Leigos Missionários Combonianos

Um retiro que nos leva a saborear a vida

El silencio es un don de Dios, un don capaz de dar mucho fruto a los que se atreven a "perder" tiempo para ganar calidad de vida, una vida plena que sólo Jesús puede darnos. Todavía estoy saboreando todo lo que escuché, medité y sentí en el retiro de Cuaresma organizado por los Laicos Misioneros Combonianos y orientado por el Padre Horácio Rossas, MCCJ. Como hemos mencionado anteriormente, este tiempo de Cuaresma y, en particular, el tiempo que estuvimos en el retiro, es un tiempo que Dios nos ha regalado para "perder" tiempo con Jesús. Pero en el fondo, quien quiso pasar tiempo con nosotros fue el mismo Jesús. Es increíble, ¿no? Jesús quiso pasar tiempo conmigo y con todo el que se atrevió a salir a su encuentro. Alguien tan importante como Jesús, alguien que es Dios, no sólo quieren saber de mí y quiere estar conmigo, ¡es él quien quiere pasar tiempo conmigo! Se nos invitó a reflexionar sobre varios pasajes bíblicos que nos propusieron. ¡Fue intenso! ¡Fue emocionante! Como ya he mencionado, ¡la vida espiritual necesita momentos de gran silencio exterior y gran trabajo interior! Y este retiro fue muy fértil en momentos de reflexión, en momentos de encuentro personal con Dios y en momentos donde sentir Su amor puro, de una manera tan grande, como aquel momento en que dejó nuestro corazón limpio, después de que el sacramento de la reconciliación. Nada es por casualidad y seguro de que no fue un accidente empezar escuchando al comienzo del retiro, las palabras del Salmo 63: "¡Oh Dios, tu eres mi Dios mío! ¡desde el amanecer ya te estoy buscando! Mi alma tiene sed de ti". Recuerdo como reflexionamos sobre nuestra insistencia en querer hacerlo todo por nosotros mismos. ¡Los discípulos echaron sus redes y no pescaron nada! Pero cuando Jesús aparece... Ah, cuando Jesús aparece, ¡todo cambia! Después de todo, ¡es Él que hace todo posible en nuestras vidas! Qué bueno es entender que todos mis miedos, mis inseguridades, todos los obstáculos pueden ser superados si confío en Dios, un Dios que es amor y que nos ama hasta la última gota de amor. Por otro lado, fuimos invitados a meditar en qué medida permitimos que Dios nos ame... El discípulo amado puedo ser yo, ¡puedes ser tú! ¡El discípulo amado es todo aquel que permite que Dios entre en su vida y se deja amar por Él! ¡El amor de Dios es un regalo gratis! ¡Él no nos ama porque seamos guapos o porque sólo hagamos el bien! ¡Él nos ama tal como somos! ¡Él nos ama con nuestras limitaciones! ¡Él nos ama con nuestros errores! Honestamente siento que Dios me ama a pesar de todas mis debilidades y todos mis errores, me da una alegría y una paz interior que sólo puede venir de Dios... ¡Nunca nos debemos resistir al amor de Dios! ¡Debemos dejarnos amar como somos! También nos invitaron a reflexionar sobre el Cristo resucitado porque quien no hace la experiencia de Cristo resucitado todavía no dio un saltó de fe. La fe en la resurrección nos da una nueva mirada a la realidad. ¡Llegamos a ver la vida de otra manera! ¡Creo, sinceramente que este retiro me ha ayudado mucho en el crecimiento de mi fe! Yo, en realidad, me encontré con Dios varias veces este fin de semana: en las diferentes explicaciones de la palabra de Dios; en las meditaciones personales; en misa; en la reconciliación; en la contemplación de la naturaleza... Terminamos el retiro con la celebración de la Eucaristía dominical. Como la mujer samaritana, todos pedimos a Jesús: "Señor, dame de esa agua". ¡Al final todo es por Él! ¡Gracias Jesús por invitarnos a pasar este hermoso retiro contigo! ¡Eres importante para mí, Eres importante para nosotros, Laicos Misioneros Combonianos! ¡Te queremos! También en la Eucaristía del domingo, la LMC Cristina Sousa, con la familia LMC, declaró su compromiso. También ella hace parte del plan que Comboni soñó, también ella es una de las mil vidas para la misión. LMC PortugalO Silêncio é um dom de Deus, um dom capaz de dar muitos frutos a quem se atreve a “perder” tempo para ganhar vida de qualidade, uma vida plena que só Jesus nos pode dar. Ainda estou a saborear tudo o que escutei, meditei e senti no Retiro de Quaresma organizado pelos Leigos Missionários Combonianos e orientado pelo padre Horácio Rossas, MCCJ.

Conforme nos foi referido no início, este tempo de Quaresma e, de modo particular, o tempo que estivemos em retiro, é um tempo que Deus nos deu a graça de tirarmos, para “perder” tempo com Jesus. Mas, no fundo, quem quis perder tempo connosco foi o próprio Jesus. É incrível não é? Jesus quis perder tempo comigo e com todos os que se atreveram a ir ao Seu encontro. Alguém tão importante como Jesus, alguém que é Deus, não só quer sabe de mim e quer estar comigo, como é Ele quem quer perder tempo comigo!

