Laicos Misioneros Combonianos

Encuentro LMC en Granada y celebración del 150 aniversario de las Combonianas

LMC Granada

Tras bajar la incidencia por el número de casos de Covid volvimos a tener nuestro encuentro presencial en Granada los LMC del sur de España. Siempre respetando el uso de mascarillas y la ventilación en el interior pero con muchas ganas de volver a vernos y compartir.

Este fin de semana contamos también con la presencia de varios candidatos.

En estos casos dividimos el encuentro en varios momentos. En algunos estuvimos todos juntos en otros por separado para poder avanzar en las diferentes cosas que nos marcamos.

Comenzamos con un rato de oración donde ponernos en presencia del Señor, rezar por la realidad que nos rodea y agradecer por ella.

Durante la mañana del sábado estuvimos todos juntos compartiendo un tema sobre Espiritualidad comboniana (LMC, candidatos y algún padre comboniano). Fue un tiempo bonito donde pudimos compartir como nuestra espiritualidad marca nuestra vocación y muchas de nuestras experiencias vitales. Espiritualidad que es alimento y sustento en nuestras opciones y que nos mantiene en los momentos difíciles y en la toma de decisiones importantes.

En la tarde fuimos a celebrar junto con las hermanas combonianas el 150 aniversario de la fundación del instituto. Habían preparado un acto muy bonito donde 4 de ellas expusieron la importancia de la mujer y la misión desde varios puntos de vista. Fue bonito como, sin haberlo previsto previamente, hablaron de muchas de las cosas que habíamos comentado por la mañana iluminándolo con su experiencia de vida como religiosas misioneras combonianas.

Posteriormente fuimos a celebrar una eucaristía de acción de gracias en la parroquia donde están ellas por estos años y finalizamos la noche con un ágape fraterno.

El domingo además del rato de oración nos dividimos para trabajar en paralelo LMC y candidatos. Por un lado trabajar sobre los compromisos futuros y hacer revisión de vida como comunidad y por otro lado los candidatos contaron con el testimonio misionero de Carmen Aranda en Uganda.

Finalizamos con diferentes asuntos, entre otros el de la campaña sobre nuestra apertura de misiones en Kenia y Mozambique y los próximos encuentros.

Un fin de semana muy bien aprovechado y bonito.

Alberto, LMC España

Os dejamos aquí el video que las hermanas combonianas pusieron al inicio de su charla que explica muy bien estos años del instituto y la ilusión por seguir caminando al servicio de la misión.

De lo que rebosa el corazón habla la boca

sermon

Un comentario a Lc 6, 39-45 (VIII Domingo ordinario, 27 de febrero del 2022)

Seguimos leyendo hoy, último domingo ordinario antes de empezar la Cuaresma, el sermón de la llanura con el que Lucas nos transmite la propuesta central de Jesús. En los versículos de hoy se nos recuerdan  algunos dichos de Jesús, que se centran en tres parábolas concatenadas entre sí:

  1. La ceguera del falso guía. Si tú estás ciego, es decir, si careces de sabiduría, si no sabes conducir tu propia vida, ¿cómo puedes pretender guiar a otros? Cierto que Jesús sabe bien que todos somos un poco ciegos y todos nos ayudamos unos a otros a encontrar el camino de la vida, a pesar de nuestras carencias. Pero lo que Jesús nos dice es que no seamos hipócritas, que no intentemos aparecer como más santos de lo que somos, que aceptemos  nuestra propia debilidad y caminemos juntos en ayuda mutua; que busquemos ser discípulos antes de pretender ser maestros.
  2. La astilla y la viga: Siguiendo con el símil del ojo, Jesús da un paso más y se pregunta qué me impide ver y dice que a veces el impedimento que hay en mí puede ser mayor (una viga) que el del prójimo (una astilla). El dicho es un llamado claro a ser conscientes de nuestros propios fallos antes de insistir en los de los demás. Si soy consciente de mis propios pecados o defectos, seguramente seré más comprensivo con los de los demás.
  3. El árbol y los frutos: Avanzando en la reflexión, Jesús pone otra comparación muy elocuente: El árbol se conoce por sus frutos. La aplicación es también muy evidente: al ser humano se le conoce por las obras que hace, porque, dice Jesús, “de lo que rebosa el corazón habla la boca”.

