Dimensión social de la evangelización
Dimensión social de la evangelización
“Por tanto, en cuanto a la educación religiosa, usted siga haciendo como hasta ahora, y como es su deseo, porque yo conozco bien y profundamente su espíritu y su intención: formar elementos santos y capaces. Lo uno sin lo otro vale poco para el que sigue la carrera apostólica. El misionero y la misionera no pueden ir solos al paraíso. Solos irán al infierno. El misionero y la misionera deben ir al cielo acompañados de las almas salvadas. Y aunque ante todo han de ser santos, o sea, completamente ajenos al pecado y a la ofensa a Dios, y humildes, eso no basta: necesitan tener caridad, que es la que los hace capaces”. (S. Daniel Comboni carta al P José Sembianti, formador en Verona-Italia, el mes de abril de 1881).
...misioneros santos y capaces… para dar testimonio del evangelio de Jesucristo y para ayudar a trasformar el mundo ...hacia una mayor justicia, paz y fraternidad.
Motivación de fondo:
- Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano.
- Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana.
- Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide tener alguna duda acerca de su amor sin límites hacia todo ser humano.
- Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos.
Significa confesar que:
- Cada persona tiene una dignidad infinita.
- Cada persona ha sido elevada al corazón mismo de Dios.
- La acción del Espíritu penetra y transforma toda situación humana, todos los vínculos sociales, todo lo “humano”.
“Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana. La aceptación del anuncio del evangelio provoca una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar no solo el bien de uno, sino también el bien de los demás”. (178)
La palabra de Dios enseña que en el hermano está la prolongación de la encarnación, la presencia de Dios:
- Lo que hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños lo hicieron a mí (Mt 25,40).
- Con la medida con que midan se les medirá (Mt 7,2).
- No juzguen y no serán juzgados… (Lc 6,36-38) etc.
Si creemos y tratamos de vivir esto “la salida de sí hacia el hermano es una absoluta prioridad” porque salir hacia el hermano es salir hacia Dios.
Y así como la Iglesia es misionera por naturaleza, es también compasiva, caritativa, promotora social del bien común, por naturaleza. (179)
El Evangelio no propone sólo una relación personal con Dios, tampoco podemos conformarnos con “una caridad a la carta” = yo ayudo a algunos individuos necesitados y ya me siento tranquilo, el proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre, o sea forjar una sociedad caracterizada por la mayor fraternidad, justicia, paz, y dignidad para todos, posible. (180)
El anuncio del Evangelio toca todo aspecto de la vida y la transforma y nadie puede exigir a la Iglesia que relegue la experiencia religiosa a la intimidad secreta de las personas sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. “Una auténtica fe que nunca es cómoda e individual, siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto y amamos a la humanidad que lo habita con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades. La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos”. (183)