El silencio es un don de Dios, un don capaz de dar mucho fruto a los que se atreven a "perder" tiempo para ganar calidad de vida, una vida plena que sólo Jesús puede darnos. Todavía estoy saboreando todo lo que escuché, medité y sentí en el retiro de Cuaresma organizado por los Laicos Misioneros Combonianos y orientado por el Padre Horácio Rossas, MCCJ. Como hemos mencionado anteriormente, este tiempo de Cuaresma y, en particular, el tiempo que estuvimos en el retiro, es un tiempo que Dios nos ha regalado para "perder" tiempo con Jesús. Pero en el fondo, quien quiso pasar tiempo con nosotros fue el mismo Jesús. Es increíble, ¿no? Jesús quiso pasar tiempo conmigo y con todo el que se atrevió a salir a su encuentro. Alguien tan importante como Jesús, alguien que es Dios, no sólo quieren saber de mí y quiere estar conmigo, ¡es él quien quiere pasar tiempo conmigo! Se nos invitó a reflexionar sobre varios pasajes bíblicos que nos propusieron. ¡Fue intenso! ¡Fue emocionante! Como ya he mencionado, ¡la vida espiritual necesita momentos de gran silencio exterior y gran trabajo interior! Y este retiro fue muy fértil en momentos de reflexión, en momentos de encuentro personal con Dios y en momentos donde sentir Su amor puro, de una manera tan grande, como aquel momento en que dejó nuestro corazón limpio, después de que el sacramento de la reconciliación. Nada es por casualidad y seguro de que no fue un accidente empezar escuchando al comienzo del retiro, las palabras del Salmo 63: "¡Oh Dios, tu eres mi Dios mío! ¡desde el amanecer ya te estoy buscando! Mi alma tiene sed de ti". Recuerdo como reflexionamos sobre nuestra insistencia en querer hacerlo todo por nosotros mismos. ¡Los discípulos echaron sus redes y no pescaron nada! Pero cuando Jesús aparece... Ah, cuando Jesús aparece, ¡todo cambia! Después de todo, ¡es Él que hace todo posible en nuestras vidas! Qué bueno es entender que todos mis miedos, mis inseguridades, todos los obstáculos pueden ser superados si confío en Dios, un Dios que es amor y que nos ama hasta la última gota de amor. Por otro lado, fuimos invitados a meditar en qué medida permitimos que Dios nos ame... El discípulo amado puedo ser yo, ¡puedes ser tú! ¡El discípulo amado es todo aquel que permite que Dios entre en su vida y se deja amar por Él! ¡El amor de Dios es un regalo gratis! ¡Él no nos ama porque seamos guapos o porque sólo hagamos el bien! ¡Él nos ama tal como somos! ¡Él nos ama con nuestras limitaciones! ¡Él nos ama con nuestros errores! Honestamente siento que Dios me ama a pesar de todas mis debilidades y todos mis errores, me da una alegría y una paz interior que sólo puede venir de Dios... ¡Nunca nos debemos resistir al amor de Dios! ¡Debemos dejarnos amar como somos! También nos invitaron a reflexionar sobre el Cristo resucitado porque quien no hace la experiencia de Cristo resucitado todavía no dio un saltó de fe. La fe en la resurrección nos da una nueva mirada a la realidad. ¡Llegamos a ver la vida de otra manera! ¡Creo, sinceramente que este retiro me ha ayudado mucho en el crecimiento de mi fe! Yo, en realidad, me encontré con Dios varias veces este fin de semana: en las diferentes explicaciones de la palabra de Dios; en las meditaciones personales; en misa; en la reconciliación; en la contemplación de la naturaleza... Terminamos el retiro con la celebración de la Eucaristía dominical. Como la mujer samaritana, todos pedimos a Jesús: "Señor, dame de esa agua". ¡Al final todo es por Él! ¡Gracias Jesús por invitarnos a pasar este hermoso retiro contigo! ¡Eres importante para mí, Eres importante para nosotros, Laicos Misioneros Combonianos! ¡Te queremos! También en la Eucaristía del domingo, la LMC Cristina Sousa, con la familia LMC, declaró su compromiso. También ella hace parte del plan que Comboni soñó, también ella es una de las mil vidas para la misión. LMC PortugalFomos, pois, convidados, a reflectir sobre várias passagens bíblicas que nos foram propostas! Foi intenso! Foi emocionante! Como já tive oportunidade de referir, a vida espiritual precisa de momentos de grande silêncio exterior e de grande trabalho interior! E este retiro foi muito fértil em momentos de reflexão, em momentos de encontro pessoal com Deus e em momentos de sentirmos o Seu amor puro, de tal modo grandioso, como aquele momento em que deixou o nosso coração limpo, após o sacramento da reconciliação.

Nada é por acaso e de certeza que não foi por acaso termos começado por escutar, no início do retiro, as palavras do salmo 63, “Ó Deus, Tu és o meu Deus! Anseio por ti! A minha alma tem sede de ti”.

Recordo-me de reflectirmos sobre a nossa insistência em querermos fazer tudo por nós próprios. Os discípulos atiraram as redes e não apanharam nada! Mas quando aparece Jesus… Ah quando aparece Jesus, tudo muda! Afinal é Ele que torna tudo possível nas nossas vidas! Que bom é compreender que todos os meus medos, todas as minhas inseguranças, todos os obstáculos podem ser ultrapassados se confiar em Deus, num Deus que é amor e que nos ama até à última gota de amor.

