Laicos Misioneros Combonianos

III Encuentro Africano Anchilo 2017

LMC AnchiloSaludos desde Mozambique.

El 24 de julio hemos inaugurado el III Encuentro Continental Africano LMC en Anchilo, Mozambique.

Hemos venido de todo el continente para reunirnos como Familia Comboniana para discutir y colaborar en nuestra vocación misionera, nuestras experiencias y nuestras dificultades siguiendo los pasos de nuestro fundador San Daniel Comboni.

Pedimos sus oraciones al Espíritu Santo para que nos guíe en este tiempo de comunidad y reflexión.

LMC Anchilo

LMC África

El tiempo va pasando

Misionera en UgandaExactamente hace un año todavía estaba en Polonia, ahora estoy en St. Jude Children’s Home, pero no sólo ahí.

Desde mi regreso a Gulu no ha pasado un año todavía pero todo parece diferente de lo que era antes. Como todo el mundo piensa el regreso es más fácil: lugar familiar, gente, cultura. A pesar de esto, todavía estoy aprendiendo cosas nuevas. Esto también como resultado de los cambios en mi servicio misionero: no sólo estoy en el orfanato, sino también en la escuela que dirige la comunidad de Santa Mónica, en la prisión y también en la casa de nuestros chicos mayores.

El área de nuestro servicio misionero se ha ampliado considerablemente, no sólo el mío, sino también el de Asia y el de Carmen, cada una de nosotras ha encontrado nuevos lugares de compromiso que enriquecen nuestra comunidad en compartir y experimentar la misión.

Como he mencionado anteriormente, además de mis actividades diarias con niños en St. Jude (ayudando en clases de educación compensatoria, apoyo motivacional y trabajo de autoestima de los niños, alimentación y cuidado de los niños con discapacidades, actividades de tiempolibre y oración junto con las jóvenes), también me he involucrado en otros proyectos también.

Santa Mónica es un lugar administrado por una Comunidad de Hermanas. Tienen muchos proyectos y actividades diferentes como la Escuela de Alfabetización para Mujeres Adultas, la Escuela de Costura, la Clínica y el Jardín de Infancia. En este Kindergarten, dos veces por semana, tengo clases con niños que tienen dificultades de aprendizaje. Nuestras clases tienen lugar en el aula donde trato de mostrar al niño, en media hora (las clases se llevan a cabo individualmente), que él es capaz de escribir, contar o responder preguntas. Sin embargo, lo más importante es hacer que el niño se sienta aceptado y que alguien cree en él. Desafortunadamente, el mayor problema entre estos niños es que tienen la autoestima muy baja, son tímidos y no se sienten especiales. Vienen familias donde son muchos y todos son iguales y si son más lentos en aprender o escribir, significa que son peores, estúpidos.

El otro lugar donde voy es la prisión, donde ya he pasado dos semanas junto con un grupo de oración, celebrando la Misa o compartiendo el Evangelio con los prisioneros – hasta ahora este es el comienzo, así que todavía soy nueva en esto, pero estoy muy contenta de poder estar allí. Espero también ir con las mujeres presas, pero comenzaré después de Pascua.

La casa de los muchachos forma parte de St. Jude pero es una casa separada cerca de 2 kilómetros del orfanato. Los sábados por la tarde, voy allí a leer con ellos el evangelio del domingo siguiente, a hablar de sus problemas, a ayudarles con el estudio. Por ejemplo, tenemos un chico que está en la clase P.3 (Escuela Primaria) pero todavía tiene problemas para escribir su nombre, así como problemas de concentración o memorización – pero esto no es porque sea perezoso. Su dificultad para adquirir conocimientos es causada por que la madre del niño estuvo bebiendo alcohol durante el embarazo. Desafortunadamente el síndrome fetal alcohólico (FAS) y el SIDA (tienen medicamentos tan fuertes que sufren efectos secundarios) han tenido un gran impacto en su capacidad y funcionamiento en la vida diaria así como en la escuela.

