel amor, que no se rendía ni ante la muerte, obtuvo el premio de encontrar la piedra removida, supo reunir la comunidad y recuperar la esperanza, que más tarde se verá confirmada: Verá a Jesús como es realmente, en su realidad más auténtica, no como un hombre muerto, sino como el Hijo del Padre, viviendo para siempre.
Contemplando a esta mujer, nos vienen ganas de imitarla en la radicalidad de su amor, contra toda tentación de abandono, y de entregarnos totalmente a Jesús sin condiciones, en las duras y en las maduras, sin miedo a las posibles “piedras” –pecados, fracasos, oposiciones– que se nos atraviesen en el camino, con una fidelidad sin fisuras, sabiendo que, como ella y como San Pablo, “sabemos de quien nos hemos fiado” y que también a nosotros Jesús se nos manifiesta vivo y presente en nuestra historia personal, en la Iglesia y en el mundo de hoy. Y es a partir de esta experiencia de Jesús viviendo en nosotros que somos llamados a ser misioneros, testigos ante un mundo incrédulo, que piensa que la muerte y el mal tienen la última palabra.

2) Pedro: el pecador que se deja guiar
Pedro era, según todos los indicios, el jefe de aquel pequeño grupo de discípulos, pero no parece que fuera el más creyente, ni el más lúcido, ni el más rápido en comprender las cosas.. De hecho, no fue el primero en ir al sepulcro, ni fue el primero en llegar: era el más lento, aquel al que le costaba más comprender los caminos de Dios. Pero era humilde, sabía reconocer sus errores y abrirse a los otros, aprovechándose de su lucidez.
Contemplando a Pedro, muchos de nosotros nos vemos representados en él. También nosotros tenemos nuestra historia de pecado e infidelidad; también nosotros tenemos dificultades para comprender los caminos de Dios en nuestra vida; también a nosotros nos cuesta creer que Dios sigue vivo y operante en nuestra Iglesia y en nuestro mundo de hoy; también nosotros tenemos miedo de ser engañados y estamos tentados de caer en la decepción… Pero también nosotros, como Pedro, estamos llamados a abrirnos a los otros, dejarnos acompañar por quien ha visto primero, dejarnos conquistar una vez más por Jesús y, como Pedro, decir: “Señor, tú sabes que te amo”.

Piazza S. Pietro (amanecer)
El “otro discípulo” supo ver el amanecer en el primer día la nueva semana de la nueva Creación.

3) El “otro discípulo”

Entre los discípulos hay uno (llamémoslo Juan), que parece ser el más veloz, el más intuitivo, el más capaz de percibir la novedad de Dios, de creer y ver más allá de la superficie. Ciertas cosas, en efecto, solo se comprenden con los ojos del amor, que nos permite ir más allá de las apariencias.
También entre nosotros, hay algunos que parecen ver con mayor rapidez los signos de los tiempos, percibir antes que nadie el “viento” de la historia con el que Dios está impulsando a la humanidad. Estos discípulos son un don para todos, aunque con una condición: que sepan permanecer “comunitarios”, que no vayan adelante en solitario, que sepan adaptarse al ritmo de los más débiles o más lentos… Solamente así se construye la comunidad, solamente así el Señor se revela verdaderamente como el centro del nuevo proyecto de humanidad, la nueva creación, la “nueva semana” o tiempo de gracia iniciado con el Domingo de Pascua.
En efecto, como Dios ha creado el mundo en una “semana” simbólica, según el Génesis, así también Dios está re-creando el mundo, re-generando la humanidad en esta nueva “semana”, en la cual actúa Jesucristo, eternamente vivo, Palabra eterna del Padre. Como María de Magdala, Pedro y Juan, también nosotros creemos en esta nueva creación, en este nuevo amanecer que despunta de las tinieblas de la muerte, porque el Amor de Dios es más fuerte que la muerte y el pecado.

P. Antonio Villarino
Roma