Retiro LMC PortugalPor outro lado, fomos convidados a meditar até que ponto permitimos que Deus nos ame… O discípulo amado posso ser eu, podes ser tu! O discípulo amado é todo aquele que permite que Deus entre na Sua vida e se deixa ser por Ele amado! É que o amor de Deus é um dom gratuito! Ele não nos ama porque somos bonitos ou porque só fazemos o bem! Ele ama-nos como somos! Ama-nos com as nossas limitações! Ama-nos com os nossos erros! Sinceramente, sentir que Deus me ama, apesar de todas as minhas fragilidades e de todos os meus erros, dá-me uma alegria e uma paz interior que só podem vir de Deus…. Não devemos nunca resistir ao amor de Deus! Devemos, antes, deixarmo-nos amar assim como somos!

Fomos, ainda, convidados a meditar no Cristo Ressuscitado pois quem não faz a experiência de Cristo ressuscitado ainda não deu um salto na fé. A fé na ressurreição dá-nos um olhar novo sobre a realidade. Passamos a olhar a vida de modo diferente!

Acredito, sinceramente, que este retiro me tenha ajudado muito no crescimento da minha fé! Sinto, de verdade, que me encontrei com Deus várias vezes ao longo do fim-de-semana: nas várias explicações da palavra de Deus; nas meditações pessoais; na Eucaristia; na Reconciliação; na contemplação da natureza…

Terminámos o retiro com a celebração da Eucaristia dominical! Tal como a samaritana, todos dissemos a Jesus, “Senhor dá-me dessa água”. Afinal tudo é por Ele! Obrigado Jesus por nos teres convidado a passar este lindo retiro contigo! És importante para mim, és importante para nós, Leigos Missionários Combonianos! Gostamos muito de ti!

Também na Eucaristia dominical, a LMC Cristina Sousa, junto da família LMC, declarou o seu compromisso. Também ela faz parte do Plano que Comboni sonhou, também ela é, uma das mil vidas para a missão.

Retiro LMC Portugal

LMC Portugal

Maria Augusta escreve-nos de Mongoumba (RCA)

Maria Augusta LMCCaros LMC, amigos, familiares …

Eu e a Anna estamos bem, graças a Deus. O padre Fernando começou, hoje, uma nova malária… cada quinze dias fica doente, já são três medicamentos diferentes que toma… eu penso que terá malária resistente e terá de tomar medicamento diferente, mas antes deverá fazer exames em Bangui! O padre Samuel picou-o um bicho, não sei qual, nas costas, cresceu como um furúnculo e, agora sai pus. O médico receitou-lhe um antibiótico. Também tem malaria…

O padre Jesus está em Espanha, nos primeiros quinze dias acompanhou o cardeal e o Imã de Bangui que foram receber um prémio oferecido pela revista comboniana  “Mundo Negro” e ao mesmo tempo fazer animação missionária. Neste momento está com a sua família, que espero estejam bem, para que ele possa voltar na data prevista, 1 de Março de 2017.

A pequena Merveille voltou no dia 13 deste mês depois de dois meses de hospitalização. Fiquei impressionada pois voltou ao peso que tinha aos quatro meses 3,5kg e já pesava quase 5…Sofreu muito! Também lhe descobriram tuberculose que está a curar. Espero que venha a recuperar depressa o peso perdido. Que o Senhor faça o que for melhor para ela.

A estadia da LMC Irene correu bem, ela deseja voltar para partilhar a sua vida com este povo, durante mais tempo. Aprendi muitas coisas práticas com ela relativas à saúde com medicamentos e  produtos da natureza. Gostei de estar com ela, acho que é uma verdadeira comboniana. No dia 2 de Janeiro quando era para regressar o batelão avariou-se no meio do rio e foi, rio abaixo com quatro carros, parando a dois kilómetros. Só passados três dias voltou ao seu lugar e pudemos ir buscar o carro. Irene tinha o avião dia 3 foi preciso vir um padre de Mbaiki buscá-la, ela passou o rio na piroga. Nessa noite dormiu em Mbaiki e, muito cedo, no dia 3 partiu para Bangui, conseguindo assim viajar para Kinshasa. Foi uma grande aventura!

Do dia 23 de Janeiro até dia 15 de Fevereiro estiveram connosco o pai e a irmã da Anna que vieram visitá- la. Foi difícil a comunicação porque só falam polaco. Com gestos e tradução da Anna lá nos fizemos compreender um pouco. Que bom seria que houvesse uma língua que toda a gente falasse…

No Mês de Janeiro enviámos para Mbaiki 5 jovens da Paróquia para fazerem formação para depois ensinarem as crianças de 3 a 5 anos (pré-primária). Se correr bem serão abertas três classes em três aldeias.

Ontem trouxe para Mbaiki 3 casais, responsáveis das capelas, com seus 8 filhos mais pequenos, deixam tudo… O Senhor os recompensará!