El tiempo pasa muy rápido, cada día es muy parecido, pero los acontecimientos, las caras y otras situaciones son diferentes. Todo ello me enseña algo, principalmente sobre mí misma. Estoy agradecida a Dios por el don de esta vocación, a veces difícil pero con certeza llena de Su amor y poder. Porque ninguno de nosotros haría nada si no fuera Su voluntad.

Para este tiempo extraordinario de Semana Santa, deseo a todos nosotros momentos de silencio y desierto, que en nuestra tan organizada vida cotidiana encontremos tiempo para Él y en el Día de la Resurrección que nuestras almas estén llenas de Fe, Esperanza y Amor.

Misionera en Uganda

Ewa Maziarz, LMC polaca en Uganda

Tiempo de tristeza – tiempo de alegría

LMC UgandaLos últimos días pasaron entre estos dos sentimientos ambivalentes. Momentos de tristeza entremezclados con momentos de gran alegría, todo esto por nuestros hijos.
En el Día de Todas las Almas asistimos a la Misa que se celebró en el cementerio local, situado cerca de nuestra Catedral de San José en Gulu. Después de la Misa, fuimos con nuestros niños a orar en la tumba de nuestro pequeño Ángel, como solíamos llamar a Moisés, quien murió hace 6 meses. Después de la oración, cubrimos la tumba con flores que habíamos recogido del árbol que crece en el Hogar de Niños de St. Jude.
Aquí el Día de Todos los Santos es un día de gran alegría – en este día especial los niños reciben los sacramentos del bautismo, la Primera Comunión e incluso la Confirmación. La Misa en la Catedral es bastante larga, unas 4 o 5 horas, porque hay por ejemplo unos 150 niños para bautizar. De todos modos estamos en África, así que la duración de la Misa es normal, y lo bueno es que nuestra Catedral es grande y larga para que toda la gente pueda entrar. Después de recibir todos los sacramentos, todas las personas se reúnen en la iglesia, levantan la mano y las velas y gritan en voz alta para mostrar su felicidad. Al principio, me sorprendió mucho que este día, que en Polonia es un día tranquilo de reflexión y oración, aquí en Gulu es uno de los días más felices. Pero cuando durante la Confirmación cada candidato lee el nombre del Patrón, tienes la sensación de que Todos los Santos se reúnen en un solo lugar, una experiencia hermosa, inolvidable.
Los niños de nuestro orfanato recibieron los sacramentos del Bautismo y de la Primera Comunión el 28 de octubre, día de San Judas, patrón de nuestro orfanato. Los niños de ambas escuelas -Infantil y Primaria, todos los trabajadores, huérfanos y amigos de nuestro Orfanato nos reunimos bajo el gran árbol para celebrar la Misa. Siete de nuestros niños fueron bautizados y ocho niños recibieron por primera vez la Santa Comunión. Fue un día muy alegre para todos nosotros. Los niños que recibieron su Primera Comunión tenían diferentes edades, entre los 10 y los 16 años. Ninguno de ellos preguntó acerca de juguetes o súper regalos. Todos estuvieron bien preparados por nuestro catequista.
Volví a Uganda hace 5 meses- ya vivo con mi rutina, que es diferente de la que tenía hace dos años. Ahora, la mayor parte de mi tiempo lo paso con los niños. Por la mañana con los bebés y discapacitados, por la tarde con los niños de 1º, 2º, 3º de Primaria y los niños de la guardería. Pero muchas personas diferentes que vienen a nuestra casa rompen nuestra rutina diaria, por lo que estamos muy agradecidas. Algunos de ellos vienen por corto tiempo -como Peter- nuestro Laico Misionero Comboniano de Polonia o por más tiempo como David- laico misionero Comboniano de España, que vino por más de un mes. También reuniones con la Familia Comboniana, durante la fiesta del 10 de octubre – Fiesta de Comboni – o simplemente reuniones de improviso en la calle, en la ciudad o en la iglesia. Todas estas reuniones nos dan mucha alegría y gran energía positiva. Así que si alguien planea venir a Uganda por unos días o quizás por más tiempo, recuerde que nuestra casa está siempre abierta y son todos bienvenidos.
¡¡¡Saludos para todos !!!!
Ewa, LMC en Gulu (Uganda)

