La dulce y confortadora alegría de evangelizar
2. La dulce y confortadora alegría de evangelizar
La alegría del encuentro con el Señor es la fuente de la misión, “porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve sentido a la vida ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?”.
Quien experimenta la liberación se vuelve más sensible ante las necesidades de los demás, quien quiere vivir en plenitud y dignidad se siente impulsado a reconocer al otro y buscar su bien. Quien disfruta más de la vida no es quien se cierra en sí mismo y piensa en su bien sino quien se apasiona en la misión de comunicar vida a los demás (cfr. Aparecida 360)
Esta es la misión: comprender y experimentar que “la vida se alcanza a medida que se la entrega para dar vida a los otros”.
No caben “caras de funeral” en la Iglesia porque todo evangelizar debería irradiar esa alegría de Cristo que el mismo ha recibido.
La misión reclama una entrega generosa pero no es una heróica tarea personal, es más bien ante todo y siempre obra de Dios. En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu”.
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- ¿Tu seguimiento de Jesús tiene el sabor de la alegría?
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