Estamos a ajudar uma senhora pigmeia que tem um cancro do peito. Levámo-la a Bangui, ficou no hospital durante dois meses, foram feito muitos exames e por fim trouxeram-na para Mongoumba pior que partira. Todos os dias vem comer com os alunos pigmeus que vêm à escola, é feito o penso ao peito.  Damos-lhe um chá que ela diz estar a ajudá-la. Só um milagre a pode salvar, rezem por ela, por favor. Que Maria interceda por ela, junto de seu filho Jesus!

Já há dois meses que não saía de Mongoumba. Viajar cansa muito porque as estradas estão muito mal, cheias de buracos.

Desejo a todos os leigos e familiares uma boa Quaresma, santa conversão.

Maria Augusta LMC

Sempre unidos pela oração.

Um abraço Missionário.

Maria Augusta

Hino para o 150º aniversário da Fundação do Instituto Comboniano

LOGO 150 aniversario MCCJOs Missionários Combonianos do Sudão do Sul compuseram um hino para o 150° aniversário (1867-2017) da Fundação do Instituto Comboniano. “Trata-se de um simples gesto para esta celebração missionária comboniana que surge da nossa terra – disse o P. Guido Oliana, um dos principais promotores da iniciativa –. Gravamos o Hino com os nossos meios pobres. Talvez o resultado poderia ter sido melhor, mas tem um toque original e rústico, com um sabor próprio do Sudão do Sul. É cantado por um grupo de seminaristas do Seminário Maior de Juba e por uma irmã comboniana e uma sua amiga.”.

A seguir, publicamos o texto do Hino, em inglês; e a música.

WE ARE CALLED TO GO AND PREACH

We are called to go and preach the joy of the Gospel.
The pierced Heart of Jesus kindles us in love.
We are called to go and preach the joy of the Gospel.
The pierced Heart of Jesus kindles us in love.

1. We are moved by Saint Comboni’s spirit
to be a cenacle of prayerful apostles.
We are born from Jesus’ pierced heart,
and enkindled by his tender love,
and inspired by his divine Spirit,
to go and preach his Gospel of joy

2. We are called Comboni Missionaries
of the Heart of Jesus Christ the Lord.
This indeed is our inspiration,
and our pride, our cross, and our glory.
We are told to be holy and capable,
well prepared to give our life for Christ.

3. We are called to contemplate the cross
so as to know how God has loved the world.
We are moved to reach out to people
and proclaim the power of the Gospel
that frees people from any evil spirit
and empowers them as children of God.

Evolução histórica do Instituto dos Missionários Combonianos

LOGO 150 aniversario MCCJ“A vida de Daniel Comboni (1831-1881) – escreve P. Fidel González Fernández, missionário comboniano tem uma clara unidade de fundo em que se entrecruzam os diversos aspectos. Mas nesta nota histórica queremos deter a nossa atenção sobre Comboni fundador de «institutos missionários», no contexto dos institutos missionários dependentes da Propaganda Fide. Comboni funda dois «institutos» missionários: um Seminário ou Instituto Missionário para as Missões Africanas (1867) e o Instituto das «Pias Madres da Nigrízia» (1872), que reentra na história dos «novos institutos» de vida consagrada que no século xix têm uma especial história inovadora. Na evolução histórica do Instituto dos Missionários Combonianos podem-se claramente individuar três fases.”

O INSTITUTO COMBONIANO PARA AS MISSÕES AFRICANAS NA SUA PRIMEIRA ETAPA «SECULAR»

(Primeira parte)

  1. A história da missão e dos institutos missionários sob a Propaganda Fide

A história da evangelização começa no próprio dia do Pentecostes e vai desenvolvendo progressivamente formas novas na história da Igreja[1]. Nos primeiros séculos o cristianismo difunde-se «de experiência em experiência» (Ratzinger) e somente a partir do século iv tomará formas missionárias progressivamente «organizadas». Na idade moderna a evangelização toma novas formas, modalidades e extensões. Encontramos, de facto, consagrados à obra da evangelização entre os povos não cristãos, ordens religiosas antigas e novos institutos que começam a ser chamados «institutos missionários ad gentes». O nome e o conceito de «instituto missionário» são relativamente modernos na história da Igreja, como também o termo «missão». Foram introduzidos depois da fundação da Propaganda Fide (1622), no sentido de enviados pelo Papa para qualquer parte do mundo (os jesuítas e mais tarde os lazaristas, Congregatio Missionum, 1625) para obras apostólicas entre católicos, a-católicos e não cristãos («a evangelização dos povos ou ad gentes»).

Joseph Ratzinger numa das últimas páginas do livro Jesus de Nazaré, onde fala da «vinda intermédia do Senhor» (entre Belém e a Glória definitiva), escreve que tal «vinda» adopta muitas modalidades, mas há algumas que «fazem época». Refere-se ao impacto de algumas figuras através das quais Cristo opera na história. O Espírito Santo, através destas figuras, suscita na Igreja movimentos que testemunham a beleza de ser cristãos em épocas em que o cansaço da fé se torna uma espécie de pandemia generalizada. Assim aconteceu na história missionária moderna. Reflectindo sobre a história missionária ad gentes da Igreja na época missionária inaugurada com a fundação da Propaganda Fide, podem-se assinalar numerosas figuras missionárias carismáticas que desenvolveram esta obra missionária ad gentes. Fundando a Congregação de Propaganda Fide, o Papa atribuiu-lhe a missão de constituir os ministérios necessários «para ensinar o Evangelho e a doutrina católica em todas as missões». Na impossibilidade de ter missionários próprios, a Congregação teve de recorrer às antigas ordens religiosas. E só depois de ter encontrado notáveis dificuldades neste apelo é que Propaganda Fide apoia o nascimento de novas instituições missionárias sob a sua jurisdição. Assim inicia a história dos Institutos missionários ad gentes.