Algo termina, algo nuevo comienza…

EwaNuestros niños acaban de terminar su periodo de vacaciones. Que fue inusualmente largo – 3 meses. La razón de esto fue la elección del nuevo presidente de Uganda, que se realizó en 18 de febrero de 2016. Afortunadamente todo ha estado en calma, y ​​no hubo problemas mayores. En menos de 3 semanas estaré en Polonia de nuevo. Bueno, algo termina, algo nuevo comienza…

Durante la temporada de vacaciones, pasé más tiempo con los niños más pequeños, que tienen algunos problemas en la escuela. Era una especie de clases de recuperación. Después de la renovación, las clases que estaban en el comedor se han cambiado a la habitación de estudio 🙂 . Pasamos mucho tiempo allí, para aprender, pero también para divertirnos. Pintamos, creamos cosas de plastilina, coloreamos y recortamos – en Polonia es algo habitual, pero para mis niños en Uganda siempre es algo especial y nuevo. A pesar de trabajar en la administración, aquí también hago funciones entre el servicio de niñera y trabajadora social. Durante todo este tiempo que he estado aquí he ido descubriendo que este es el mejor lugar para mí, es increíble y sorprendente al mismo tiempo, porque nunca fue algo de lo que quería hacer. La misión enseña a obedecer y participar en los lugares donde es necesario, no en los lugares donde uno cree que debería estar. A veces nuestra imaginación no encaja con la realidad; nuestro punto de vista es diferente a la realidad y a las verdaderas necesidades del mundo. Descubrimos que nuestras verdaderas necesidades son – el tiempo, la oración y la más importante la apertura al Espíritu Santo. Necesitamos todas ellas para descubrir lo que Dios quiere de nosotros en este lugar en particular. No puedo decir que lo sé completamente, pero lo sigo buscando todo el tiempo. Estoy empezando a entender por qué fui enviada aquí. Ahora, cuando termina mi periodo misionero de 2 años, sé que voy a volver aquí, con mis niños, a St. Jude.

EwaSt. Jude es no sólo los niños, sino también las personas que trabajan aquí. Niñeras, cuidadoras- con las que paso mucho tiempo. Al comienzo de mi servicio misionero, estaba dedicada a la gestión de todos los empleados, lo cual era muy difícil, ya que era la persona más joven aquí, y debía convertirme en supervisora. Se suponía que debía comprobar y evaluar. No era una situación cómoda, porque llegué aquí para ayudar, no para controlar. Sin embargo, como he mencionado antes – la misión enseña humildad, y también te ayuda a comprender y entender la visión sobre una misma, tus conocimientos y comportamientos. Tengo que admitir que, a veces, las cosas más fáciles terminaron con un malentendido. La forma de ser, de hablar, los gestos fueron interpretados incorrectamente. Afortunadamente, hemos aprendido unos de otros con el tiempo.

La misión es también comunidad, muy extraordinaria en mi caso. Nos enviaron a lugar totalmente nuevo y creamos una comunidad en Gulu, como había en Matany, donde fue Danusia (otra LMC). Éramos cuatro, muchachas jóvenes sin experiencia – tres polacas y una española. Todo este tiempo rezando, hablando, descansando, pero también discutiendo y con malentendidos – ha sido precioso e intenso. Lo que siempre nos unió fue la misión, la gente, y sobre todo la oración. Cada una de nosotras es una imagen diferente de Dios, pero con la misma fe y con un gran corazón abierto.

En nombre de mi comunidad y de mí misma, me gustaría darles las gracias a todos ustedes, por cada pequeño gesto, postales, mensajes de correo electrónico. En nombre de mis niños, me gustaría dar las gracias por todo el apoyo financiero – gracias a él nuestros niños tienen nuevos uniformes, mejor comida, hemos sido capaces de examinar su salud y… coloreamos su mundo. Pero, sobre todo, me gustaría dar las gracias por cada oración, cada pensamiento sobre nosotras – sin vosotros, no estaríamos aquí.