Los tres dichos, encadenados entre sí, nos invitan a cultivar nuestro corazón, es decir, nuestra identidad más profunda, nuestra identidad de hijos amados por el Padre y de hermanos que respetan profundamente a los demás hijos de Dios. Si cultivamos eso en nuestro interior, seguramente nuestras palabras y acciones serán como frutos buenos para nosotros mismos y para los demás. Serán frutos de respeto, alegría, benevolencia, perdón, fraternidad, ayuda, comprensión…  Pero si en el interior cultivamos desconfianza, desprecio, odio, falta de fe… las palabras y las obras que salgan de nosotros serán malas para nosotros mismos y para los demás.

P. Antonio Villarino

Bogotá

“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer”

comida

Comentario a Lc 6, 27-38 (VII Domingo ordinario, 20 de febrero de 2021)

El mejor comentario a este pasaje de Lucas puede ser una famosa frase atribuida a S. Juan de la Cruz:

“Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”.  

De eso se trata, de sembrar amor para que el amor crezca en nosotros y en el mundo que habitamos.

La Carta a los Romanos nos ayuda a comprender el alcance de esta enseñanza suprema de Jesús:

“A nadie devuelvan mal por mal; procuren hacer el bien a todos. Hagan lo posible, en cuanto de ustedes dependa, por vivir en paz con todos… No se dejen vencer por el mal, venzan el mal con la fuerza del bien” (12, 17-21).

El autor de dicha Carta cita también un proverbio:

“Si tu enemigo tiene hambre, dale comer; si tiene sed, dale de beber” (Prov 25, 21).

No hay que mirar esta enseñanza de Jesús como una “obligación” costosa y casi imposible, casi como si Jesús quisiera hacernos la vida difícil. No. Lo que Jesús quiere es mostrarnos el camino de la verdadera felicidad, ensanchando el corazón, siendo creativos y rompiendo la cadena del mal. Si a un ojo golpeado, respondemos con el golpeo de otro ojo, quedaremos satisfechos por la venganza conseguida, pero no quedaremos mejor sino peor, incrementando el mal, en vez de superarlo. Sin embargo, si uno tiene la valentía y la fe para perdonar y mirar adelante, en vez de revolverse en el pasado, está creando algo nuevo, está dándose la oportunidad de que la misericordia se imponga y el amor triunfe, para alegría propia y ajena.

Frecuentemente nosotros nos enzarzamos en una serie de reacciones en cadena: Me insultó, yo le insulto a mi vez; me trató con desdén, yo le contesto con la misma moneda; me hirió, yo trato de hacerle una herida más dolorosa; me gritó, yo alzo más la voz….

Sin embargo, si uno tiene el coraje de olvidar la ofensa, confía en el amor gratuito de su Señor y, fiado en su palabra, mira adelante, su corazón se serena y se hace capaz de crear algo nuevo, algo mejor.

“Así como Dios es misericordioso, los que nos llamamos seguidores de Cristo debemos actuar con misericordia hacia los que nos rodean. Este es el corazón de la vida cristiana: darnos a nosotros mismos para que los demás mejoren. El mundo no vive así y el reino de Satanás no practica la misericordia. Pero los que pertenecen al reino de Dios se esfuerzan por vivir de acuerdo con la enseñanza de Cristo: Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros” (Jn 13,34)”. (Comentario bíblico internacional).

Naturalmente sólo el Espíritu de Dios puede hacernos comprender bien esta enseñanza sublime. Tampoco se trata de vivir eso en plenitud desde el principio. Se trata más bien de un camino que se emprende, un estilo que se adopta, una meta que se acepta y que marca nuestra vida. Cada día, cada herida, cada avance… es un paso hacia esa madurez del amor cristiano.

P. Antonio Villarino

Bogotá