A Propaganda Fide, por um lado, via as vantagens que as antigas ordens religiosas ofereciam às missões mas, por outro, reconhecia também os seus inconvenientes. Estes dois aspectos são sublinhados numa relação do secretário da Propaganda, Alberizi, de 4 de Novembro de 1657, onde se diz que uma «perversão dos fins por vezes faz com que os religiosos procurem antes a glória do seu instituto, persuadidos de que estão a trabalhar para a glória de Deus». Outros inconvenientes assinalados eram as lutas entre as diversas ordens religiosas, a pouca importância que davam à criação do clero indígena ou de não lhe atribuírem suficiente confiança, e a sua oposição à nomeação de bispos nas missões. A tendência era «perpetuarem-se» nos territórios através de um monopólio missionário sobre estes. Alberizi aludia também aos motivos da escassez de resultados na evangelização, bem como aos danos devidos ao monopólio de certas ordens, e ao controlo da actividade missionária por parte de entidades políticas às quais se encontravam muitas vezes ligados os próprios missionários. A relação concluía com uma alusão directa à fundação recente do Seminário das Missões Estrangeiras de Paris (MEP) e ao Colégio Urbano de Propaganda em Roma. Estava-se assim perante uma nova realidade na vida da Igreja: a dos institutos missionários «seculares»[2]. É aqui que, com o tempo, se inserirá a iniciativa de diversos missionários, entre os quais Daniel Comboni, de fundar seminários missionários ou institutos (a terminologia é ainda muito imprecisa e a figura jurídica de tais fundações atingirá somente em finais do século xix uma mais clara fisionomia). No século xix não se podiam fundar outras ordens religiosas segundo o modelo das antigas, porque não era permitido quer do ponto de vista canónico quer das legislações civis liberais da época. Com a Revolução Francesa estamos no início de uma nova etapa epocal também na história da Igreja e da vida consagrada apostólica. A história missionária da Igreja atravessava desde há tempos uma crise profunda e muitas instituições eclesiais estavam em clara decadência (algumas até desaparecem), mas surgem numerosas fundações apostólicas novas, ainda à procura de uma fisionomia jurídica própria.

A queda do Antigo Regime e a desarticulação da antiga sociedade dos «estados sociais», seguidos da instauração da nova sociedade liberal das «classes» sociais e das unidades políticas nacionais subvertem a velha ordem cultural, social e política e, com eles, também a eclesiástica. Nesta sociedade dominada pelo liberalismo, na Igreja muitas velhas estruturas eclesiásticas definham ou são até completamente subvertidas pela ideologia dominante. A vida das antigas ordens debate-se entre a possibilidade da extinção e, em alguns casos, da restauração. Não é preciso, porém, apontar como único responsável deste estado de coisas o Estado liberal. Muitas ordens encontravam-se desde há tempos numa situação de decadência interna. A Santa Sé procedia – muitas vezes a custo – a uma sua restauração emanando leis e normas ineficazes. Daquelas ordens religiosas antigas, poucas sobrevivem: são as que redescobrem de novo a força do seu carisma com um regresso à primitiva instituti inspiratio. Nascem não obstante novas realidades eclesiais, que se manifestam também na história missionária.

  1. Contexto do novo movimento missionário

No campo da actividade missionária da Igreja, é preciso aperceber-se do estado desastroso da actividade missionária ad gentes ao tempo da Revolução Francesa. Depois da supressão dos jesuítas (1773), o abandono obrigado das suas missões tinha constituído uma verdadeira catástrofe para a actividade missionária. O historiador das missões, Joseph Schmidlin, faz notar que no início de 1800 os missionários presentes em todo o mundo não católico não ultrapassavam os 300 (incluindo os que trabalhavam nos países protestantes). Símbolo de tal decadência foi a supressão do Dicastério da Propaganda Fide pelo Directório francês (15 de Março de 1798) que o define como «établissement fort inutile». Napoleão permitiu a sua existência, mas para o pôr ao serviço dos seus interesses. Esta mentalidade será predominante em todas as potências coloniais do século xix e do século xx. A vida do Dicastério, não obstante a sua reorganização por obra de Pio VII em 1817, definha até ao tempo de Gregório XVI. Será a partir destes anos atormentados que se terá um lento despertar da dimensão missionária ad gentes em alguns círculos minoritários.

Neste despertar missionário é preciso assinalar um movimento generalizado de renovamento cristão perante a mentalidade da cultura iluminista, primeiro, e da liberal-positivista, depois. Alguns vêem a urgência da actividade missionária como imperativo da «Caritas Cordis Christi». É nesta perspectiva que se há-de ver o nascimento das obras a favor das missões. Entre os mais conhecidos protagonistas do movimento missionário podemos recordar o Instituto das Missões Estrangeiras de Paris e os fundadores de «institutos seculares» missionários.