Ewa

Ewa Maziarz, LMC

Ganarse la confianza y devolver la sonrisa

CLM Uganda (137)Mi primer periodo en misión en el Orfanato de St. Jude en Gulu está llegando a su fin. Mi contrato termina en marzo. Durante estos casi 2 años trabajé entre los Acholi. Mi primer deber es trabajar en la administración. Pero a veces trato de hacer algo con los niños en la tarde cuando yo no tengo que estar en la oficina. Me gustaría contarles sobre una chica increíble con la que yo trabajo, que me ha hecho pensar mucho y que me muestra todos los días lo que es lo más importante en la vida.
Jacqueline es una niña autista de 16 años de edad, que apareció en St. Jude hace pocos años. Anteriormente vivía con su abuela, pero como ella no tenía tiempo para ella, Jackline pasaba días con las cabras que estaban alrededor. Cuando llegó a nuestro centro ni siquiera podía caminar, así que esta habilidad se la han enseñado aquí. Además, debido a su “compañía” Jackline en vez de hablar producía (y, a veces todavía lo hace) algo así como el grito de una cabra. Después de trabajar con ella durante un semestre, la frecuencia de emisión de este horrible sonido se ha reducido, pero sigue apareciendo, especialmente cuando ella no está satisfecha, tiene hambre o algo le crea malestar.
Mi trabajo con Jackline es una bonita y extraordinaria aventura. Ya he aprendido mucho de ella. Es increíble cómo cada día puedo descubrir algo nuevo en ella, un nuevo rasgo de su carácter, las cosas que le gustan y las que no le gustan, su color favorito, su comida. El comienzo de mi trabajo con Jackline fue bastante difícil, porque ella no habla. Además el autismo está vinculado con algún grado de discapacidad (retraso mental). Así, al principio tuve que aprender todo, su respuesta, por qué se comporta de esta manera, lo que significaba ese sonido que hace tan notorio, lo que significan sus expresiones. Pero poco a poco, he descubierto muchas cosas y he aprendido mucho. Como he mencionado anteriormente todavía estoy aprendiendo y es lo más bonito de este trabajo. Pero esto no fue lo más importante al principio. Lo más importante fue ganarse su confianza. Para los niños con autismo es difícil confiar en alguien nuevo. Jackline inicialmente no quería ni siquiera agarrar mi mano, ella tenía miedo cuando le daba la mano y quería dar un paseo, incluso no quería sonreír. Fue un momento difícil porque no sabía cómo debía reaccionar, cómo reaccionar y qué camino seguir para hacer frente de alguna manera a este problema. Yo conocía uno: el amor a una niña es lo más importante, si se le da amor sincero a alguien, entonces la niña sentirá que te preocupas por ella y, finalmente, va a confiar. Y esto ha sido de hecho la mejor solución. Por supuesto las clases, la estimulación que recibía, pero el amor debe estar siempre por encima de todo. Y la mayor expresión de su confianza fue uno de sus gestos cuando estaba enferma. Un día que la estaba buscando con el fin de llevarla a clase y por accidente la encontré en nuestra pequeña “clínica”. Allí la encontré débil y triste. Estaba enferma. Lo primero que hacemos es la prueba de la malaria. Así que tuvimos que hacerlo. Y en su caso, la enfermera sabía que sería lo peor, porque no permite que nadie la toque. Pero cuando entré en la habitación y nuestra vista se cruzó vi en sus ojos la paz. Aunque ella no dice nada, sencillamente con la mirada y su comportamiento pudo expresar todo de una manera muy hermosa. La consulta terminó con éxito. Pero cuando fui a salir, Jackline de repente puso su cabeza en mis rodillas y decidió simplemente tumbarse. Sí, nos pasamos toda la tarde así, en silencio. Ella acostada en mi regazo y yo con gran alegría y emoción de corazón observándola. Esta fue para mí la experiencia más maravillosa y la mejor prueba de su confianza. Por supuesto todavía continúo con mi trabajo con Jackline, porque todavía hay mucho por hacer, pero poco a poco, espero que todavía siga creciendo.
Joanna Owanek, LMC