  1. As diversas fases da evolução histórica do Instituto comboniano

No movimento missionário do século xix, uma parte específica dele dirige a sua atenção aos povos negros da África. Neste movimento missionário colocam-se a atormentada história da Missão da África Central e a actividade fundacional de Comboni. Nesta história, o jovem missionário Daniel Comboni foi ocupando um lugar sempre mais significativo. O seu percurso formativo ajudou-o no seu amadurecimento apostólico. A sua vocação definitiva a favor da evangelização daqueles povos de cor e a génese da sua vocação como fundador de um seminário missionário para as Missões Africanas, que atingiu o momento carismático mais significativo com a proposta do «Plano para a regeneração da África» (1864), foi já amplamente estudado pela historiografia recente[3].

A vida de Daniel Comboni (1831-1881) tem uma clara unidade de fundo em que se entrecruzam os diversos aspectos. Mas nesta nota histórica queremos deter a nossa atenção sobre Comboni fundador de «institutos missionários», no contexto dos institutos missionários dependentes da Propaganda Fide. Comboni funda dois «institutos» missionários: um Seminário ou Instituto Missionário para as Missões Africanas (1867) e o Instituto das «Pias Madres da Nigrízia» (1872), que reentra na história dos «novos institutos» de vida consagrada que no século xix têm uma especial história inovadora[4].

Na evolução histórica do Instituto dos Missionários Combonianos podem-se claramente individuar três fases.

A primeira fase é aquela em que o instituto tem início como simples Seminário de Missões para a África e portanto com uma finalidade muito concreta – a evangelização – em sintonia com experiências similares já conhecidas na Igreja a partir do século xvii. Os membros eram sacerdotes seculares ou candidatos ao sacerdócio aos quais, desde os inícios, se juntaram alguns membros leigos. Dos documentos à nossa disposição não resulta que inicialmente houvesse algum vínculo de voto. Encontramos só um compromisso  com o qual o candidato às missões africanas prometia viver segundo a «finalidade» do Seminário sob os legítimos superiores e obtinha a «patente» de missionário apostólico, que a Propaganda Fide dava aos missionários que trabalhavam sob a sua dependência. Nesta fase é sublinhado o carácter de sacerdotes seculares dos seus membros. Estes permaneciam vinculados, de um modo ou de outro, à sua diocese de origem, a qual habitualmente os apresentava ou pelo menos os aconselhava para a actividade missionária.

A autoridade suprema do Instituto é «o Sumo Pontífice e a Congregação de Propaganda Fide… O Superior imediato é o Bispo de Verona o qual é representado por um Reitor escolhido ordinariamente entre os próprios Missionários, membros do Instituto Fundamental, já experimentado no exercício do Apostolado Africano». «O Bispo de Verona é coadjuvado nas suas funções por um corpo por ele presidido, composto pelos mais avisados e distintos eclesiásticos e seculares da sua diocese, o qual leva o título de Conselho Central da Obra para a Regeneração da Nigrízia»[5].

Em parte, estas Regras reflectem a dinâmica jurídica das do MEP, mas com importantes modificações que dizem respeito à autoridade, de facto fundamental, do bispo de Verona e do conselho por ele escolhido. O «Bispo de Verona erigiu canonicamente o dito seminário a pedido do sacerdote, missionário apostólico, Daniel Comboni» em 1867. O Seminário das Missões Africanas de Verona nasce assim e tal permanecerá, com uma existência mais precária, até ao fim de 1871[6].

A partir daquele ano delineia-se uma fisionomia mais precisa deste Seminário missionário para as Missões Africanas e, mais em concreto, para a Missão da África Central, um território muito vasto e de fronteiras ainda indefinidas. Comboni tinha já feito uma experiência de responsabilidade de uma obra missionária no Cairo, por ele fundada em 1868. Apercebe-se de que não é suficiente um Seminário para as Missões Africanas da África Central, sem uma estrutura jurídica mais especificamente determinada. Algumas dolorosas experiências daqueles anos ensinaram-lhe isso. A vida comum e a actividade missionária exigiam uma maior coesão entre os seus missionários e um empenho formal mais decidido.

Entramos assim numa segunda fase desta história. Comboni começa a escrever as Regras do seu Instituto e procura a sua aprovação por parte da Propaganda. É preciso anotar que com o termo Instituto não se indica o que na nossa linguagem actual ele veio a significar[7].

Nesta segunda fase vemos que aos membros do jovem Instituto se exige um vínculo canónico mais específico mas, sempre segundo as «Regras de 1871-1872, nunca aprovadas pela Propaganda Fide, falta ainda aquela precisão jurídica pedida até então às instituições eclesiásticas de direito público. Também a linguagem e as normas dadas, embora colhendo da terminologia da vida religiosa clássica termos como «noviciado» e outros, permanecem ainda imprecisos. Trata-se de «Regras» exortativas, juridicamente genéricas, e por isso nunca serão aprovadas. O período de preparação para a missão africana devia ser efectuado em Verona ou no Cairo. Não se emitiam votos
– ao que parece, nem sequer privados – mas existia o vínculo de um juramento de consagração «in perpetuo» à missão africana, obediência aos legítimos superiores com um vínculo de dependência do superior eclesiástico próprio. Fala-se explicitamente do Dicastério de Propaganda Fide e do Bispo de Verona, mas falta uma clara e precisa fisionomia jurídica. As Regras do Instituto apresentam sinais de radicalidade (consagram as suas obras e, se ocorre, também a vida…), mas também aqui não se precisa muito o seu conteúdo. No prefácio Comboni escreve:

«As Regras de um Instituto que deve formar Apóstolos para nações bárbaras e infiéis, para que sejam duradoiras, devem basear-se sobre princípios gerais…» e logo depois explica o motivo: «Se fossem muito reduzidas, bem depressa, ou a necessidade, ou um certo prazer de mudança minaria o fundamento do seu edifício, e poderiam resultar jugo áspero e peso grave para quem as tivesse de observar. Sendo demasiado variado e desmedido o campo, sobre o qual o candidato deve desenvolver a sua acção, não pode ser limitado a determinados ofícios como nas Ordens Religiosas; mas aqueles princípios gerais devem informar a sua mente e o seu coração de modo a saber-se orientar aplicando-os com precaução e bom-senso nos tempos, lugares e circunstâncias variadíssimas, em que o coloca a sua vocação. Para conseguir portanto o fim a que tende o novo Instituto das Missões para a Nigrízia, estabelecem-se somente aqueles princípios fundamentais, que constituem o seu verdadeiro carácter, e que servem aos alunos de norma para examinar com plena uniformidade e com aquela igualdade de espírito e de conduta exterior, que faz reconhecer os membros de uma só família»[8].

Neste período, os membros do Instituto são já definidos como «eclesiásticos e leigos» consagrados à Missão[9]. No texto das Regras de 1871 dizia-se que «O Instituto, ou seja Colégio das Missões para a Nigrizia, é uma reunião de Eclesiásticos e de irmãos Coadjutores os quais sem vínculo de votos… se dedicam à conversão da África»[10]. As «Regras e organização do Instituto das Missões para a Nigrízia em Verona» de 1872 são um texto reduzido e revisto, pelo próprio Comboni, das suas «Regras» de 1871[11]. O texto desta nova edição das «Regras» faz parte dos documentos inseridos no documento cardinalício da Propaganda de 1872 que determinou a nomeação de Comboni como provigário e a entrega da Missão da África Central ao Instituto por ele fundado em Verona e no Cairo. Diz-se que: «O Instituto para as Missões da Nigrízia é uma livre associação secular de Eclesiásticos e Leigos que consagram as suas obras e, se ocorre, também a vida pela conversão dos pobres Negros pagãos da África Central, sob a dependência dos legítimos superiores, e as normas destas Regras»[12].

De 1872 até à morte de Comboni a fisionomia do Instituto irá timidamente definindo-se melhor, seja na mente de Comboni seja na dos outros membros. Comboni procurava uma aprovação canónica definitiva por parte de Propaganda. Mas que tipo de associação tinha em mente? Que fisionomia jurídica queria? Não se tratava de uma congregação religiosa de votos simples no sentido moderno, nem tão-pouco – parece-nos – no sentido das congregações ou companhias já existentes e juridicamente aprovadas pela Igreja desde o século xv, como por exemplo os Padres da Missão e, mais tarde, congregações com vínculos de votos simples como os Redentoristas e os Passionistas. Tratava-se então de uma espécie de «sociedade apostólica» composta por sacerdotes e leigos consagrados à Missão como as MEP ou outras fundações similares?[13]. Dos documentos combonianos parece-nos que possa ser esta a tendência de Comboni. Mas a sua morte prematura mutila as coisas, sem clarificar juridicamente o tema. O desenvolvimento da fase seguinte já não pertence à acção de Comboni. Temos todavia de dizer que, embora não sendo religiosos na modalidade jurídica clássica, dos seus missionários Comboni exigirá aquela radicalidade de vida evangélica que é característica dos consagrados, aspecto, este, que encontramos também noutras sociedades apostólicas idênticas do tempo. Pensou, porventura, na transformação do seu instituto em congregação religiosa formal no sentido que assumirá mais tarde esta expressão? Os documentos que temos não ajudam muito a dar uma resposta segura, também porque o objecto da história são os factos ocorridos e não as intenções. Aquilo que ele certamente queria era pôr em acção uma companhia de missionários radicalmente consagrados a Cristo e à sua Igreja a favor da missão africana, com todas as características de uma vida consagrada, seguindo os passos de experiências similares já reconhecidas pela Igreja ou em vias de reconhecimento.

Talvez se possa dizer que de 1871 a 1881, ano da morte de Comboni, o Seminário ou Instituto Missionário Africano por ele fundado desenvolve-se formalmente na pesquisa jurídica de uma fisionomia própria como «Associação de Eclesiásticos e Leigos» consagrados à Missão, ligados com vínculos sólidos de pertença e estabilidade («consagração» primeiro ad decemnium, segundo as Regras redigidas por Comboni em 1872, mas que deixam aberta a porta à perpetuidade da consagração, e mais tarde já explicitamente «in perpetuo», como diz o juramento redigido por Comboni para os Irmãos Leigos). No seu desenvolvimento lógico, isto teria certamente levado à formação de uma societas estável de vida comum e apostólica. Cada semente tem o seu tempo de desenvolvimento e de crescimento. E aconteceu no caso comboniano, mesmo se a morte de Comboni fez desencadear uma outra fase, com problemáticas inteiramente particulares.
Fidel González Fernández, mccj

(Publicaremos a segunda parte deste artigo na Família Comboniana de Março)

[1] Cf. Fidel González, I movimenti nella storia della Chiesa dagli Apostoli ad oggi, Rizzoli, 2000.

[2] O termo «secular» desde o início do século xx compreende todas as formas de vida apostólica não consideradas juridicamente «religiosas» como os monges, os frades e similares. As «congregações» fundadas a partir do século  xvi são consideradas genericamente «seculres».

[3] Cf. Congregatio De Causis Sanctorum, Danielis Comboni. Positio super vitae et virtutibus… (daqui em diante citada como D.C. Positio), 2 voll. Romae 1988. São fundamentais os livros de P. Chiocchetta e A. Gilli: de F. González, Daniel Comboni, Profeta y Apostol de Africa, Mundo Negro, Madrid 1985; Idem, Comboni en el corazón de la Misión Africana. El Movimiento misionero y la Obra comboniana:1846-1910, Madrid 1993.

[4] O século xix eclesial católico caracteriza-se pelo protagonismo da mulher na vida eclesial com a fundação de numerosos «novos institutos» femininos (não dentro dos limites da vida monacal, mas também comparada aos «institutos seculares») que cobrem todos os campos da marginalização social e na actividade missionária. Estas novas fundações levarão a uma «revolução» no campo do direito das religiosas ou da vida consagrada.

[5] Regras de 1871, cap. II, in D. Comboni, Escritos, 2650-2652.

[6] Cf. Decreto diocesano del Vescovo di Verona, Magno sane perfundimur gaudio, in ACR, sez. A, c. 25/14 (kalendis Iunii [1 Giugno] an. 1867. Programma e Statuto dell’Opera del Buon Pastore, in ACR, sez. A, c. 25/14; Lettera Bonus Pastor del Vescovo di Verona ai Vescovi d’Italia (6 marzo 1868), in ACR, sez. A, c. 25/14; Decreto del Vescovo di Verona con l’erezione canonica del novello Istituto del 8.XII.1871, in ACR, sez. A, c. 25/20: in A. Gilli, L’Istituto Missionario Comboniano dalla fondazione alla morte di Daniele Comboni, pp. 359-378. Seguem-se outras cartas do Bispo a Pio IX e ao Card. Prefeito de P. F. e outros documentos relativos ao tema.

[7] Por «Instituto» entende-se uma entidade de direito público ou privado, constituído sobre a base de exigências organizativas e de objectivos determinados: eclesiástico (religioso, missionário), hospitaleiro, educativo, etc., instituto segundo precisas leis e normas para um determinado fim de público interesse. «Congregação» (de congregar, lit. «reunir em rebanho»), no mundo eclesiástico católico, é um grupo de pessoas reunido por motivos religiosos ou leigos. Na história da vida religiosa o termo teve diversos significados; um deles, depois do séc. xix, refere-se a «Instituto» de vida consagrada com vínculos de votos simples; mas não se trata de um termo unívoco.

[8] D. Comboni, Regole dell’Istituto delle Missioni per la Nigrizia. Texto de 1871, in P. Chiocchetta, Daniele Comboni: Carte per l’Evangelizzazione dell’Africa, EMI, Bologna 1978, pp. 250-251.

[9] Regole (1872), cap. I, 1, ibidem, p. 276.

[10] Regole (1871), cap. I, ibidem, p. 252.

[11] Cf. D. Comboni, Regole (1871), cap. I-II, in P. Chiocchetta, Daniele Comboni: Carte per l’evangelizzazione dell’Africa, pp. 249-275.

[12] Regole (1872), texto in P. Chiocchetta, Carte per l’evangelizzazione dell’Africa…, o.c., p. 276, e in A. Gilli, L’Istituto Missionario Comboniano dalla fondazione alla morte di Daniele Comboni, pp. 359-
-378.

[13] Nascidas, como já dissemos, depois de com a Revolução Francesa se ter dado o desaparecimento quase total da vida religiosa organizada.

Estamos na Etiópia!

Ethiopia

Chegámos há poucos dias a Addis Abeba. Magda está connosco e está a ajudar-nos a conhecer a cidade nestes primeiros dias. Nosso tempo tem sido muito preenchido. Depois dos primeiros dias de adaptação e de conhecer Addis Abeba começámos o curso de Amárico. É bom perceber que, graças ao pequeno curso que fizemos na Polónia, já temos alguns conceitos básicos da língua e por isso não precisamos dedicar tempo ao alfabeto, podendo assim avançar mais rápido.

Conhecemos muitas pessoas interessantes e visitámos muitos lugares da capital. Entre outros, estivemos no centro para crianças de rua dirigido pelos Salesianos, assim como na casa Madre Teresa de Calcutá. Reunimo-nos com o cardeal, que nos abençoou. Também participámos na celebração de Timket (batismo de Jesus) que, na Etiópia, é uma celebração muito solene.

Ethiopia

Tobiasz e Adela, LMC na Etiópia